Quien tiene un amigo, tiene un tesoro, dice el refrán. Yo no sé si es comparable a un tesoro, lo que sí sé es que en mi vida los amigos y amigas ocupan un lugar especial. Hoy voy a la fiesta de cumpleaños de un amigo que ha cumplido cincuenta años. Hace treinta que nos conocemos. Su mujer y yo somos amigas desde el colegio y tuvimos la suerte de que nuestros maridos congeniaron estupendamente. Durante estos treinta años hemos compartido alegrías (las más) y también alguna pena. Nuestras vidas se desarrollan también con otros amigos, pero cuando nos encontramos se nota ese sentimiento cálido que se haya en el fondo de la auténtica amistad.
(Los recuerdos que jalonan la vida de las personas estarían vaciós sin no existieran aquellos que nos van acompañando. Últimamente suelo decir que cada vez soporto menos a las masas pero quiero más a las personas... )
Hoy celebramos el cumpleaños de un gran amigo. Él sabe que en mi deseo de felicidad va implicita una gran carga de cariño y agradecimiento por saber que tanto él, Carlos, como mi querida Mª Jesús, siempre han estado ahí cuando más me han hecho falta. ¡Por otros treinta años más juntos!
Sed felices.
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