miércoles, 29 de febrero de 2012

La curva más sexy

Charlando el otro día con un amigo comentábamos sobre lo humano y lo divino. La verdad es que, cosa curiosa siendo él un hombre y  yo una mujer, terminamos hablando de cual era lo que más nos gustaba del sexo opuesto. Yo -dije-  como todo el mundo sabe, lo primero en que me fijo en un hombre es en las manos, para mi es la prueba del nueve,  como ya tuve la oportunidad de comentarlo en este blog en una entrada hace meses. Después  interrogué a mi amigo sobre cual era para él el objeto de su mirada. Me contestó:
- Te va a aparecer mentira, pero para mí la curva más sexy de una mujer es su sonrisa.
Le miré asombrada. Esperaba otras partes de la anatomía más habituales, sobre todo de cabeza para abajo o quizá, para los más poéticos,  los sempiternos ojos . Pero no, mi amigo se fija en la sonrisa,.sobre todo- me dijo- en esa media sonrisa que esconde picardia, sensualidad y promesas.
Realmente no es que sea novedosa esta observación. Llevamos siglos admirando la sonrisa enigmática de la Mona Lisa, de la que se han escrito poemas, canciones y toda clase de literatura. ¿Quizá Leonardo supo, a través de su pincel, recoger la sensualidad que atribuimos a otras partes de la anatomía, y que inconscientemente nos atrae porque nos habla sin palabras?. No me cabe duda que el maestro Da Vinci no dio esa puntada sin hilo, conocedor de las claves de la mente humana.
En fin, que esta mañana, mientras me peinaba pensaba en ello y  me he descubierto sonriendo ante el espejo.

Sed felices.

lunes, 27 de febrero de 2012

¡Qué miedo!

Decía el gran escritor William Shakespeare que solo temía el temor de los demás. Es cierto, estoy completamente de acuerdo en que no hay nada peor que el miedo.
Estamos en una sociedad temerosa, miedosa, en la que el sentimiento a perder se ha impuesto sobre muchos otros, porque quizá, como los niños caprichosos, nos han acostumbrado a tenerlo todo. Ayer tuve la ocasión de leer un artículo en el que se comentaba que el temor a perder es dos veces más intenso que la alegría de ganar. Quizá esto explique la tendencia a conservar, a no arriesgar de muchas personas.
No estoy hablando del instinto de conservación, que es natural y que impide que, a no ser que se nos haya ido la olla, nos lancemos a cruzar una autopista llena de coches. Me refiero a ese recelo a dar un paso hacia delante que muchos sienten y, lo que es peor, impulsan hacia los demás, intentando implicarles en sus temores.
Recuerdo a alumnos míos que me comentaban como, incluso desde sus familiares, les intentaban quitar de la cabeza proyectos e ideas para montar sus negocios y siempre tras los argumentos del riesgo.
El riesgo es útil, siempre que hablemos de un riesgo calculado. Porque, además, la propia vida es en si riesgo y nosotros los humanos, a pesar de lo que nos han hecho creer, no podemos tener todo controlado.
Sabemos que somos limitados y que un día llegaremos a nuestro destino final. Y de nosotros depende que ese camino esté jalonado de ilusiones, de proyectos, de logros, o que simplemente lo llenemos, como el carrillo de un hamster, de aquello material  a lo que nos aferramos, quedándonos sentados, llorando nuestras pérdidas, bien sujetos a la cadena del temor en vez de salir en busca de nuestras ganancias, de nuestras oportunidades.
Si al fin y al cabo, dentro de cien años, todos calvos....

Sed felices-

sábado, 25 de febrero de 2012

La última noche de Helena

Sentada en su tocador, cepillándose el cabello una, diez, veinte veces, contemplaba su imagen. Sus ojos grandes, de largas pestañas, su nariz recta que formaba una Y perfecta con el arco de sus cejas, su cuello largo que descendía hacia su escote, enmarcado por las sutiles telas que envolvían su pecho. La luna brillaba en el horizonte, iluminando la noche, la última noche....
El cuerpo de su amado yacía tumbado, y mirándole observó como su fuerte pecho ascendía y descendía suavemente, envuelto en el sueño embriagador del amor cumplido. Era tan joven, que poco sabía de la vida y menos conocía de la muerte.
Dejó el peine sobre la brillante piedra de mármol y se asomó a la terraza que rodeaba el palacio del rey de Troya. A lo lejos vislumbró las luces del campamento griego, en donde pernoctaban los ejércitos  reunidos por su esposo, Menelao, para vengar la afrenta de su honor, a la espera del amanecer que iniciaría la contienda.
Morfeo se negaba a extender su manto y aplacar su angustia con el sueño. ¡Oh, Padre!- oró al gran Zeus, ¿Por qué he de ser la culpable de la muerte de los valientes?. ¡Oh, Afrodita! ¿Por qué  me tocaste con la vara del amor y me mostraste el peor de los caminos?- clamaba en su interior.
Tras de ella, oyó un suspiro y una voz, dulcemente, pronunció su nombre, Helena....
Contempló el rostro del hombre que había desafiado al mundo por tenerla, por poseer su belleza. Y acercándose al lecho, se tumbó a su lado y enlazo su cuerpo con los brazos, y le besó con pasión, dejándose llevar en los brazo de Eros. Quizá su futuro dependiera del resultado de la batalla, pero había merecido la pena. En uno solo de esos besos reposaba la Eternidad .
Y, por fin, Helena  se durmió.

Sed felices

jueves, 23 de febrero de 2012

El aburrimiento de la hormiga

Todos conocemos la fábula de la Cigarra y la Hormiga, que dicho sea de paso es uno de los ejemplos de insolidaridad más grandes que conozco.
Y también es de saber general el significado de la moraleja: debes dedicar tu vida a trabajar y ha ser responsable sino llegará el invierno de tu vida y te verás, solo y abandonado, vamos, un "homeless", que decimos los bilingües.
Y este impulso fórmico ha llevado al ser humano a buscar la seguridad y refugiarse entre las cuatro paredes de una casa, sean cuales sean los años que se tarde en pagar la hipoteca, o en una plaza de trabajo seguro, a ser posible en la Administración, que no existe tarea con mayor certificado de permanencia.
Pero  se nos ha ocultado la continuación de la historia. En nuestra retina permanece la imagen de la cigarra caída en el suelo, muerta de frío, mientras que la hormiga rodeada de granos de cebada, se refocila en su propio éxito..... Y hasta ahí llegó el escritor. Pero no es difícil de saber que seguramente, si hubiera una segunda parte la hubieran titulado "El aburrimiento de la hormiga". Encerrada en su hormiguero, con cuatro paredes como horizonte y un día igual a otro, a otro, a otro....
Nuestros genes, los humanos, está programados para vivir a tope los primeros cuarenta años. Hasta entonces estamos en plenitud de facultades. Y durante ese tiempo crecemos y nos reproducimos, bueno, ahora también algunos años después. Y cuando hemos alcanzado la cuarentena  vemos que por delante nos quedan, como poco, otros veinticinco años de trabajo , y en muchos casos sin otra meta que aquella que hemos elegido en pro de la seguridad y el confort a cambio de hacer de nuestra vida una repetición de circunstancias y hechos.
Y he ahí el dilema: seguridad o emoción., hormiga o cigarra ....

martes, 21 de febrero de 2012

Cuéntame....

Corrían finales de los setenta del siglo pasado. Lugar, la plaza Mayor de Madrid en Navidad. Celebrábamos los compañeros de clase el haber acabado  los exámenes parciales en la universidad. Chicos y chicas reunidos, simplemente para pasar un buen rato, cantando, riendo y haciendo el tonto. De repente, sin mediar ninguna otra causa, aparecieron las famosas "lecheras" de la policía y las camionetas de los antidisturbios, que obstruyeron las salidas de la plaza, convirtiéndola en una ratonera.
Visto y no visto, empezaron a volar botes de humo y las porras a rebotar en las espaldas de los que acertaban a pasar demasiado cerca de los policías.
Yo no sé como lo hice, pero eché a correr medio ahogada por los gases lagrimógenos y apenas sin ver y pude salir por la calle Mayor a Bailén y de ahí bajé, a una velocidad de vértigo y propia de mis diecinueve años hasta plaza de España, sin volver una sola vez la vista atrás.
Allí, estupefacta, sin entender nada, me senté en un banco intentando recuperar el resuello que había perdido, no sé si por la carrera o por el pánico , o quizá por ambas cosas. Dos de mis compañeros acabaron en la Dirección General de Seguridad, detenidos, solamente por estar en el sitio equivocado.
De esto hace más de treinta años.
Ayer contemplé  las imágenes de de las cargas policiales en Valencia contra los estudiantes que reclaman su derecho a una educación de calidad y sin recortes, y se me  vino a la cabeza este amargo recuerdo, y sentí la misma estupefacción y el mismo temor, esta vez a que volvamos a vivir  hechos que ya solo deberían de estar en los libros o en las series de televisión.

Sed felices (aunque cuesta....)

domingo, 19 de febrero de 2012

Disfraz

Acudo a mi cita con este blog con el cuerpo algo cansado después de dos días de Carnaval.
Tengo que reconocer que me encanta disfrazarme. Desde que era pequeña agarraba cualquier trapo o ropa vieja que encontraba y me fabricaba un traje  y actuaba delante del espejo. Recuerdo con agrado la visita a casa de Ita, una amiga soltera de mi padre, que guardaba en un gran baúl ropas de todas las épocas, herencia de sus antepasados. Y mientras lo mayores tomaban café, las niñas nos sumergíamos entre tules, volantes, pieles y sedas, y recreando episodios de los cuentos infantiles y soñando con ser damas
Ayer participé en el desfile de Carnaval de mi ciudad. Me encanta este evento, en el que no solo te ven, sino que también tu ves al público, entre los que distingues a vecinos también disfrazados.  Y como algunos eran  reconocibles, llama la atención como se suelen vestir de aquello que contradice su aspecto habitual: el empleado de banca de rokero, el ama de casa de cortesana, el caballero serio de mujer....
Y mientras recorría las calles, pensaba que quizá es en estos días carnavalescos en los que por unas horas nos quitamos el disfraz  y la máscara de la vida cotidiana  para ser realmente nosotros mismos o quienes quisiéramos ser....
Por cierto, yo me disfracé de vampira ¿Significará algo?

Sed felices...

viernes, 17 de febrero de 2012

A través del cristal (un relato sugerido).

Se deslizaba en el silencio, casi en la penumbra, hacia el único rayo de sol, que a lo largo del día iluminaba una esquina. Le gustaba ver como todo se transformaba cuando la luz incidía en ese rincón. Los verdes eran más verdes y los grises de las piedras se volvían casi plateados. También él lucía más bello, o por lo menos así lo creía.
Volvió a moverse  con lentitud, suavemente, recreándose en su propia elegancia. En la lejanía oyó un ruido, casi una vibración. Con rapidez se acercó al cristal y miró a través.  Ahí estaba de nuevo. La contempló extasiado, como tantas y tantas veces.... Si pudiera tocarla, si pudiera siquiera acercarse a ella y decirla cuánto la admiraba. Y a pesar de que intentaba llamar su atención de mil formas distintas, el vidrio que les separaba se había convertido en una muralla inexpugnable.
La vio sentarse, también como todos los días, y contempló sus largas piernas, que cruzaba y descruzaba, mientras que con parsimonia pasaba las páginas de un libro. Se moría de ganas de hablar con ella, de decirla que la amaba, que soñaba con ella, con acariciar su piel suave y besar su boca roja.
El haz de luz se fue disolviendo y él volvió a quedar en  la sombra. En la lejanía pudo escuchar los compases del Nocturno nº 2 de Chopin. La vio cerrar los ojos y rozarse los labios con la punta de la lengua.
Maldito cristal que los separaba y maldito el conjuro que le había transformado de hombre en pez, condenándole a vivir en un acuario mientras que un beso de amor no rompiera el encantamiento.

Sed felices.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Lotería

Cuentan un chiste que dice que un hombre rezaba intensamente pidiendo que le tocara la lotería. Oraba y oraba sin parar, una semana tras otra, hasta que un día de los Cielos se oye una voz que dice :"hijo, yo hago lo que puedo pero, por favor, compra un décimo..."
A parte de la risa o sonrisa que ocasione, me interesa mostrar a través de él la actitud de algunas personas que se limitan a pedir y pedir sin dar un solo paso para avanzar.
Sabemos que la situación es complicada, que vivimos unos tiempos difíciles y que en algunos casos los horizontes son tormentosos, pero de nada vale desear que la situación cambie, si no somos nosotros los que nos pertrechamos de los medios para cambiar.
El error, en mi opinión, estriba en empeñarnos en pensar en no lo que somos, sino en lo que hacemos. Todos tenemos unas capacidades que desarrollamos en distintos ámbitos. Y esas capacidades son el sustrato para encontrar el lugar donde realizar nuestra tarea.
Hace más de un año, y así tuve la oportunidad de expresarlo a través de este medio, decidí cambiar mi rumbo laboral, pero no así lo que de verdad era y es  mi esencia: soy una muy buena comunicadora. Y lo he sido como profesora (mis alumnos me lo decían, modestia a parte) como lo sigo siendo ahora que me dedico a contar lo que otros dicen y hacen.
Por ello es importante que cada uno de nosotros sepamos que, al contrario que en juego de la lotería, nuestro éxito no depende del azar sino de la oportunidad y del conocimiento de nosotros mismos. Meditar sobre lo que somos y lo que queremos es saber de antemano que nuestro número tiene muchas posibilidades de ser premiado.

Sed felices.

lunes, 13 de febrero de 2012

Ben Wa

En una revista leo un artículo sobre las bolas chinas o Ben Wa. Resulta que este artilugio que supongo será originario de China, aunque el otro nombre por el que se conoce, "bolas de geisha" me confunde un poco, tiene como aplicación principal reforzar el suelo pélvico en las mujeres (que para quien no lo sepa se encuentra entre los muslos, las nalgas y la pelvis), para realizar lo que se conoce como EMSP (Ejercicios musculares del suelo pélvico) gracias a producir contracciones involuntarias. Es fácilmente deducible su lugar de colocación.
A pesar de que una procura ejercitar diariamente los músculos más corrientitos y que aparecen a la vista, no había caído en la cuenta de que además es importante que los que forman mi suelo pélvico también estén fuertes. Claro, que estas pequeñas esferas juegan con ventaja. Al contrario que otras invenciones hechas para fortalecer biceps, cuadriceps, abdominales, etc,  cuya insistencia en el ejercicio acaba produciendo sufrimiento, la bolas chinas logran como todo efecto secundario una esplendente sonrisa en la cara de su usuaria. Pero,¡ojo!, como todo ejercicio, debe llevar una progresión desde un comienzo:de 15 minutos hasta un máximo de 2 horas diarias, dice el artículo,  y siempre en movimiento.
En fin, que nunca te acostarás sin saber una cosa más. ¡Y yo que pensaba que lo más exótico que podría probar que viniera de China eran los rollitos de primavera!

Sed felices.



sábado, 11 de febrero de 2012

David

David era David antes de nacer, antes de ni siquiera saber si algún día yo sería su madre.

De pequeña, como casi todos los niños de mi generación la Historia Sagrada era una fuente de la que bebíamos todos y en las que encontrábamos héroes y villanos, lo  mismo que ahora los niños los encuentran en los relatos de ciencia ficción. Y de entre esos relatos bíblicos dos eran los que más me entusiasmaban: el de David y Goliath y Judith y Holofernes. Porque ambos hablaban de las mismas cosas: de como con los instrumentos, con los medios que  se tienen en un momento dado, con astucia e inteligencia se puede combatir y ganar al adversario, en teoría más fuerte.

La imagen de pastor israelita ante el gigante filisteo, en el momento de blandir la honda, cuando está a un segundo de batirle, me parecía emocionante y a la vez ejemplo de arrojo ante lo imposible. Y ese nombre quedó impreso en mi memoria y decidí que si tenía algún hijo, le llamaría David.

Y así fue. Tal día como hoy, hace veintiséis nació mi hijo, mi primer hijo. Y como el héroe bíblico tiene que afrontar actualmente muchas dificultades, pero tiene también la inteligencia y la capacidad de su homónimo. Hoy le quiero dedicar esta entrada para que sepa que, a pesar de que lo cotidiano a veces nos pierde, me siento muy, muy orgullosa de él.

Permitidme, por tanto,  que sea a él, a mi David,  a quien le desee particularmente que sea feliz hoy y siempre.

jueves, 9 de febrero de 2012

Me duele la Justicia

Cuando era pequeña me llamaban abogada de pleitos pobres. Me dolían tanto las injusticias.... Hoy rompo mi costumbre y escribo esta entrada fuera de fecha, para deciros que hoy me duele la Justicia. Sé que mi voz  no llegará mucho más lejos que al corazón de aquellas personas que, como yo, ven con asombro que los cimientos sobre los que ha construido sus derechos y libertades se van desmoronando socavados por una especie de carcoma retrógada y temerosa.
Tengo el corazón en un puño y el pensamiento triste y desconcertado. Porque no entiendo lo que está pasando. Quien se mofa de las leyes es protegido, ensalzado, reivindicado, mientras que aquel cuyo pecado ha sido devolver la dignidad a aquellos que yacen olvidados en zanjas y cunetas, castigar a aquellos que con el dinero nuestro se pagaban lujos asiáticos, mientras se codeaban y alardeaban de la amistad con políticos corruptos -que a su vez son absueltos sin sonrojo- es castigado de una manera atroz e incomprensible para cualquier persona que haya conocido la carrera de Garzón.
Sé que esto que escribo no es más que un desahogo, fruto de mi propia frustración, pero sentía que por dignidad, por humanidad y por compromiso personal tenía que gritar  que hoy me duele la Justicia y que por desgracia   también hoy me siento  menos libre.

Hoy mi voz se llama Baltasar Garzón.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Fantasmas

Yo creo en los fantasmas. Los he visto.
Y, creedme, son algunos aterradores....
Pero, al contrario de lo que muchos piensan, no suelen frecuentar los castillos en ruinas, o los caserones vacíos o abandonados. Ni siquiera los cementerios, a pesar de las creencias populares.
Sus lugares de aparición son, habitualmente, los consejos de administración, las juntas directivas o las reuniones de negocios y también alrededor de los cargos públicos.
No llevan sábanas ni vestimentas astrosas. Todo lo contrario. Suelen vestir trajes, con aparatosos complementos, aunque en algunos casos sean imitaciones.
Como suele suceder, los hay de varios tipos y de carácter diferente. Está el fantasma con cadenas, que suele hacer un ruido tremendo y gusta de aparecer cuando hay más público. Se hincha y alardea e incluso amenaza a diestro y siniestro. Contra él, lo mejor es quedarse quieto, hasta que, falto de energía se desinfla y acaba por desaparecer.
Otro sería el fantasma de resquicio, que se cuela allá por donde puede, sobre todo donde percibe puede chupar algo de energía de la que alimentarse, en forma de ideas de los demás.
Y por último, el tipo Casper, en apariencia inofensivo, que bajo la máscara de colaborador intentará afanar los logros de los demás, para luego alardear y montar bulla en apariciones públicas,adjudicándose los éxitos.
Durante estos últimos años raro era el día que no me encontraba con uno o varios. En ocasiones, casi me he sentido rodeada y con miedo de transformarme en uno de ellos.
No es difícil convocarles. Ni mesa camilla, ni círculo de energía, ni tablero ouija. Basta con que haya una comida, un acto con prensa o un negociete de dinero fácil para que acudan como moscas a la miel.
Tengo que reconocer que últimamente han bajado mucho esas apariciones y las que hay son menos estruendosas . Ya no asustan como antes y, normalmente, al rato de materializarse en vez de miedo producen aburrimiento.
La crisis ha sido el mejor de los exorcismos.

Sed felices

lunes, 6 de febrero de 2012

El gen de la felicidad

Hace ya unas semanas tuve la oportunidad de leer un interesante artículo acerca del origen genético de la felicidad. Estaba basado en datos que se desprendían de diversos estudios hechos con gemelos separados quienes, aún viviendo en distintos lugares y en circunstancias diferentes, coincidían en aspectos, gustos y tendencia a ser o no felices.
La conclusión que aportaba era que existe una predisposición genética que determinaba la capacidad del ser humano de sentirse satisfecho o no con su vida. De tal manera que el hecho, por todos anhelado de un premio a la lotería, para el que es un cenizo modificará su visión vital durante un periodo de tiempo, volviendo después a sentirse amargado. Por el contrario, las personas optimistas, mantienen episodios de tristeza durante un tiempo corto, al cabo del cual recuperan su tono.
Quizá sea cierto. Observando mi propio ecosistema familiar, hay dos grupos muy determinados. Los que hacen de su vida una angustia perpetúa (si me están leyendo un beso, porque saben que les quiero) y aquellos que pensamos que mientras no se demuestre lo contrario, para una vida que tenemos debemos vivirla a tope. De esa cuerda eran mi padre y mi abuela. A ésta última parece ser me parezco cada día más. Sería una suerte ya que que vivió y disfrutó hasta los noventa años. Y era ella la que ante una dificultad, sobre todo económica, a la que había que hacer frente con dinero, decía: "benditos mis bienes que remedian mis males". Bien, pues yo para terminar, modificaría en algo esta sentencia:
"Benditos mis genes...."

Sed felices

sábado, 4 de febrero de 2012

Subir bajando escaleras

 Escribo este blog  amenizada por el sonido de viento, que aulla  en la noche de tal manera que espantaría a los lobos. Ojeo un libro que me encanta y que me muestra a uno de los artistas que  más me fascinan:  M.C.Escher. No solo por su habilidad como dibujante, que es incontestable cuando se ven sus obras, las cuales recomiendo encarecidamente, sino también por su representación de la irrealidad bajo un prisma de absoluta realidad.
Ya he tenido ocasión de expresar mi atracción por mundos mágicos que parecen cotidianos, pero en los que el absurdo cobra protagonismo, como sucede en el mundo a través del espejo que aparece en el de Alicia, por ejemplo.
El mundo escheriano está lleno de escaleras que suben bajando, de aguas que recorren espacios imposibles, de perspectivas profundas que nos abren un mundo en una bola de cristal. Cada lámina es un  cuento en si misma que el espectador interpreta. Por ello me encanta, porque me permite recorrer mundos tan lejanos y distintos de esta realidad a veces gris y opaca. Me presenta juegos, guiños y retos que me divierten y a la vez  me sorprenden.
Os invito a entrar en el mundo de Escher, a recorrer unos paisajes que no tienen principio ni fin, a contemplar unas manos que se dibujan a si mismas o unos lagartos que cobran vida en un papel y escapan de él. Contemplad, mirad, meditad.... Y volved a observar y encontraréis  siempre algo que se os había escapado.
Fuera la noche me llega fría, heladora. Me arropo con mi manta y concluyo esta entrada para seguir disfrutando del arte...
Sed felices.

jueves, 2 de febrero de 2012

No somos vacas

Vengo de una reunión de negocios, cuyo contenido no es el centro de esta entrada. Ha sido durilla, porque en estos caso todos queremos que el gato se bañe en nuestra charca, pero al final creo que he conseguido mi objetivo. En el viaje de vuelta, iba hablando con un colaborador de proyectos, cambios, enfoques y demás disertaciones sobre estos tiempos que nos ha tocado vivir y que sin lugar a dudas me apasionan a pesar de las dificultades. En un momento dado mi interlocutor ha pronunciado una frase que me ha parecido, como decimos en Madrid, "niquelada":
- Claro que necesitamos retos, porque no estamos programados para ser vacas.
Lo que un principio me ha hecho reír, al cabo de unos minutos ha abierto un espacio de reflexión en mi mente.
Naturalmente que no somos vacas, cuya vida se dedica en gran parte a estar tumbadas, rumiando y rumiando  y viendo pasar el tiempo. El ser humano se caracteriza, se diferencia como especie por su capacidad de pensar antes de actuar y no moverse solo por los instintos básicos de supervivencia.
Lo paradójico es que en una gran mayoría ese ansia de vida vacuna arraiga, y te hablan de tranquilidad y serenidad y sobre todo seguridad, cuando realmente en lo que se  acaba convirtiendo es en aburrimiento, en intentar masticar nuestras propias frustraciones y tedios.
Si no de qué tanta cantidad de gimnasio, pilates, cursillos de macramé, de pintura y aficiones varias a las que la gente se apunta para tener retos que superar y les saque de esa inercia, en muchos casos buscada, de pacer con la hierba segura.
En fin, quizá sea una estrategia, ya que  una sociedad de pacientes rumiantes es más fácil de manejar que de gente proactiva, pero es sin lugar a dudas tremendamente aburrida y estancada.

Sed felices.