Me encanta esa sensación que me invade unos segundos antes de que el sueño haga presa de mi. Se agudiza la percepción táctil y olfativa al perder la capacidad de visión en la oscuridad. Las manos bajo la almohada perciben la suavidad de la tela y su frescura y el aroma del suavizante que la perfuma invade la nariz levemente.
Las imágenes de lo acaecido en la jornada se asoman a mi mente como una película, mientras que pensamientos, generalmente de balance diario, pasan lista: lo hecho, lo no hecho, lo que dije, que no dije, mañana haré o desharé.
Los sonidos de la noche poco a poco se van apagando, mientras que la respiración se va acompasando al ritmo del corazón..... el cuerpo se aligera y se entrega al sueño, rindiéndose en esa dulce batalla diaria del consciente y el inconsciente, en la que aquel por unas horas, entrega la llave de la razón para permitir abrir la puerta de los delirios más ocultos.
Me giro sobre mi lado izquierdo y lo último que siento es uno de pies frotando el otro ....
Y todo en escasamente ese minuto que separa el hoy de mañana.
Sed felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario