Venía de hacer una gestiones, cuando me he fijado en dos niñas que estaban jugando en la calle. Una de ellas le preguntaba a la otra si quería ir a su boda. La segunda ha contestado con mucho desparapajo:"No puedo, estoy en París".
Me he sonreido recordando cuando jugabamos de pequeñas una prima hermana y yo (ambas de la misma edad). Ella siempre acababa casándose (con un ingeniero), mientras yo era profesora, médico, tendera o incluso monja.
Cuando los años fueron pasando, mi prima se puso pronto a trabajar, mientras yo seguí estudiando en la Universidad. Las dos nos casamos con veintitrés años (ella por cierto con un ingeniero) y yo a las veintiocho monté mi negocio. Mi prima dejó de trabajar nada más contraer matrimonio y desde ese momento se dedicó a su casa. Yo llevo veintitrés años dedicada al mundo de la empresa.
No sé si los juegos infantiles , los roles que aprendemos de niñas, marcan nuestro futuro, pero en el caso que os cuento curiosamente se materializaron esas fantasías.
Creo que es importante atender las ilusiones y los proyectos infantiles, y sobre todo cuidar el ejemplo que damos a nuestros jóvenes. Mi padre es empresario y ha sido para mi un ejemplo. Mi hijo ha estudiado Empresariales y tiene su pequeña empresa en Internet, y ayer me enteré que mi sobrina mayor, a la cual he tratado casi como una hija va estudiar Dirección de Empresas.
Quizás esa niña que hoy estaba en "París" (Rivas) "trabajando", dentro de unos años será diseñadora, piloto de avión o profesora en la Sorbona...¡Ojalá que nadie le quite la ilusión! El futuro es suyo.
Sed felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario