Uno de los episodios más conocidos de la mitología griega y reproducido hasta la saciedad por el Arte es el del rapto de Europa. Una muchacha fenicia de la que se enamora Zeus, y es arrebatada por éste transformado en toro blanco y llevada a la isla de Creta.
Como ya sabéis, mis queridos lectores, gusto de hacer analogías con situaciones pasada y presentes o actuales y de ficción, y este episodio legendario me lleva a reflexionar sobre lo ocurrido ayer, intentando imaginar que fue un rescate de la Europa raptada por los malditos mercados.
En primer lugar debo apuntar que el resultado no me sorprendió en absoluto. Como se suele decir, aquellos barros trajeron estos lodos. Tras siete interminables años de crisis (curiosa cifra bíblica) los ciudadanos están más que hartos y ayer, en la primera opotunidad que tuvieron de clamar de una manera democrática lo hicieron, culpando a los dos bloques que durante años han liderado las políticas europeas: a los socialistas y conservadores. El voto depositado ayer en las urnas también ha abierto la puerta a pequeños partidos que con mensajes más ilusionantes han hecho pensar que las cosas se pueden hacer de otra manera. Pero ¿eso es cierto?
Sería muy exhaustivo, y este no es el escenario, hacer análisis pormenorizado de la situación de todos los partidos; seguro que hoy invaden los medios de comunicación y, además, por mentes más sesudas que la mía. Pero sí quiero comentar tres datos que me llaman poderosamente la atención.
El primero de ellos es el del claro ganador moral de estas elecciones en España: Podemos. Sorprende que en solo cuatro meses haya conseguido este resultado, sorprende. Bueno, habida cuenta de que era un mediático tertuliano de la Sexta y que llevaba vendiendo (en el mejor sentido de la palabra) su mensaje desde hace más de un año, lo de lo escueto del tiempo no es tan exacto. Por otra parte, me parece curioso que en la papeleta de votación no apareciera ningún logo, sino la cara de su líder, Pablo Iglesias, quien con su pelo largo y barba daba un poco la imagen de un estampa religiosa. No es nada habitual, por no decir que es la primera vez que lo veo, que un partido personalice tanto en un solo miembro su mensaje... Porque ¿quién forma, además de él, parte de esa candidatura que garantice su programa? Ójala que ese mensaje tan de Obama, We can, cuaje, lo digo sinceramente, porque ya no se trata de decir, y decir muy bien. Ahora hay que llevarlo a cabo, y cuando se llega tan alto en tan poco tiempo... El Parlamento europeo no es una tertulia de la Sexta.
Otro caso es el del Frente popular francés. Tal vez el caso opuesto, pero con la similitud de prometer al ciudadano el protagonismo radical en el otro lado, exhacerbando un sentimiento racista, homófobo y fascista.
Y para terminar, solo comentar que, no nos olvidemos, estas elecciones las ha ganado el Partido Popular, el de los recortes, el de la Ley Gallardón, el de las mujeres intelectualmente inferiores, el de la pérdida de empleo.... Y todas las patadas en el culo de PSOE, que sigue sin enterarse de que han de comenzar los cambios ya.
La derecha férrea y la izquierda un reino de taifas.
Sed felices.
Fotografía: El rapto de Europa de Tiziano.
Como ya sabéis, mis queridos lectores, gusto de hacer analogías con situaciones pasada y presentes o actuales y de ficción, y este episodio legendario me lleva a reflexionar sobre lo ocurrido ayer, intentando imaginar que fue un rescate de la Europa raptada por los malditos mercados.
En primer lugar debo apuntar que el resultado no me sorprendió en absoluto. Como se suele decir, aquellos barros trajeron estos lodos. Tras siete interminables años de crisis (curiosa cifra bíblica) los ciudadanos están más que hartos y ayer, en la primera opotunidad que tuvieron de clamar de una manera democrática lo hicieron, culpando a los dos bloques que durante años han liderado las políticas europeas: a los socialistas y conservadores. El voto depositado ayer en las urnas también ha abierto la puerta a pequeños partidos que con mensajes más ilusionantes han hecho pensar que las cosas se pueden hacer de otra manera. Pero ¿eso es cierto?
Sería muy exhaustivo, y este no es el escenario, hacer análisis pormenorizado de la situación de todos los partidos; seguro que hoy invaden los medios de comunicación y, además, por mentes más sesudas que la mía. Pero sí quiero comentar tres datos que me llaman poderosamente la atención.
El primero de ellos es el del claro ganador moral de estas elecciones en España: Podemos. Sorprende que en solo cuatro meses haya conseguido este resultado, sorprende. Bueno, habida cuenta de que era un mediático tertuliano de la Sexta y que llevaba vendiendo (en el mejor sentido de la palabra) su mensaje desde hace más de un año, lo de lo escueto del tiempo no es tan exacto. Por otra parte, me parece curioso que en la papeleta de votación no apareciera ningún logo, sino la cara de su líder, Pablo Iglesias, quien con su pelo largo y barba daba un poco la imagen de un estampa religiosa. No es nada habitual, por no decir que es la primera vez que lo veo, que un partido personalice tanto en un solo miembro su mensaje... Porque ¿quién forma, además de él, parte de esa candidatura que garantice su programa? Ójala que ese mensaje tan de Obama, We can, cuaje, lo digo sinceramente, porque ya no se trata de decir, y decir muy bien. Ahora hay que llevarlo a cabo, y cuando se llega tan alto en tan poco tiempo... El Parlamento europeo no es una tertulia de la Sexta.
Otro caso es el del Frente popular francés. Tal vez el caso opuesto, pero con la similitud de prometer al ciudadano el protagonismo radical en el otro lado, exhacerbando un sentimiento racista, homófobo y fascista.
Y para terminar, solo comentar que, no nos olvidemos, estas elecciones las ha ganado el Partido Popular, el de los recortes, el de la Ley Gallardón, el de las mujeres intelectualmente inferiores, el de la pérdida de empleo.... Y todas las patadas en el culo de PSOE, que sigue sin enterarse de que han de comenzar los cambios ya.
La derecha férrea y la izquierda un reino de taifas.
Sed felices.
Fotografía: El rapto de Europa de Tiziano.