miércoles, 27 de septiembre de 2023

Bajar al barro

 Ahora resulta que decir las verdades del barquero es bajar al barro. Ahora resulta que sólo existe ese barro cuando quien las dice es el la izquierda, o mejor el partido socialista.

¿En qué ha convertido la derecha y la ultraderecha la política a día de hoy? En una cascada de mentiras, de fakes , en una batalla en el que el arma esgrimida son los impuestos y su bajada. Nada se habla de los Servicios públicos que se costean gracias a la contribución de todos y todas, para que haya justicia e igualdad. Todo se oculta, todo se manipula en el juego sucio que practican.

La falta de moralidad de ciertos dirigentes de la derecha y la ultraderecha es de tal calibre que, últimamente, sus post en redes sociales han cruzado todos los límites, independientemente del cargo que ocupen y de la administración que dirijan. Estos años de legislatura progresista ha sido el ejemplo más palmario.

No importa que les demuestren mil veces que es falso lo que dicen, porque no van a retroceder. ¿Por qué? Porque sale gratis. Tienen toda una pléyade de medios amparándoles  y justificando cada barbaridad, por muy tremenda que sea. Lo vengo diciendo hace tiempo y lo repito: las personas honestas, leales y honradas estamos absolutamente desprotegidos ante tanta manipulación.

El artículo 19º del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) enmienda la tan cacareada libertad de expresión ( solo admitida para los medios de la derecha y los partidos que la sustentan, o viceversa) al afirmar que el ejercicio de este derecho conlleva "deberes y responsabilidades especiales" y "por lo tanto, estar sujeto a ciertas restricciones" cuando sea necesario "PARA RESPETAR LOS DERECHOS O LA REPUTACIÓN DE OTROS". Es obvio que no se cumple ni se condena. 

Ayer el discurso del socialista Oscar Puente abrió puertas y ventanas y puso al PP y a sus adláteres ante un espejo. Faltó la pregunta de:"espejito, espejito, quién es el partido más falso...". Verdades como puños en el estómago del PP y Feijóo.

No es de extrañar que parte de la sociedad se encuentre hastiada de aguantar a esta derecha casposa e involucionista. Otros y otras nos sentimos responsables y nos mantenemos porque sabemos que si nos rendimos ellos no solo vencerán en unas elecciones, sino que la ganadora absoluta será la INJUSTICIA.


 

jueves, 21 de septiembre de 2023

Me avergüenza (porque tengo vergüenza)

Lo repito y lo haré hasta la saciedad. Me avergüenza (porque tengo vergüenza) como los insultos se han instaurado como una manera de relación normalizada. 

Insultan a las instituciones, a los/las deportistas, a los políticos y hasta a curritos/as de pie que se les ocurre contestar un post. Las redes sociales, esos burladeros en los que se refugian tantos frustrados, malintencionados y destructores de la convivencia, se convierten  en muchas ocasiones en campos de batalla dialéctica en donde se destroza la buena fama de cualquiera. Y en muchas ocasiones, también, se empuja a que esto suceda por intereses espúreos: se vende mejor una noticia, se mueve mejor un post que contenga violencia, una anécdota, o sea absolutamente falso pero provocador, que uno que sea  conciliador. ¿Cómo solucionarlo? Pues visto lo visto muy difícilmente, ya que es el pan nuestro de cada día.

No hay conciencia de que cuando se insulta a Pedro Sánchez se insulta a la presidencia del Gobierno, no a un hombre de la calle. Es fácil insultar, es fácil ser violento. Lo difícil es apostar por la convivencia, la diversidad y la tolerancia que nos hace personas y no seres vociferantes y amargados.  

¡Cuánto tiempo perdido en comentar cosas inanes! ¡Cuánta tinta virtual gastada en titulares convertidos en chascarrillos!

Seguimos en muchas comunidades autónomas con los servicios públicos en mínimos, con privatizaciones salvajes.  Pero el tema estrella son los pinganillos del Congreso.

¡Qué pena!

sábado, 2 de septiembre de 2023

Vuelvo

 Miro por la ventana. Llueve.

¡Hace tanto que no veía caer esas gotas que van dejando surcos en los cristales!...

A lo lejos oigo un trueno, el cielo es gris.

La vuelta a Rivas se ha convertido en un saludo del otoño,  que ya ha entrado climatológicamente, aunque el astronómico tardará aún unos días en llegar con ese equinoccio en el que el día y la noche se igualan para ir ganando la oscuridad terreno a la luz. Volveremos a cubrirnos el cuerpo, las botas saldrán de los armarios y las hojas de los árboles irán muriendo poco a poco y sin ruido. El mismo ciclo que a la vez siempre es diferente porque nosotros también vamos mudando pensamientos, emociones, acciones...

Una vez más en mi vida me cambiaron el mapa, y he de volver a trazar el camino. Estoy acostumbrada, no me preocupa. Siempre he sabido que nada permanece eternamente y que de una depende ser la que dirija los pasos hacia donde marchar. Igual que sé que después de la tormenta escampará y saldrá 
el sol.

Vuelvo a la literatura, al teatro, a la cultura que tantas satisfacciones me han dado. Vuelvo a ese pequeño ecosistema de la palabra que me permite expresarme con libertad, con emociones, con historias y poemas que se convierten en la justificación y explicación de cómo y por qué estoy aquí.

Vuelvo a mi familia, siempre comprensiva con mi falta de tiempo y dedicación a ella. Vuelvo sobre todo con mis nietas y nieto para verles como descubren el mundo día a día, y yo con ellos.

Vuelvo, en resumen, a ser la que fui pero distinta, porque he ido desprendiéndome de las hojas secas e inservibles..

Vuelvo a mirar por la ventana... Sigue lloviendo.