Cuando vamos cumpliendo años nos encontramos con circunstacias que hasta ese momento concíamos de oídas o como terceros. Yo soy de la opinión de que la edad no sólo te añade experiencia y conocimientos (en la mayoría de los casos) también te coloca ante responsabilidades difíciles. Y una de las más fuertes es la vejez de los padres, con lo todo lo que conlleva.
No por casualidad somos varias personas, incluida la que suscribe, cuyo padre o madre se encuentra enferma, Razonablemente, aunque duele, sabemos que es el ley de vida, y que aunque suene a tópico, es una verdad como un templo. Como también es cierto que los hijos e hijas debemos en este momento estar a su lado.
Nos ha llegado la hora del relevo. Hace unos días le decía a un amiga, quien tiene a su padre muy malito, que es en estos trances cuando te das cuenta la importancia de tener hijos, pues quien mejor que ellos, cuando nos llegue el momento, nos cojan la mano y nos reconforten, como nosotros hacemos con nuestros padres.
Es el círculo de la vida. Dentro de dos meses nacerá mi nieta Leyre, y nuevo eslabón se añadirá a la cadena...
Sed felices.
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