domingo, 25 de enero de 2015

Erotismo por palabras

El próximo martes 27 tendré la oportunidad de participar en las I Jornadas sobre géneros literarios que organiza mi asociación Letras Vivas junto con el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid. Me acompañará la escritora Irene Comendador.

El erotismo  subyace en multitud de obras literarias porque subyace- ¡A dios gracias!- en hombres y mujeres. Yo, si me permitís queridos lectores, me guardo esta vez la opinión para exponerla en la conferencia. Mientras os dejo las de otros autores más reputados que yo.

Erotismo y poesía: el primero es una metáfora de la sexualidad, la segunda una erotización del lenguaje. Octavio Paz.

 El erotismo es como el baile: una parte de la pareja siempre se encarga de manejar a la otra.

(Milan Kundera).

El erotismo es una de las bases del conocimiento de uno mismo, tan indispensable como la poesía.

(Anais Nin).

En el fondo de todo amor, de todo cariño, de toda relación humana late el erotismo.( Sándor Márai).

El gran arte, siempre es erotismo disimulado.(Jacques De Bourbon Busset).

El erotismo da miedo porque se lleva la palma en el exceso, se abre en la superabundancia y en lo ilimitado. Eleva el instinto a categoría de un arte de amor, y por lo tanto de vivir. (Sophie Chauveau).

Las mujeres no tienen bastante con un buen polvo, quieren tu alma también. (Henry Miller).

El sexo todo lo contiene: cuerpos, almas, significaciones, pruebas, purezas, delicadezas,sresultados y anunciaciones. (Walt Whitman ).


Al sexo le pasa como a la memoria: si no se utiliza, desaparece. (Eduardo Punset).

Si el sexo no fuese la cosa más importante de la vida, el Génesis no empezaría por ahí. (Cesare Pavese).

Sed felices.


domingo, 18 de enero de 2015

Pelos en la lengua: opinar no es insultar.

El pasado viernes 16 de enero tuve el honor de participar en una charla coloquio en el Ateneo de Madrid, cuyo tema central giraba en torno al Blog. Como es de suponer, Mi vida en tacones, esta bitácora que pronto cumplirá cinco años, tuvo un protagonismo especial.

Fueron varios los aspectos tratados por mis excelentes compañeros, Enrique Armendáriz y Patricia Pérez, a los que me sumé, intentando dar una visión de lo que supone este medio para mí, en particular, y el uso de las redes sociales en general.

Hoy, mis queridos lectores, me gustaría trer a este artículo un tema en concreto que señalé en la conferencia,  y que me tiene un tanto preocupada, a riesgo de que algunos puedan tachar de mogigata. Me refiero a la grosería en el lenguaje que, en ocasiones, se utiliza como si fuera el remedio para que nuestra opinión tenga más fuerza en las redes sociales.

Palabras no solo malsonantes, sino también soeces, trufan algunos comentarios o post con expresiones que, estoy segura, no serían de igual modo usadas si nuestro interlocutor estuviera delante. Hilos de conversaciones que se enredan y acaban en insultos personales, mentando a la madre o tildando de dudosa la honradez, ideología, etc, a aquel que se le ocurrió colgarlo olvidando que opinar no es insultar.

Creo que no somos conscientes de que las mismas normas que aplicamos en la vida real deben de funcionar en las redes, y que la educación y las buenas maneras no se pierden porque nos ocultemos tras un teclado. Claro que el utilizar un nombre falso o no poner tu rostro en la fotografía del perfil facilita mucho las cosas y permite dar rienda suelta a lo que creo no son más que frustraciones, ira mal canalizada y falta de criterio.

Ante este panorma he resuelto cortar por lo sano: desactivar y, en caso extremo, eliminar o bloquear a aquellos que, bajo mi opinión, me resultan tan repugnantes como los pelos en la lengua.
¡Zas!


Sed felices.

sábado, 10 de enero de 2015

Pensando, pensando... (II)




 Una segunda entrega de mis reflexiones matutinas.

No hay nada más agotador que una vida construida a base de condicionales. Prefiero ser respuesta antes que pregunta.

Solo aquel conoce la pérdida sabe que el coste de las cosas no se relaciona con su valor.

Demasiados discos rallados y cortinas de humo para ocultar lo que solo son brindis al sol.

Para poder perdonar a los demás debemos empezar por perdonarnos a nosotros mismos. Reconocer nuestras limitaciones nos ayuda a aceptarlas en los demás.

Pajas en ojos ajenos y vigas cegando ojos propios. Ya tengo mi silla en la puerta.
 
Mejor que flores,  bombones o joyas, si amas a alguien, regálale tu tiempo.

La muerte y el arte convierten en inmortales a aquellos a quienes nunca conocimos y sin embargo admiramos. Seguimos necesitando héroes y dioses.

No son los problemas los que estropean las relaciones de pareja, sino el no ser capaces de solucionarlos juntos.


Hay quien de tanto querer sin estar y de estar sin ser acaba ni siendo ni estando.

Sed felices.

martes, 6 de enero de 2015

El globo rojo

Me contaban mis padres que en mi segundo año de vida, cuando creo ya tuve cierta consciencia de un día como el de hoy, cada vez que me preguntaban que quería para los Reyes contestaba con media lengua: "u gobo gojo".

Debo de señalar, queridos lectores, que yo fuí la primera hija así como la primera sobrina y nieta por parte de madre, y única durante cinco años, con lo que, ya os lo podréis imaginar, todo se les hacia poco para mí.

Por fín llegó la gran noche. Pasábamos las Navidades en casa de mis abuelos maternos, pues en ese tiempo vivíamo en Covaleda (Soria).

Entonces era costumbre, me decían, salir a dar una vuelta por los puestos que hasta altas horas de la noche estaban abiertos en mi barrio, Chamberí, y tomar el roscón co chocolate. Yo, imagino, ya estaría dormida, y los regalos para "la niña" atestaban el pequeño cuarto de estar de mis abuelos. Mis padres salieron a dar ese paseo y vieron en uno de los tenderetes que vendía globos.

- Y si le llevamos uno rojo a la niña- comentó mi padre.

- Pero ya tiene un montón de cosas- replicó mi madre.


No obstante, lo compraron.

Y cuando al día siguiente se abrió la puerta de la estancia en casa de mis abuelos- me contaba mi madre-, yo eché a correr y me abracé al globo rojo como si no hubiera ningún otro regalo más. Al fin y al cabo, eso era lo que yohabía pedido.

Siempre me ha parecido muy entrañable esta anécdota. Algo o alguien les inspiró a mis padres para que compraran ese globo rojo que me hizo tanta ilusión, y que se convirtió para mí en un símbolo.  No hace falta que algo sea muy importante, ni grande, ni fastuoso para hacernos feliz, si es realmente lo que nosotros deseamos con todas nuestras fuerzas..

Sed felices, hoy y siempre y llenad vuestra vida de globos rojos de la ilusión.