miércoles, 20 de junio de 2012

Tentaciones y obligaciones


La mejor manera de resistir una tentación es caer en ella (Oscar Wilde).


Dicen que cada uno de nosotros tenemos un ángel y un demonio sobre  nuestros hombros, que nos van aconsejando como actuar. Lógico es de suponer la tendencia de estos asesoramientos. El ángel nos hablará de bondad, de solidaridad, de ir siempre acorde al bien de prójimo. Mientras, el diablillo nos impulsará a actuar a través de nuestras pasiones, incluso las más bajas, instándonos a convertirnos en el centro de nuestro mundo, convirtiendo el "ande yo caliente" en el tag-line de nuestra vida.
Y en este tira y afloja por encontrar el equilibrio entre el bien y el mal, parece debatirse nuestra existencia.A  lo largo de la Historia, los seres humanos, hemos querido representar esta dicotomía del bien y el mal, en la que se debate el ser humano de muy distintas formas. No ha habido ninguna civilización que no haya representado la bondad, protegida por la conciencia,  y la maldad, envuelta en las tentaciones,  en dioses, espíritus o encarnaciones. Incluso en las religiones o filosofías orientales establecen el famoso Yin-Yan.

Todos recordamos escenas, por ejemplo en los dibujos animados,  en las que el pequeño ángel insta a abandonar la mala acción con un "no lo hagas, no lo hagas" mientras que demonio empuja con un "hazlo, hazlo, que no pasará nada".

Al final, ¿de qué estamos hablando?. De mantener la balanza horizontal entre lo que quiero y lo que debo, obligación o devoción.

Decía Rousseau que el hombre, el ser humano, es bueno por naturaleza. Puede ser, quizá si nos dejaran criarnos como Mowgli, en la selva o en el bosque , no desarrollaríamos  ciertas actitudes "responsables" pero que también hacen crecer en nosotros la envidia, el recelo, la ambición, y simplemente nos guiaríamos las leyes de la naturaleza: nacer, crecer, reproducirnos y morir.


No sé. Tal vez tenga que ser así, y debamos de enfrentarnos diariamente a ese combate entre lo que nos apetece y las obligaciones....¿O dejarnos llevar y simplemente ser felices?

En este momento empieza a lucir el sol, y el diablillo que tengo en mi hombro izquierdo me invita a salir a pasear y me dice que a vivir que son dos días, mientras que el angelito responsable, sentadito en mi hombro derecho, con cara de no haber roto un plato,  me susurra que debo cumplir con el trabajo pendiente....¡Ufff!

Sed felices



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