martes, 26 de diciembre de 2023

RELATOS EN LA LÍNEA 9


 Suelo viajar bastante en la línea 9 de metro de Madrid, conocida en su tramo desde Puerta de Arganda a Arganda del Rey por su nefasto servicio, sobre todo por la mala frecuencia de los trenes.

En esos períodos de tiempo  escribo estas pequeñas reflexiones, o microcuentos, que me hacen más llevadera la espera.

 

     "Todos los días, cuando regresaba, se lo encontraba con su acordeón. Le gustaba su música, con ecos de tango y melancolía. Nunca le dio ni un euro. Pero aquella tarde no le vio. Sin saber por qué, se sintió culpable...

 

    "Apenas les separan tres centímetros y, sin embargo, desconocen su nombre y su tarea, no saben cuáles son sus sueños. Apenas cabe una mano entre ellos y son ajenos a sus vidas que, seguramente, no volverán a encontrarse, en ese espacio contiguo, de un vagón de metro”.


    “El vagón de metro es como un enorme intestino que al finalizar  el día  digiere las esperanzas, las desilusiones y el cansancio de todos, para reclamar su parte al amanecer”.


    "El vagón de metro le recuerda al limbo, ese lugar desubicado en donde nadie quiere quedarse, y en el que las almas vagan unidas a sus cuerpos por los cables casi umbilicales de unos auriculares".


     “Tras años de investigación y de dinero invertido en la misma, el Consejo de filólogos llegó por fin a una conclusión: el idioma de imposible comprensión usado en la megafonía del metro  de Madrid era ¡élfico!”.

 

    “Ella bajaba y el subía por la escalera mecánica contraria. Durante un instante casi eterno sus miradas se cruzaron. Fue solo un instante, solo un instante, para siempre”.

    "Piden limosna, exhiben unos carnés desconocidos con los que dar fe de sus penurias. Sus pieles son oscuras o claras, sus ropas ajadas, sus ojos cansados, sus pies se arrastran de vagón en vagón. Voces que chocan con un muro sordo que rodea a quienes ya tienen callo creado por un trabajo precario, deudas en la cartera y poco dormir".

jueves, 7 de diciembre de 2023

De Papá Noel, Reyes Magos y comercio de barrio

Voy a aprovechar la oportunidad  que da tener este espacio para hacer una confesión: no me gusta Papá Noel.

Al decir que no me gusta, es que no me gusta, ni el personaje, ni el que traiga regalos. Ya, ya sé el clásico argumento de que de esa manera los niños y niñas tienen más tiempo para jugar con los juguetes que se  les pone al pie del árbol, pero es que ante los tiernos infantes e infantas se abre todo un año nuevo para jugar. Además, raro es el hogar pudiente (dícese de tener capacidad económica) que no vuelve a poner más regalos el día de los Reyes Magos.

Bien, pues aparte de ese detalle, entiendo que Papá Noel carece del encanto de los de Oriente, y si no, probad a ponerle en el Nacimiento, al lado de los pastores, junto al hombre que hace gachas, o guiando los pavos… Pues como que no. Si queremos añadir al escenario de Belén el trineo con los renos, pues ya apaga y vete. Es que Papá Noel es un producto importado, como los burgers o Halloween, a pesar de que nos parezca que lleva toda la vida entre nosotros, quizá no llegue la tradición en España a más de medio siglo.

No digo que no sea emotivo pensar en ese regordete abuelo de luengas barbas blancas, residente en el Polo Norte,  repartiendo a diestro y siniestro regalos la noche de Navidad, pero nada que ver con nuestros tres Reyes y su prestancia. ¿Alguien se imagina (y vuelvo a las comparaciones) a Papá Noel en un cuadro como la Adoración de los Magos de Rubens? A que no. Naturalmente, quedaría grotesco. De hecho, no sé si hay ninguna obra de arte que incluya al carmesí personaje, sobre todo porque esa vestimenta no corresponde al original, sino a una representación que la compañía con más ventas de refrescos de cola popularizó en los años 30 del siglo pasado. Es la transformación de San Nicolás, cuya fiesta ha sido el 6 de diciembre y que en muchos países europeos lleva regalos a los niños y niñas.

De niña nunca tuve regalos de Papá Noel (lo veíamos sólo en la películas de Walt Disney), y siendo ya madre tampoco al principio, me resistía al intrusismo. Pero la presión llegó a ser tan grande que terminé cediendo, como en tantas cosas, que sin querer pero que por la fuerza del grupo acabas entrando por el aro, aunque solo fuera poniendo un “detalle” la noche de Nochebuena.

Bien, pues hecha esta confesión que sé que no todos ni todas compartiréis, me pongo seria y bajo a la realidad. No soy quién para indicar el gasto de nadie estas Fiestas, pero sí quiero haceros, humildemente, una sugerencia: decid a Papá Noel, decid a los Reyes Magos que vuestras cartas pedirán regalos que se pueden comprar en el comercio de proximidad  de vuestra ciudad, que hace barrio, que hace ciudad.

No hace falta un gran gasto, pero seguro que vuestras comidas y cenas os sabrán mejor si sobre la mesa, aunque solo haya seis comensales, hay alimentos comprados en esas tiendas que han estado al pie del cañón día a día para que no nos faltara lo esencial en épocas no tan lejanas.

“Echémonos” como sociedad la solidaridad de estar cerca de aquellos que nos necesitan. Antes de buscar en las grandes plataformas de venta on-line (ya, ya sé que son muy cómodas y tienen de todo), pensad si el pequeño comercio del barrio puede responder a vuestras necesidades: seguro que si os acercáis a él, os sorprenderá con su cercanía y su profesionalidad. Pensad que detrás de cada mostrador hay familias que necesitan poner regalos al pie de su árbol, también.

Porque las Fiestas han de ser felices para todos y todas.

 

 

martes, 28 de noviembre de 2023

El primer insulto, la última puñalada

 

 Las cifras son escalofriantes. La violencia machista sigue segando vidas con su guadaña, sin ninguna misericordia, mientras que en lugares de este país en el que se mata a las mujeres por el hecho de ser mujeres, se retiran las políticas contra la violencia de género. Sin duda la responsabilidad de las administraciones es grande, pero también la de educar en los entornos familiares, así como la de enseñar tolerancia O a las niñas y adolescentes. 

No existe amor que falte al respeto. Primero será el insulto y, tras años de agresiones verbales o físicas, en ocasiones, como estamos viendo se acaba con la muerte. Por eso no hay que permitir ni siquiera el primer comentario que falte a la dignidad.

Algunas mujeres podemos pensar que ciertos comportamientos en la pareja simplemente son consecuencia de una conducta producida por el estrés, cansancio, o, incluso, en un extraño síndrome de Estocolmo, pensar que esa violencia ya sea física o verbal está producida por la propia conducta, e intentemos ser nosotras las que evitemos como sea provocar la reacción violenta. Esto puede llegar a cuestiones tan dramáticas como la que me contaba, hace años, una conocida que sabía que la mejor manera de que su marido no la agrediera era seducirle y tener sexo con él. Ella misma se tildaba de "puta", porque, aún asqueándola que la tocara, temía más aún los golpes.

Sé que no es fácil, sé que incluso, a veces, avergüenza señalar a quien comparte tu vida, es el padre de tus hijos, como un maltratador, Pero, precisamente por eso, por los hijos que merecen una vida lejos de la violencia, y sobre todo por una misma: no podemos ni debemos consentir ni un solo insulto, ni un solos gesto vejatorio.

Entre todo acabaremos, sí con la violencia machista, pero mientras siguen cayendo inocentes...


domingo, 12 de noviembre de 2023

Posverdad, carcoma de la sociedad

 Es domingo y luce un sol espléndido. 

Soy una mujer de otoño e invierno, creo que ya lo he dicho en alguno de mis anteriores post, porque la naturaleza ofrece sus mejores colores o se va remansando esperando la próxima primavera.

No obstante, corren malos tiempos para la lírica, que diría aquel. Tanta bronca, tanta palabra gruesa, tanta mentira enturbia una época que debería ser de sosiego, víspera de ese tiempo, apenas dentro de un mes, que llamamos Navidad,

 Sin embargo nos vemos atacados por fenómenos violentos que sin ser nuevos han llegado en estos días a sus últimas consecuencias, alentados por lo que se ha convertido en la carcoma de esta sociedad y arma de aquellos que se han instalado en la más radical de las posiciones : la POSVERDAD.

La posverdad, un fenómeno en el cual las emociones y creencias personales tienen más influencia en la opinión pública que los hechos objetivos, plantea desafíos significativos para la sociedad contemporánea. Su impacto negativo se manifiesta en la erosión de la verdad objetiva y la confianza en las instituciones. En un entorno saturado de información, la posverdad favorece la propagación de desinformación y teorías de conspiración, creando un terreno fértil para la polarización y la desconfianza.

Además, la posverdad  está ya socavando la calidad del debate público y la toma de decisiones contrastadas. Cuando las emociones y percepciones subjetivas pesan más que los datos verificables, se corre el riesgo de adoptar políticas y acciones basadas en percepciones distorsionadas en lugar de la realidad. Esto puede tener consecuencias graves en áreas como la política, la salud pública y el medio ambiente, crear caldos de cultivo para esa nefasta especie emergente que son los negacionistas.

Basta un paseo por las redes sociales para ver cómo políticos y medios que los apoyan, sin vergüenza ni reparos, sueltan por la boca lo que luego recogen las hordas infectadas de odio y también carcomidas por la homofobia, la xenofobia y la más abyecta ideología. Sin pruebas, o lo que es peor a sabiendas que es mentira.

Duro camino para los que creemos en la libertad y en la democracia, pero sabemos que no hay otro, y seguimos adelante.

Sed felices.

sábado, 21 de octubre de 2023

El Ghosting o despedirse a la francesa

Vivimos en un mundo rodeado de anglicismos para todo; deporte, empresa, moda... Las relaciones sociales o sentimentales no iban a ser una  excepción.

Esta que os escribe, mis queridos lectores, intenta, en la medida de sus posibilidades, mantenerse al día respecto a las innovaciones en cualquier área, aunque en ocasiones vaya con la lengua fuera y le cueste comprender ciertas cosas.

Uno de estos anglicismos a los que me refiero es el ghosting, que, aunque lo tenemos asociado al nivel romántico y amoroso, el ghosting puede darse en cualquier relación entre dos personas. Puede darse en el trabajo, entre amigos, familiares o en pareja como ya hemos mencionado. 

Como muchos sabemos la palabra inglesa ghost significa fantasma. ¿Quién no recuerda ese hepítome del romanticismo, de la esperanza en el más allá al  ritmo de Melodía encadenada, de la película del mismos nombre? Pero , al contrario que en esa historia, el ghosting, tal y como se conoce en la actualidad, va más en relación con el "si te he visto no me acuerdo".

No cabe duda que las redes sociales han modificado, y mucho, las relaciones personales, y en ocasiones no para bien. En el caso del ghosting la realidad es que resulta muy desagradable para quien lo padece. Si ya es triste romper una relación por Whatsapp o Messenger, lo es mucho más cuando ni tan siquiera hay unas palabras de despedida, solo silencio al otro lado del chat, o lo que es peor, el bloqueo ¿Cobardía?, ¿mala educación? En mi opinión ambas cosas, pero más lo primero que lo segundo (que también).

De todas maneras, mis queridos lectores, no hay nada nuevo bajo el sol. Desde que el mundo es mundo y existen las relaciones personales, esas  actitudes, esos comportamientos se han sufrido, lo que ocurre es que en vez de apelar a un extranjerismo lo llamábamos "despedirse a  la francesa".

Sed felices.

miércoles, 27 de septiembre de 2023

Bajar al barro

 Ahora resulta que decir las verdades del barquero es bajar al barro. Ahora resulta que sólo existe ese barro cuando quien las dice es el la izquierda, o mejor el partido socialista.

¿En qué ha convertido la derecha y la ultraderecha la política a día de hoy? En una cascada de mentiras, de fakes , en una batalla en el que el arma esgrimida son los impuestos y su bajada. Nada se habla de los Servicios públicos que se costean gracias a la contribución de todos y todas, para que haya justicia e igualdad. Todo se oculta, todo se manipula en el juego sucio que practican.

La falta de moralidad de ciertos dirigentes de la derecha y la ultraderecha es de tal calibre que, últimamente, sus post en redes sociales han cruzado todos los límites, independientemente del cargo que ocupen y de la administración que dirijan. Estos años de legislatura progresista ha sido el ejemplo más palmario.

No importa que les demuestren mil veces que es falso lo que dicen, porque no van a retroceder. ¿Por qué? Porque sale gratis. Tienen toda una pléyade de medios amparándoles  y justificando cada barbaridad, por muy tremenda que sea. Lo vengo diciendo hace tiempo y lo repito: las personas honestas, leales y honradas estamos absolutamente desprotegidos ante tanta manipulación.

El artículo 19º del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) enmienda la tan cacareada libertad de expresión ( solo admitida para los medios de la derecha y los partidos que la sustentan, o viceversa) al afirmar que el ejercicio de este derecho conlleva "deberes y responsabilidades especiales" y "por lo tanto, estar sujeto a ciertas restricciones" cuando sea necesario "PARA RESPETAR LOS DERECHOS O LA REPUTACIÓN DE OTROS". Es obvio que no se cumple ni se condena. 

Ayer el discurso del socialista Oscar Puente abrió puertas y ventanas y puso al PP y a sus adláteres ante un espejo. Faltó la pregunta de:"espejito, espejito, quién es el partido más falso...". Verdades como puños en el estómago del PP y Feijóo.

No es de extrañar que parte de la sociedad se encuentre hastiada de aguantar a esta derecha casposa e involucionista. Otros y otras nos sentimos responsables y nos mantenemos porque sabemos que si nos rendimos ellos no solo vencerán en unas elecciones, sino que la ganadora absoluta será la INJUSTICIA.


 

jueves, 21 de septiembre de 2023

Me avergüenza (porque tengo vergüenza)

Lo repito y lo haré hasta la saciedad. Me avergüenza (porque tengo vergüenza) como los insultos se han instaurado como una manera de relación normalizada. 

Insultan a las instituciones, a los/las deportistas, a los políticos y hasta a curritos/as de pie que se les ocurre contestar un post. Las redes sociales, esos burladeros en los que se refugian tantos frustrados, malintencionados y destructores de la convivencia, se convierten  en muchas ocasiones en campos de batalla dialéctica en donde se destroza la buena fama de cualquiera. Y en muchas ocasiones, también, se empuja a que esto suceda por intereses espúreos: se vende mejor una noticia, se mueve mejor un post que contenga violencia, una anécdota, o sea absolutamente falso pero provocador, que uno que sea  conciliador. ¿Cómo solucionarlo? Pues visto lo visto muy difícilmente, ya que es el pan nuestro de cada día.

No hay conciencia de que cuando se insulta a Pedro Sánchez se insulta a la presidencia del Gobierno, no a un hombre de la calle. Es fácil insultar, es fácil ser violento. Lo difícil es apostar por la convivencia, la diversidad y la tolerancia que nos hace personas y no seres vociferantes y amargados.  

¡Cuánto tiempo perdido en comentar cosas inanes! ¡Cuánta tinta virtual gastada en titulares convertidos en chascarrillos!

Seguimos en muchas comunidades autónomas con los servicios públicos en mínimos, con privatizaciones salvajes.  Pero el tema estrella son los pinganillos del Congreso.

¡Qué pena!

sábado, 2 de septiembre de 2023

Vuelvo

 Miro por la ventana. Llueve.

¡Hace tanto que no veía caer esas gotas que van dejando surcos en los cristales!...

A lo lejos oigo un trueno, el cielo es gris.

La vuelta a Rivas se ha convertido en un saludo del otoño,  que ya ha entrado climatológicamente, aunque el astronómico tardará aún unos días en llegar con ese equinoccio en el que el día y la noche se igualan para ir ganando la oscuridad terreno a la luz. Volveremos a cubrirnos el cuerpo, las botas saldrán de los armarios y las hojas de los árboles irán muriendo poco a poco y sin ruido. El mismo ciclo que a la vez siempre es diferente porque nosotros también vamos mudando pensamientos, emociones, acciones...

Una vez más en mi vida me cambiaron el mapa, y he de volver a trazar el camino. Estoy acostumbrada, no me preocupa. Siempre he sabido que nada permanece eternamente y que de una depende ser la que dirija los pasos hacia donde marchar. Igual que sé que después de la tormenta escampará y saldrá 
el sol.

Vuelvo a la literatura, al teatro, a la cultura que tantas satisfacciones me han dado. Vuelvo a ese pequeño ecosistema de la palabra que me permite expresarme con libertad, con emociones, con historias y poemas que se convierten en la justificación y explicación de cómo y por qué estoy aquí.

Vuelvo a mi familia, siempre comprensiva con mi falta de tiempo y dedicación a ella. Vuelvo sobre todo con mis nietas y nieto para verles como descubren el mundo día a día, y yo con ellos.

Vuelvo, en resumen, a ser la que fui pero distinta, porque he ido desprendiéndome de las hojas secas e inservibles..

Vuelvo a mirar por la ventana... Sigue lloviendo.




miércoles, 23 de agosto de 2023

Calor, investidura y un beso en la boca

 El otro día comentaba con un viejo amigo en la literatura que este calor extremo me vuelve una persona gruñona y antipática. La verdad es que no me extraña que los demonios sean tan malos, quién va a poder tener un atisbo de bondad torrándose como San Lorenzo.

Os escribo, mis queridos lectores, después de una noche infernal, en la que apenas he podido pegar un ojo hasta la madrugada. Como el insomnio es tan cabrito la cabeza empieza a dar vueltas y los pensamientos danzan al mismo ritmo de las infructuosas aspas del ventilador, que se veían impotentes contra el calorazo inmisericorde.

En ese ir y venir reflexionaba sudorosa sobre varias cosas, entre ellas la propuesta de investidura del rey en la figura de Alberto Feijóo. Dice el monarca que lo ha hecho por costumbre, aunque me parece que dado el panorama como que no le ha dado muchas vueltas y allá os la compongáis. Es que, como he dicho, el calor es muy malo para pensar.

Alaban de Feijóo la valentía que no tuvieron ni Arrimadas ni Rajoy. ¡Hombre! Valentía, valentía... Simplemente que si llevan un mes dando la turra conque deben gobernar ellos, por lo menos que se lance al ruedo aunque le coja el toro, porque mucho me temo que le va a empitonar, dada la cuadrilla que le acompaña, Yo, si fuera el candidato popular me temblarían la canillas de pensar que dependo de VOX para no hacer el mismo ridículo tras lo sucedido con la Mesa del Congreso.

En fin que no todo tenía que ser calor y política y las chicas de la selección nacional de fútbol nos dieron una alegría ganando el Mundial. Pero en vez de estar todos y todas celebrándolo pues estamos hablando del comportamiento de un impresentable, que lo es no de ahora, tras una acción que debería de conllevar su dimisión automáticamente. 

Durante la ceremonia de entrega de medallas y copa Rubiales no es que abrazara a la jugadoras, sino que las achuchaba, estrujaba y besaba como si no hubiera mañana. El remate fue el beso en la boca , censurado por todo el mundo, excepto por sus cuates en los medios deportivos, que apoyan al presidente y lo justifican, incluso mintiendo descaradamente. 

Una puede pensar que Rubiales estaba tan alegre que no midió sus exaltadas felicitaciones, pero cuando alguien ocupa  un cargo público ha de saber comportarse, y más en una ceremonia retransmitida al mundo mundial. No hay excusas, no hay más que irse o que le echen.

En fin, que hay para todos los gustos. 


Yo ya voy terminando antes de que me derrita como un flash de limón o mute en diablesa, que todo es posible.

Sed felices.


lunes, 7 de agosto de 2023

DE DESLEALTADES Y REINVENCIONES

Hubo un tiempo en el que escribía a diario en este blog. Fueron tiempos emocionalmente muy duros, en un constante debate interior, en una búsqueda de una reinvención tras un tsunami personal y laboral. 

Entonces empecé a darme cuenta de que me había pasado la vida intentando hacer siempre lo correcto, procurando no defraudar las expectativas que de mí se tenían, rodeada de gente que  se apoyaba en mí, pero que, curiosamente, no me hacían sentirme acompañada.

Recuerdo que mi padre, a quien me he referido tantas veces, me dijo un día que existían personas dedicadas a ayudar pero que pocas veces eran ayudadas. Me temo que yo ocupo uno de esos roles, y que, a estas alturas, poco o nada van a cambiar esas circunstancias. 

Pero, bueno, no hay que hacer demasiado drama de ello, aunque sí es verdad que a lo largo de mi vida sí ha habido varias personas que me han defraudado en ese sentido. Siendo sincera, eso si me ha dolido, mucho más que otras pérdidas. Porque si hay algo con lo que no puedo es con la deslealtad. Por muchos años que cumpla, aunque sea una anciana, no podré entender a esas cuatro o cinco personas a quienes entregué mi esfuerzo, mi amistad y mi empeño, y que por egoísmo, cobardía o vaya usted a saber, han sido incapaces de valorarme, o, simplemente, actuaron con deslealtad, anteponiendo intereses propios o ajenos, con injusticia y parcialidad.

Ahora recupero de nuevo la vida que tuve que dejar hace cuatro años, aunque cuesta, porque de alguna manera tengo que resetear mi mente, desprenderme de tanta política y de tanta mezquindad en la que hoy se vive, y retomar los parámetros en los que me siento tan cómoda. Algo parecido a lo que sucedió hace trece años, pero menos traumático, no cabe duda. También he de reconocer que, quizá, de no haber pasado por esas experiencias, no estará hoy escribiendo.

No creo que vaya a cambiar mucho mi manera de actuar, de intentar ayudar a quienes lo necesitan, pero, sin duda, me alejaré de aquellos, o aquellas, que lejos de aportarme nada, me muestran la cara más sombría de la deslealtad. 

Y convertiré de nuevo mis emociones en palabras, en poemas, en historias...

Es verano, sed felices.

sábado, 22 de julio de 2023

El alter ego de la escritora



Con ocasión de la presentación de mi segunda novela de la TRILOGÍA DEL VIENTO, Vientos del pasado, el secreto tras el cuadro, mi acompañante en la mesa se refirió a la protagonista de la misma, Marta Nogales, que también lo era de la anterior,  Como viento en la espalda, como mi alter ego, mi otro yo.

No era la primera vez que sucedía. Es más, aquellos  lectores que mantienen conmigo un contacto personal  o cercano no se quedan en considerar a Marta Nogales como es otra sino que la identifican total y plenamente conmigo. De tal manera, que me han llegado decir que no solamente le ponen mi rostro, sino que la voz que les va narrando es la mía también.

Y, claro, volvió a suceder con la tercera novela El huracán y el destino, en la que se resolvían las aventuras de mi protagonista.

No han sido una ni dos las entrevistas en las que se me ha preguntado que hay de Elena en Marta. Yo siempre contesto que ójala me pareciera a ella, porque mi protagonista me parece una mujer fantástica, mucho más valiente e intrépida que yo, dispuesta a correr aventuras y arriesgar con tal de encontrar su camino y su libertad.

Muchos han sido los escritores que han utilizado a este tipo de personajes, estos alter ego,  para explorar su propio interior y, quizá,  enmascarar narraciones que en el fondo son autobiografías: Nick Adams – Ernest Hemingway; Ariadna Oliver- Agatha Christie; Henry Bech – John Updike; Henry Chinaski – Charles Bukowski; Esther Greenwood – Sylvia Plath; Arturo Belano – Roberto Bolaño, entre otros.

Por otra  parte, es posible que, más allá de ese viaje interior realizado en una  ficticia tercera persona a través de ese “otro yo”, los escritores nos permitamos vivir experiencias que no nos suceden en la vida real, a veces escasa de emociones.

No cabe duda, mis queridos lectores, de que los novelistas dejamos algo de nosotros en nuestros personajes. También de nuestros familiares, de nuestros conocidos. La veracidad de los protagonistas de nuestras historias consiste en que puedan ser reconocidos en la vida real, aunque ésta suceda más allá de Orión. Por eso los construimos desde una realidad, desde el puzle de personas y personalidades que nos acompañan en la vida cotidiana.

En resumen, no niego que mi querida Marta Nogales no comparta conmigo muchos detalles de su vida o de sus gustos, incluso de sus debilidades, como también lo hace de mujeres que conozco y me rodean. Pero, y mala escritora de ficción sería, mi protagonista va mucho más allá que yo. Al fin y al cabo goza de la libertad más absoluta que existe: la imaginación, que como diría  Alfred Musset, “abre unas alas grandes como el cielo en una cárcel pequeña como la palma de la mano”.

Lo cierto, también, es que empiezo a echar a Marta Nogales de menos o, quizá, nos echemos de menos mutuamente. Siento que caben muchas posibilidades de que nos volvamos a encontrar de nuevo en otra aventura... Muchas.

Sed felices.