martes, 5 de junio de 2012

Las llamadas del cartero

Soy una apasionada del la novela negra y de misterio, así como de sus adaptaciones al cine. Una de mis favoritas es "El cartero siempre llamados veces" de James M. Cain, de la que se hicieron dos versiones cinematográficas. La primera, de 1946, protagonizada por Lana Turner, con ese encanto en blanco y negro; la segunda, con Jessica Lange y Jack Nicholson, en 1981, de la que todos recordamos la tórrida escena en la mesa de la cocina.
Pero no voy a hablar de cine, a pesar de lo que pueda parecer con esta entradilla, sino del título de la novela. Hace referencia a la posibilidad de tener una segunda oportunidad. El cartero siempre llama dos veces para cerciorarse de que no hay nadie, antes de marchar sin entregar el correo. Y este ejemplo me lleva  a la reflexión de  que en la vida se nos pueden presentar varias oportunidades para corregir nuestros errores, para enderezar nuestro camino, para afrontar nuestros retos. Pero hay quien no es capaz de aprovecharlas, y ve que su suerte se escapa como agua entre los dedos.
Una vez un amigo me dijo que nosotros éramos los arquitectos de nuestra propia suerte. Nada más cierto. Algunos somos la suma de los aciertos y de los errores que hemos cometido a lo largo de nuestra existencia. Otros, simplemente, de los arrepentimientos.
No creo en la suerte, como algo incontrolable -sí en  el azar como en la lotería, por ejemplo- porque en la vida existen personas con  la capacidad de de ver, la intuición de percibir y la valentía de decidir, y éstas, seguramente, tienen muchas posibilidades de triunfar. Y el reverso de la moneda, aquellas que han determinado que aunque el cartero llame veinte veces, hasta que se le quede pegado el dedo al timbre, ellas no abrirán la puerta, simplemente por miedo a tener que elegir.

Sed felices.

2 comentarios:

  1. Hola Elena:

    Tu entrada me ha llegado muchísimo. Me siento como el funambulista -gran editorial, por cierto- que se ha caído alguna vez y teme volver a caer. Voy con mucho cuidadito, viviendo y disfrutando la literatura, pero sin obsesionarme, aunque eso me haga perder muchas oportunidades.
    Prefiero ser como el piloto japonés, que decide estrellar el coche a una velocidad razonable para no morir en su pasión por la velocidad.
    Ahora mismo procuro ir a ritmo de bossa nova, disfrutando lo que hago todo lo que puedo. Desde ahí espero sacar fuerzas para seguir adelante.
    Gracias por tu entrada porque me abre la mente y me da luz, como siempre un gran blog.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Muchísimas gracias, porque sabes que no hay mayor satisfacción que la de saber que encuentras ese reflejo en un lector. para mi es un orgullo contra con una opinión tan grata.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar