domingo, 30 de octubre de 2011

Camping cinematográfico


Que los espectadores comamos en el cine no es nada particular. De hecho parece ser que se factura más por las palomitas, nachos y bebidas que por la exhibición de la propia película. Pero que alguien se monte un catering durante la proyección es algo intolerable.
Pues bien, eso fue lo que se les ocurrió hacer a mis vecinos de butaca , durante la sesión de ayer en la que tuve la desgracia de acudir. ¡Qué exagerada! Se podría pensar. Seguro que simplemente hacían ruidillo al desenvolver un sandwich o al abrir una bolsita de patatas o al mover el vaso de la bebida....¡No! A parte de meterse entre pecho y espalda un cubo de palomitas en el que se podría practicar submarinismo dada su profundidad, de repente, él se agacha y saca de debajo del asiento una bolsa de papel de estraza, que sonaba igual que una pandereta. Yo miraba de reojoestupefacta y por supuesto sin oir nada, apabullados los diálogos por el ruido del papel.y..... ¡Alucinante! Saca una caja de hojaldres crujentes, con su tapa y todo... Ruido al abrir la caja, ruido al masticar el muy cerdo y, para remate, ruido porque se chupaba los dedos cada vez que se comía uno. En total fueron unos cinco los que oí saborear con deleite mientras mi indignación iba en aumento.
De nada sirvieron mis giros de cabeza, ya descarados, mis carraspeos e incluso mis comentarios irascibles. Durante toda la película siguieron comiendo.
Al encenderse las luces oigo, para remate, que el impresentable le pregunta a su compañera la opinión de la película y ésta, todavía con la migajas cubriéndole el escote le contesta que había sido un aburrimiento.... Y tan felices se fueron, con su bolsa repleta de los restos del camping cinematográfico con el que se habían regalado, con las barrigas llenas y el cerebro vacío.
La película en cuestión cuenta la crisis de una agencia de valores las veinticuatro horas antes de la explosión de los mercados . Semejante tema para unos cerebros engrasados de palomitas, pastelitos y nachos.... Y luego dicen que no hay crímenes justificados...

Sed felices

viernes, 28 de octubre de 2011

La flor del recuerdo


Jamás me impresionaron los cementerios. Quizá porque desde muy niña acompañaba a mi abuelo el primero de noviembre a llevar flores a nuestros difuntos. Para mi era un día festivo, con las avenidas del camposanto llenas de gente. En mi retina quedaban impresos los colores de los claveles, los crisantemos y las rosas, que en ramos o en coronas cubrían las sepulturas, recién fregadas y limpias, bajo el sol de otoño.
Recuerdo una flor de color morado, que mi abuelo llamaba "moco de pavo", nombre que a mí siempre me hacía reír. Con ella y unos crisantemos blancos formaba con gran habilidad una cruz de flores que atravesaba la sepultura de mis bisabuelos y que causaba admiración. Yo le ayudaba separando las flores y dándoselas una a una. Pero siempre me quedaba con un crisantemo . Era para una sepultura aneja a la de mi familia, sin nombre y con una cruz de hierro desvencijada. Me daba mucha pena pensar que nadie le llevaba flores y tenía el convencimiento, en mis pocos años, que mi flor consolaba a quien o quienes dormían bajo ella y que no recibían nada más que mi pequeño homenaje....
Han pasado muchos años y ya no he vuelto a ir al cementerio, pero esa sensación de pena por la soledad de los muertos me ha hecho seguir pensando que la verdadera muerte es el olvido. Por eso siempre tengo la flor de mi recuerdo para quienes se fueron.
Sed felices

miércoles, 26 de octubre de 2011

Decisiones de esparadrapo


Tomar decisiones nunca es fácil. En cambio es una de las acciones más habituales a la que nos enfrentamos en nuestra vida diaria. Desde las más simples, como qué ropa me pongo, hasta las más complicadas, que tienen que ver con los negocios o los sentimientos.
Dicha dificultad viene dada por un elemento primordial: la incertidumbre, esa sensación de no conocer de antemano las consecuencias que nuestra opción final va a tener. Es francamente inquietante y llega a veces a nublar nuestra capacidad de ponderar cuál es la alternativa más positiva.
Por eso, cuando llega el momento de decidir, sobre todo ante cuestiones que no admiten dilación y que de no solucionarlas cada vez se vuelven más complicadas, no existen más que las decisiones que yo llamo de esparadrapo. Se toman como arrancamos esa tira pegajosa: de un tirón. Es verdad que en principio puede doler e incluso dejar rojeces en nuestro ánimo, pero sin lugar a dudas será mejor que ir a tironcitos, poco a poco, prolongando el escozor.

Sed felices

lunes, 24 de octubre de 2011

Podría contaros....


Escribo esta entrada en un paréntesis en el trabajo, en lunes y después de un fin de semana un poco peculiar.
Podría contaros que por fin llueve, a pesar de los agoreros que ya clamaban por la enésima sequía, o hablaros del frío, que como siempre en Madrid, se nos echa de golpe y porrazo. También de como el viento agita las ramas de los árboles que veo desde la ventana de mi despacho, ya más tintados de amarillo que de verde, mientras su gran estatura se recorta sobre un cielo gris plomizo, que refleja una luz pálida. O que mis gatos ya se acurrucan cerca de los radiadores, buscando el calor.
Pero todo ello no es más que el devenir cotidiano de un día de otoño, de un día del mes de octubre que da la bienvenida ya a noviembre, y no cabe más asombro, ni tampoco menos, por todo lo descrito que el saber que el tiempo transcurre en su orden correcto, las estaciones se suceden y que yo, un año más, veré caer las hojas desde mi ventana, y las veré nacer en primavera y lucir otra vez en todo su esplendor, en el ciclo maravilloso de la vida.
Y os lo contaré....

Sed felices


sábado, 22 de octubre de 2011

Virus.... (¡qué malita estoy!)


Están en nuestro derredor, en nuestras manos, en nuestra boca, en el aire que respiramos. Son como francotiradores que esperan el momento más idóneo para encontrar cualquier oportunidad: un estornudo, un apretón de manos, un beso, y entrar en nuestro cuerpo, en el que se replicarán a la velocidad del rayo, con la intención de doblegarnos. Y en breves horas nos veremos poseídos por ellos, como si de los diablos de Belcebú se trataran. Algunos son conocidos, y nuestros leucocitos, caballeros de alba armadura, que defienden nuestro organismo, los reconocen, y rápidamente atacan hasta machacarlos. Pero lo hay más retorcidos, que engañan y se disfrazan para no ser reconocidos: las mutaciones, que hacen que nuestras defensas tengan que luchar hasta la extenuación.
Esta noche, con nocturnidad y alevosía he sufrido el ataque de uno de estos invisibles seres, el de la gastroenteritis, que me ha mantenido durante horas humillada, de rodillas y con la cabeza en el inodoro.
En fin, que aquí me tenéis, rodeada de mantitas, agua de limón, y desconsuelo. Menos mal que no hay mal que cien años dure.....
Sed felices

jueves, 20 de octubre de 2011

Punto de no retorno


Parece ser que en aviación el punto de no retorno se refiere al momento en el que piloto no tiene más remedio que continuar con el despegue, ya que se esfuma la posibilidad de frenar, al no haber ya suficiente pista para la velocidad existente.
Tanto en la vida como en los negocios también puede aparecer esta circunstancia, en la que ya no hay posibilidad de arrepentimiento ni de marcha atrás. O se tira para arriba o el riesgo de acabar destrozado es grande.
Pero para llegar a ese punto se ha tenido que recorrer pista, camino y calcular si se tiene la fuerza suficiente, lo mismo que un avión, cuyo piloto habrá valorado condiciones atmosféricas, combustible, potencia del motor....En la empresa o en la vida, aunque una pequeña parte del éxito se basa en la oportunidad o la suerte, es el cálculo del riesgo y de nuestras fuerzas las que nos hacen conseguir el objetivo.
Si no se está seguro de poder despegar, mejor volvamos al hangar, revisemos nuestro motor y seguro que podremos en otra ocasión elevar el vuelo con la seguridad del éxito.

martes, 18 de octubre de 2011

Pantys y tacones


Parece que el otoño va tomando carta de identidad. Cuando el frío comience a ganar las calles empezaremos a tener que cubrirnos las piernas, bien con pantalones, bien con los clásicos pantys. Hoy me he comprado dos pares de éstos últimos , negros y beis.
Recuerdo la primera vez que mi madre se los puso. Atrás quedaban las medias y su incomodidad de llevarlas, con los clásicos enganches. También me vienen a la cabeza primeros que tuve, ya adolescente, de color marfil, tan finos y suaves, tan distintos a los leotardos de lana, gruesos y que picaban.
Me gusta la combinación de los pantys y los tacones. Me parece imprescindible para muchas ocasiones , y sin lugar a dudas, hacen las piernas muy atractivas, si se sabe elegir bien. Sólo hay algo que me crispa. Las famosas carreras, que se producen en el momento más inconveniente: cuando vas a una cena importante, a una boda, a una reunión de negocios. Y esta irritación sube de manera desmedida cuando alguién, creyendo que te hace un favor, y siendo imposible remediarlo, te dice de manera amable:
- ¿No te has dado cuenta? Te has hecho una carrera.
Recomiendo, por ello, un par de emergencia en el bolso. Una carrera en las medias puede destrozar el ánimo de la más pintada
Hoy me apetecía hacer una entrada, algo más frívola de lo habitual, sobre una prenda que me acompañará los próximos meses, seguro. Mis piernas iniciarán en breve su hibernación, ocultas tras la piel suave de los pantys que las guardarán del frío, pero sin perder, en mi opinión, elegancia cuando les acompañen unos tacones.

Sed felices

domingo, 16 de octubre de 2011

Equilibrios


Sobre la mesa estaba la lista con los pros y los contras. Era un sistema que siempre había utilizado para tomar decisiones, pues le parecía justo y ponderado. Lo más parecido a un balance contable. Cuando la fila de los pros lanzaba el resultado más positivo, la decisión era fácil. Si por el contrario, era la lista de inconvenientes la que arrojaba un número más abultado, desestimaba la opción. De esa manera, tomar el camino más conveniente era sencillo.
Pero aquel día fue distinto. Sus ojos miraban las dos listas, repasando una y otra vez las razones, los argumentos en una y en otra. Su mente racional por primera vez chocaba con sus sentimientos. Una decía que no había ninguna otra posibilidad lógica de decidir que la que mostraba el papel. Pero sus sentimientos se negaban a aceptarlo.
Siempre había entendido que la vida era una cuestión de equilibrios, como en una balanza. Si un platillo caía respecto al otro era porque su contenido había dejado de tener peso frente a lo demás.
Entonces, ¿Por qué esta vez se negaba a aceptarlo?
Sus ojos quedaron fijos en el papel durante un tiempo que le pareció interminable mientras un montón de imágenes y sensaciones se agolpaban en su cabeza. Luego, lentamente suspiró, lo cogió, lo volvió a leer despacio, muy despacio y después tachó una de las listas.

Sed felices

viernes, 14 de octubre de 2011

Pues que se ponga el muerto...


Desde hace días intentamos dar de baja el teléfono de casa de mis padres. La señorita, o mejor dicho las señoritas(bueno, también ha habido algún "señorito") que atienden a los clientes , pues han sido varias por las que hemos pasado en nuestro peregrinaje, insisten que la baja debe de pedirla el titular.
- Qué más quisiera yo- les he respondido en todas ocasiones con voz compungida- pero resulta que mi padre falleció en junio.
- Pues entonces que mande un fax- me contesta automáticamente la señorita de marras.
- ¿Perdón?-balbuceo sin que me quepa el asombro.
- Le digo- me vuelve a responder con la misma paciencia con que se habla a un niño o a un idiota- que si no puede hablar con nosotros, que mande un fax, con el DNI, a mano y diciendo las razones por las que desea la baja....
- Pero, pero....no les estoy diciendo que ha muerto!!- acierto a decir una vez que salgo de mi perplejidad.
- Si, yo la comprendo, pero es necesario que el titular....- No escucho más y cuelgo.
¿Quién se ha vuelto loco? ¿En que momento la circunstancia de estar muerto no es una excusa suficiente para no poder llamar por teléfono o mandar un fax?
En fin. Me voy a comprar un tablero OUIJA, invocaré el espíritu de mi padre y volveré a intentar tramitar la baja.

Sed felices.

miércoles, 12 de octubre de 2011

"El perro del hortelano....


....que ni come berzas ni las deja comer a su amo...."
Este dicho célebre, algunos autores dicen que refrán sefardí, retrata el comportamiento de algunos que, para mi desgracia, se han cruzado últimamente en mi camino.
No hay comportamiento, en mi opinión, más mezquino. Porque no es el afán de aconsejar lo que conduce a estos individuos, sino un sentimiento subyacente de critica destructiva y sobre todo de frustración, un " si no es para mí, no es para nadie".
Y lo peor es que ni siquiera ellos son felices. Su amargura le consume ante la impotencia de conseguir lo que quieren, y de rechazo amargan la vida a los demás, corroídos por la envidia de no poseer, de no poder alcanzar aquello que otro tiene, y que, a pesar de su mediocridad, creen ser merecedores. Y entonces, sin que medie más que ese objetivo de que a mi me saquen un ojo para que a ti te saquen los dos, se dedican a machacar, a marear, a socavar, hasta producir el más absoluto agotamiento.
Pero esto no es fruto de hoy en día, sino consustancial a algunos seres humanos desde los albores de los tiempos. Ya lo retrató de manera inmejorable Lope de Vega en su comedia homónima:

"....luego que tratamos de esto,
si cuando ve que me enfrío
se abrasa de vivo fuego,
y cuando ve que me abraso,
se hiela de puro hielo?
Dejárame con Marcela.
Mas viénele bien el cuento
del Perro del Hortelano."

Sed felices

lunes, 10 de octubre de 2011

El dedo y la luna


Dice un aforismo: "Sólo a un tonto le señalas con el dedo la luna y mira el dedo".
La primera vez que lo oí necesité unos momentos para reflexionar, tras los cuales me dí cuenta de lo acertado de la afirmación.
Hay quienes se quedan siempre en la anécdota, en el ras de las cosas, huyendo de encontrar más allá razones o consecuencias. Son aquellos que si te ven triste te dicen: "Venga, no estés así, mujer", sin preocuparse por las causas que te han llevado a ese estado de ánimo.
Aún temiendo ser criticada por mis amigos, y habiendo excepciones, suele ser una reacción más masculina que femenina, quizá porque las mujeres necesitamos llegar más al fondo del asunto, aún a riesgo de complicarlo.
No dejo de reconocer que a veces es admirable la capacidad de algunos de quedarse en la superficie de las cosas, sin tener necesidad de saber, de conocer o de intentar comprender. Y para remate, últimamente encuentro a muchos que no ven ni el dedo, !!Cómo para ver la Luna!!

sábado, 8 de octubre de 2011

Cualquier parecido con la realidad....( sólo es un cuento)


Érase que se era un Consejo de gobierno que se enfrentaba a la dura tarea de cuadrar los Presupuestos. La crisis económica había convertido las hasta entonces boyantes arcas, en exiguos cajoncillos medio vacíos.
Los doce miembros, personas a las que se suponían inteligentes y capaces y sobre todo responsables, se sentaron con cara de circunstancia alrededor de su presidenta con el encargo de recortar los gastos.
Sobre la mesa estaba la pregunta: ¿de dónde?.
Las voces se alzaron una a una.
-De propaganda no se puede recortar, debemos mantener nuestra imagen ante la ciudadanía.
-De servicios e infraestructuras tampoco. Nuestros amigos, aquellos a quienes les hemos dado las concesiones, dependen de nuestro dinero.
- Ya hemos recortado en políticas de empleo, en sanidad....
La voz de la presidenta se oyó sobre los comentarios de sus consejeros, con ese deje entre dicharachero y autoritario que la caracterizaba:
- A ver, majetes. Yo lo tengo claro. Después de dos legislaturas haciendo de nuestra capa un sayo con los presupuestos en educación y los conciertos, si metemos un tijeretazo a la educación pública, no creo que tenga mayores consecuencias. Hemos vuelto a ganar por mayoría absoluta y eso nos legitima. Además, si se quejan, con decir que los profesores son unos privilegiados, les callamos la boca....
Los doce consejeros miraron a su lideresa con admiración. ¡Como había dado en clavo!. ¡Qué importaba recortar en la educación pública! Hicieran lo que hicieran, saldrían de rositas, como siempre. Las elecciones así lo habían reafirmado.
Salieron uno a uno de la sala, quedando a solas la presidenta y la consejera de Educación. Sólo cruzaron dos palabras:
-¿Cuántos?
- Tres mil.
Y ambas sonrieron..
Colorín colorado, todavía este cuento no ha acabado.

Sed felices

jueves, 6 de octubre de 2011

Bolsos


El móvil suena insistente. Abro el bolso y echo la mano al lugar donde lo suelo poner. ¡M...! Ahí no está. En su lugar encuentro dos bolígrafos, uno del banco y otro de una empresa que no reconozco, junto a un lápiz de labios color fresa que hacía meses buscaba. El ring, ring machaca mis oídos mientras mis dedos rebuscan nerviosos. En qué hora se me ocurriría comprarme un bolso tan grande. Toco la funda de dos pares de gafas, las de sol, que por cierto me quedan monísimas de la muerte y las de ver de cerca, pena de presbicia. Y nada. Parece mentira. Me paro en medio de la acera y determino apoyarme en el capó de un coche para buscarlo mejor. En ese momento el teléfono calla. Ha saltado el buzón de voz. No obstante, la curiosidad de saber quien me ha llamado hace que persista en mi búsqueda. Saco la agenda, un paquete de pañuelos de papel, las susodichas fundas de gafas, dos cartas del banco, las llaves del coche, las de mi casa y las de casa de mi madre, el monedero, los dos bolígrafos, un cepillito de pelo, que nunca sabe una cuando tiene que atusarse, el pintalabios fresa y otro de color pálido que he cogido esta mañana para repasarme si me hace falta, y una pasmina, que ya refresca por las mañanas....y por fin, en uno de los pliegues, aparece el dichoso móvil. Inicio el proceso contrario, de reubicar todo otra vez en el interior. Acabado de recolocar todo, miro de quien es la llamada perdida, al mismo tiempo que suelto un improperio. Mi compañía telefónica me informa que tengo mil minutos de llamadas gratis.....

Sed felices.

martes, 4 de octubre de 2011

¡Cuidado con lo que subes a Facebook !


¿Sabemos quién nos lee cuando hacemos las entradas en Facebook? ¿Es posible que cuando contamos que nos vamos a Mercadona, los rateros, especialistas en moverse en las redes sociales y captar mensajes de ilusos e ignorantes internautas estén esperando la ocasión para asaltar nuestra casa? ¿O existirán bandas de secuestradores que nos acecharán en los aeropuertos cuando comunicamos que vamos a coger tal o cual vuelo?.
Bromas a parte, no cabe duda que las entradas que aparecen en los perfiles de Facebook son variopintaa y airean parte de nuestra intimidad.
Desde los que te cuentan pormenorizadamente cada detalle de su vida privada: lo que comen, cuando se duchan o que marca de dentífrico usan y los platos que cocinan, hasta aquellos cuyo pudor les lleva a comentar sólo detalles de su vida pública o profesional, y que les produce rubor la falta de vergüenza de algunos "facebookeros".
Seamos sinceros, para estar en las redes sociales hay que tener un puntillo de exhibicionismo. Tan expuesto es contar que te has hecho las ingles brasileñas, como colocar un link de tu web personal en la que cuentas tu vida y milagros, con fotos de acompañamiento del día de tu comunión o de adolescente de los setenta.
Pero al fin y al cabo, eso es lo que tiene gracia ¿no?.
Sed felices.

domingo, 2 de octubre de 2011

Otros ojos


Se había acostumbrado a mirarse en esos ojos claros, de pestañas doradas, mansos y tiernos casi siempre, aunque capaces de endurecerse ante la ira. Se reflejaba en ellos de la misma manera cotidiana con que se contemplaba en el espejo todas la mañanas, sin sorpresas, con la rutina que nos ofrece la normalidad.
Quizá por ello, porque sus pertrechos estaban preparados para otras guerras, no pudo sustraerse al imperioso imán de esos otros ojos, oscuros como las aguas del Estigia, la primera vez que los vió. Luchó con todas sus fuerzas para salir de su órbita, pero ni el más grande astro que circunda el universo era capaz de tener tal capacidad de atracción.
Eran pupilas de pasión , de promesas de fuego eterno. De ese mismo fuego, se decía, en el que deben arder los condenados al Infierno. Y aún sabiendo que serían su perdición, se dejó caer en el abismo de esos otros ojos, sin importarle nada más que descubrir sus profundidades.

Sed felices.