Había terminado de escribir la nota.
Depositó con cuidado el bolígrafo en la bandejita de plata que estaba junto al teclado del ordenador y tomó el folio, color crudo, de textura gruesa y con membrete de su nombre entre los dedos y se dispuso a leer las palabras que habían ido fluyendo, como un río, dejando la superficie virgen, en un principio, repleta de la palabras manuscritas.
Miró el reloj de pulsera: eran las doce menos cuarto de la noche.
Se levantó, cogió un sobre de una vieja caja de madera pintada y con su letra de fina caligrafía escribió unas palabras.
Encima de la mesa, también junto al teclado, había un bote de cápsulas, que fue a coger, arrepintiéndose después de su acción.
Las doce menos diez.
Miró por la ventana. La calle estaba en silencio. Sentía, a pesar de que la calefacción estaba a tope, un frío extraño que la hacía temblar. También sus ojos estaban llenos de lágrimas.
Las doce menos cinco.
Sobre el sofá, un periódico abierto y un títular dramático: "Hoy, día 21, el Fin".
Sí, el fin. Llevába días y días pensando en este momento.
Las doce menos tres minutos.
No esperaría más.
Se dirigió otra vez a la mesa y cogió el medicamento. Lo abrió quedándose en suspenso mientras su vista se enganchaba otra vez en el reloj.
Las doce del veintiuno de diciembre de 2012.
Abrió el bote y volcó las pastillas en la mano....
Cogió dos y se las tragó de un golpe.
¡ Maldita gripe! Precisamente hoy, que tenía la Fiesta del Fin del Mundo en la oficina. Llevaba ya seis comprimidos y como si nada. Seguro que tenía fiebre.
Cogió el sobre, se dirigió a la cocina en donde lo sujetó a la nevera con un imán. Escrito en él se podía leer:
"Te dejo dentro la lista de la compra. Son las doce y me voy a la cama. Mañana no me despiertes".
Eran las doce y cuarto.Entre estornudos, lagrimeos y mala leche se acostó, sin darse cuenta de que había pasado la medianoche y el mundo no se había acabado.
Sed felices.
Depositó con cuidado el bolígrafo en la bandejita de plata que estaba junto al teclado del ordenador y tomó el folio, color crudo, de textura gruesa y con membrete de su nombre entre los dedos y se dispuso a leer las palabras que habían ido fluyendo, como un río, dejando la superficie virgen, en un principio, repleta de la palabras manuscritas.
Miró el reloj de pulsera: eran las doce menos cuarto de la noche.
Se levantó, cogió un sobre de una vieja caja de madera pintada y con su letra de fina caligrafía escribió unas palabras.
Encima de la mesa, también junto al teclado, había un bote de cápsulas, que fue a coger, arrepintiéndose después de su acción.
Las doce menos diez.
Miró por la ventana. La calle estaba en silencio. Sentía, a pesar de que la calefacción estaba a tope, un frío extraño que la hacía temblar. También sus ojos estaban llenos de lágrimas.
Las doce menos cinco.
Sobre el sofá, un periódico abierto y un títular dramático: "Hoy, día 21, el Fin".
Sí, el fin. Llevába días y días pensando en este momento.
Las doce menos tres minutos.
No esperaría más.
Se dirigió otra vez a la mesa y cogió el medicamento. Lo abrió quedándose en suspenso mientras su vista se enganchaba otra vez en el reloj.
Las doce del veintiuno de diciembre de 2012.
Abrió el bote y volcó las pastillas en la mano....
Cogió dos y se las tragó de un golpe.
¡ Maldita gripe! Precisamente hoy, que tenía la Fiesta del Fin del Mundo en la oficina. Llevaba ya seis comprimidos y como si nada. Seguro que tenía fiebre.
Cogió el sobre, se dirigió a la cocina en donde lo sujetó a la nevera con un imán. Escrito en él se podía leer:
"Te dejo dentro la lista de la compra. Son las doce y me voy a la cama. Mañana no me despiertes".
Eran las doce y cuarto.Entre estornudos, lagrimeos y mala leche se acostó, sin darse cuenta de que había pasado la medianoche y el mundo no se había acabado.
Sed felices.
No, seguimos por aquí. Y a mí me da que esta semana, que tengo vacaciones, voy a acabar como tu protagonista, con catarro.
ResponderEliminar¡Gracias por haber participado! :)
jeje buenos giros. Eso digo yo después de Navidad, que nadie me despierte, pero inevitablemente mañana sonará el despertados
ResponderEliminarsaludillos navideños