Sabía que el cartero siempre llama dos veces, pero seguramente no tres. Y a pesar de que tentar a la suerte no era algo que le gustaba, si había cierta emoción en, por lo menos, provocarla. Así anduvo por lo menos un tiempo, en un juego de sí no es, queriendo, aunque en el fondo sabiendo que no podía ganar todas las bazas.
Las apuestas altas tienen el riesgo de que si ganas es magnífico, pero si pierdes, puedes quedarte sin nada. Sin nada..... Recordó una canción de ABBA: "The winner take it all", el ganador se lo lleva todo. Una canción preciosa pero triste que habla de desamor y separación.
No sabía el motivo, pero tenía la sensación de que siempre jugaba en desventaja. Los sentimientos no son buenos cuando hay que envidar, pensaba, y ella había puesto demasiado claro su juego, lo que no la favorecía cuando se enfrentaba a un jugador experimentado que era capaz de calcular que cartas llevaba el contrario y, alguna sospecha tenía, hacer trampas con gran habilidad.
Por eso decidió levantarse de la mesa de juego, y no arriesgar más. Miró a su contrincante, recogió sus fichas y sonriendo, se despidió hasta la siguiente cita con un "hasta pronto". Atravesó la sala , y salió por la puerta en la certeza de que quizá, por está vez, suya era la ventaja. De los dos, solo ella sabía que jamás volverían a verse las caras en una partida.
Sed felices
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