domingo, 30 de junio de 2019

Jeroglíficos emocionales

Es curioso como el ser humano es capaz de recuperar, o de volver, a situaciones pretéritas que creíamos superadas.

Quizá, mis queridos lectores, penséis que voy a hablar de la cultura egipcia y del lenguaje utilizado por ella a base de pictogramas que pudieron ser comprendidos con el descubrimiento de la Piedra Rosetta. Pero no, voy a hablar de eseotro medio de comunicación también gráfico y que denominamos emoticonos, neologismo que proviene de las palabras emoción e icono.

Tengo que confesaros que, a pesar de que los utilizo, los emoticonos no me gustan nada, pero nada de nada. Reconozco su utilidad en esa economía del tiempo y la comunicación en la que nos encontramos, pero creo que se pierde la esencia que nos ofrece la palabra. 

Tardé tiempo en utilizarlos porque me negaba a sustituir la tradución de mi pensamiento por caritas sonrientes, tristes, enfadadas, corazones, soles etc... Pero al final he claudicado, aunque a rastras, porque no se pueden poner puertas al campo. Sobre todo porque hay especialistas que defienden el uso de estos símbolos como una manera de traspasar el  a veces ambiguo lenguaje escrito, asimilándolo a un "cara a cara". Lo que viene siendo diferenciar un "mira que eres tonto " seguido de una carita sonriente, que sería algo desenfadado, del mero insulto. Bueno, admito que puede ser razonable en una sociedad en la que las relaciones a través de la red, de todo "tipo", tienen un gran peso, aunque nunca un emoticono puede sustituir el lenguaje, por ejemplo, de una mirada.

Será que me hago mayor, pero, a pesar que los emoticonos avanzan sin remedio sigo defendiendo la comunicación a través de  las palabras, como no podía ser de otra manera, un tesoro que no dejamos de maltratar en su forma y en su fondo.Quizá por ello, porque amo las palabras, que me permiten acercarme a todos vosotros me resisto a poner un corazón en vez de escribir "te quiero".



En fin, sed muy 😀 .... Huys... Felices 😚








domingo, 16 de junio de 2019

A la vuelta de la esquina

Siempre he dicho que mi vida, esta vida sobre mis tacones, a veces más altos, otras ya más bajos (las rodillas ya no son las que eran) nunca fue una línea recta, sino una sinuosa carrera de fondo de la que en muchos momentos tuve la tentación de retirarme porque el esfuerzo estaba siendo enorme y el cansancio planeaba como buitres sobre una res moribunda. Pero, de manera incluso sorprendente para mí, seguía hacia adelante, sin abandonar la esperanza de que la meta estuviera a la vuelta de la esquina. Así, etapa tras etapa se  me ha pasado ya la mitad de la vida, y tras alcanzar este penúltimo escalón (no sabemos cuál será el último) sigo cumpliendo metas volantes. 

Ayer, sentada en mi escaño tras prometer mi cargo de concejala, sentí la sensación de que de nuevo había doblado otra de las esquinas, pero de que no había llegado. Se extendía una nueva carrera, llena de responsabilidades, seguro que de problemas e incertidumbres, pero  también resplandeciente de ilusión. 

Nunca la vida será lineal por mucho que nos empeñemos, permitiéndonos prever y calcular. La existencia está llena de recovecos que nos obligan la mayor de las veces a rectificar y seguir caminando. Además, ¿ a que no hay nada más aburrido que una recta?. Sé que esto que digo, mis queridos lectores, no es fácil de entender, pero creedme, lo sé por experiencia. 

Hoy, tras tantas emociones, no estoy muy inspirada para contaros algo muy profundo, pero quería no faltar a nuestra cita , porque también vosotros soís parte de este viaje y siempre es maravilloso encontraros a la vuelta de cada domingo.

Sed felices.

domingo, 9 de junio de 2019

Los otros sentidos: deber, humor y oportunidad.

Desde pequeños nos enseñan cuáles son los cinco sentidos sensoriales, a través de los cuales podemos ver, oír, oler, gustar y tocar. Recuerdo todavía las ilustraciones de mi libro de Ciencias naturales, con los ojos, las orejas, la nariz, la lengua y la piel, órganos en los que se situaban los sentidos antes mencionados.

Con los años me he dado cuenta de que también hubiera sido muy importante que nos enseñaran otros tres sentidos, menos fáciles de ubicar, pero que son imprescindibles para caminar por la vida, haciéndola más fácil a los demás y a nosotros mismos.

El primero de ellos es el sentido de la oportunidad. Es esa capacidad que se ha de tener para decir o hacer en un momento determinado lo más adecuado y que, por desgracia, no tiene todo el mundo.  Seguramente, mis queridos lectores, habréis tenido que sufrir en ocasiones su carencia, lo que, normalmente suele producir bastante vergüenza ajena.  Ejemplos a porrillo: el que al enterarse que te van a operar te cuentan que un vecino suyo se quedó en la mesa de operaciones con una intervención similar; quien al ver tu coche nuevo te comenta que ese modelo o marca suele tener muchas averías; el que al regalarle tu nuevo libro en papel te comenta que el solo lee en e-book porque el papel es un estorbo.... 

El segundo sería lo que llamamos sentido del deber. Ya, ya sé que suena un poco marcial, pero no tiene por qué. Es simplemente la capacidad de saber lo que debemos de llevar a cabo , porque somos responsables y porque de ello dependen personas, proyectos, acciones. Este sentido lleva implícito el compromiso, algo que me da la impresión que está en desuso en una sociedad en la que no ya el fin justifica los medios, sino que los fines hacen buenos cualesquiera de las maneras de acceder a ellos, aunque haya que olvidar la lealtad, pilar fundamental de este sentido del deber, que evita apuñalar por la espalda.

Para finalizar me referiré al sentido del humor. Se suele decir que no hay manera de tomarse la vida más en serio que con humor, y estoy absolutamente de acuerdo. Caminar así por el mundo denota inteligencia y vitalidad, aunque no se ha de confundir con ser hiriente o con el sarcasmo, forma de ironía de quien no da mucho de sí y carece absolutamente de sentido del humor, y que por desgracia abunda más de lo habitual. No se trata de reírse de todo, sino de quitar el sentido trágico a la existencia, empezando por uno mismo.


Oportunidad, deber y humor... Sed felices.


lunes, 3 de junio de 2019

Ausencia de Ferias.

Los escritores y las golondrinas nos parecemos en primavera. Revoloteamos como ellas por las ferias del libro de toda España con nuestras novedades y nuestro bolígrafo (o pluma) para firmar ejemplares con emocionadas dedicatorias.

El magno escenario, algo así como la alfombra roja, es la Feria del libro de Madrid. Más de cuatrocientas casetas repletas de títulos y de autores que esperan a acomodarse en las estanterías de los lectores. La sensación desde el interior de los mostradores es como ver pasar una marea de ojos, de colores, de rostros, algunos interesados otros, simplemente contemplativos. Sobre todo ello la megafonía desgranando nombres y números. Algunas colas frente a las firmas de los que, a veces con méritos literarios peculariares, han concitado el interés del gran público.


Sois muchos los que me preguntáis dónde voy a firmar, si voy a Madrid, cuándo, dónde...  La verdad es que los últimos acontecimientos y sus prolégomenos me han hecho renunciar a estar presente en esos maravillosos eventos, en los que puedes tomar contacto con los lectores, hablarles de tus libros, contarles cómo nacieron e incluso departir con quienes están en el camino de publicar. No puedo negar que lo hecho de menos, aunque las razones de mi ausencia hayan sido muy justificadas y el resultado más que óptimo.

Sí estuve, la única, en la de mi municipio, Rivas. Cómo no iba a estar junto con los libreros, los escritores, con los vecinos, con los que convivo y he convivido tanto tiempo. A las demás he renunciado voluntariamente por un motivo que lo merece con creces.

En fin, mis queridos lectores, que este año el Paseo de coches me esperará como visitante, lo que no está nada mal. Quizá, por allí, nos encontremos.

Sed felices.