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domingo, 5 de mayo de 2024

De madres e hijos

 Veo asombrada que ha pasado todo el mes de abril y no he escrito nada en esta bitácora, antaño receptora de mis tristezas y mis alegrías. Supongo que el estar todo el día entre letras  ajenas hace que me retraiga de escribir sobre las mías propias. Pero hoy sí, sí que me acerco a dejar en un día como hoy, en el que se conmemora el día de las madres en España, mi reflexión. 

Mis hijos, David y Carlos, ya me han felicitado y traído su regalo. Luego comerán con sus mujeres, que son madres también, y celebrarán con sus hijos este día. Al fin y al cabo hemos estado juntos todo el puente de mayo y podido disfrutar de ellos.

Decir que me siento orgullosa de mis hijos es decir algo obvio, pero me  gusta decirlo y decírselo. Cuando los miro, ya dos hombres hechos y derechos, hay en mí un sentimiento ambivalente: nostalgia por los niños que fueron y alegría por las maravillosas personas que son. No sé si hay algún mérito mío en este resultado, lo que sé es que siempre me acompañaron y entendieron que su madre era un tanto peculiar por lo que hacía y hace, pero que el tiempo que les dedicaba era el cien por cien, y que así éramos felices.

Me gustaría que el día de mañana, cuando yo no esté, me recordaran como alguien que no solo les quiso con todo su corazón, sino que les enseñó que la vida es aquello que construye uno mismo, que un problema deja de serlo si tiene solución, y que la suerte no existe, existe la voluntad y el trabajo.

Ser madre no es pintarlo todo de color de rosa, tiene mucho esfuerzo, pero no cabe duda de que no solo merece la pena, sino que yo no sería la que soy sin mis hijos. Por ellos, y para ellos,
sigo.

Sed felices.

domingo, 30 de septiembre de 2018

Abogada de pleitos pobres

Mi madre siempre me llamaba abogada de pleitos pobres. Al principio no lo comprendía, pero con el tiempo me di cuenta de que tenía razón. Tengo una extraña tendencia de ponerme al lado de los débiles, de quienes creo que están sufriendo una injusticia.

Además lo suelo hacer a pecho descubierto (entiéndase la metáfora), lo que en ocasiones me ha  causado más de un encontronazo por parte de quienes se sienten asombrados de que alguien se enfrente sin miedo, y sin tener en cuenta ni la posición ni la representación, solo con la fuerza que da el saber que es necesario "desfacer entuertos".

No es más que eso, tengo el alma de Quijote, y eso, en este mundo encaja mal.

Pero qué se le va a hacer, al fin y al cabo no importa que no sean gigantes sino molinos. Es el espíritu de lograr un mundo mejor lo que a muchos nos impulsa levantarnos cada día. Pero, cuidado, no hablo, mis queridos lectores, del mundo, del planeta, sino del microcosmos que supone nuestro entorno, y en el que nos movemos cada día. Ese es mucho más fácil de transformar, sobre todo cuando se hace desde dentro de uno mismo.

Tenemos nuestra palabra, tenemos nuestras acciones, tenemos nuestro ejemplo. Cada uno en el sitio que ha elegido ocupar, sin miedo, sin pesimismo. No esperemos permiso de nadie para hacer la vida de los demás más fácil, para convertirnos en la voz de los que no se escucha.

Desde el principio de los tiempos muchos han considerado que unos tenían derecho a vivir y otros ha servir ese derecho ajeno. Que la vida daba trato de favor, así, a lo Pablo Casado, a unos, por el simple hecho de haber nacido en un lugar,o en una familia determinada. No será así, si otros, también suficientes, no lo permitimos.

Os animo a convertiros vosotros también, mis queridos lectores, en abogados de pleitos pobres, en Quijotes sin miedo, señalando a quienes han hecho de su felicidad la desgracia ajena.  Queda tiempo para transformar la realidad, siempre queda tiempo.


Mientras, sed felices.

miércoles, 3 de enero de 2018

Vivid vuestra propia vida

Es curioso como el ser humano utiliza el tiempo. Tan sólo un segundo y pasamos de un año a otro, en ese ritual de las campanadas de medianoche.

Mi última entrada, para todos los efectos fue el año pasado. Y, sin embargo, apenas han transcurrido dos semanas de ellas, semanas llenas de celebraciones, felicitaciones y recordatorios de que lo importante es ser feliz.

La de veces que habremos deseado estos días y por todos los medios a nuestro alcance a los amigos, a los no tan amigos, al mundo en general, ser tocados por la varita de la Dicha, así, con letras mayúsculas.Pero, la cosa no estan sencilla... ¿O sí?

Hace un tiempo le comenté a una amiga muy querida que mi único objetivo en esta vida, de la que espero todavía me queden años, es alcanzar esa sensación  de bienestar que comporta el hacer aquello que quieres hacer y con la gente que te apetece hacerlo. Hay momentos, no me cabe duda, de que lo consigo, y, en una especie de extraño malabarismo, consigo estirar su efecto como si fuera chicle, y llegar a otros que me son más apetecibles. Quizá por que diariamente hago mía la máxima de "no solo hacer lo que me gusta, sino también que me guste lo que hago", Porque no siempre es posible esa situación paradisiaca de cumplir los deseos más absolutos, pero si soy capaz de divertirme e intentar sacar partido a situaciones que, a priori, no eran muy atractivas.

Reconozco que he sido una mujer afortunada, y lo sigo siendo. No tanto por lo que tengo, que sin duda es más que suficiente, sino por mi capacidad de adaptarme a las situaciones y, sobre todo, por no quedarme lamentando de mi mala suerte o de mi desgracia, cuando los tiempos me han sido adversos, como a cada hijo de vecino. Mi suerte no ha sido el azar sino el encontrar la salida y aprovechar las oportunidades.

Dejadme que en esta primera entrada de 2018 os desee fortaleza, inteligencia y voluntad para caminar por esa vida que hayáis elegido vosotros y no otra. Amad con toda el alma, haced lo que os llene de ilusión, soñad, imaginad...En resumen, vivid vuestra propia vida.




domingo, 12 de marzo de 2017

Según el color del cristal con que se mira

Si alguna ventaja tiene ir cumpliendo años (yo le encuentro bastantes) es la de aprender a relativizar las cosas. Sí, a darte cuenta que, a la postre, son muy pocas las que merecen la pena tomártelas a pecho.

Yo, años ha, fui una persona de grandes contrastes y pocos matices. Muchos blancos y negros, pero excasos grises. Tal vez mi manera apasionada de ver la vida me hacía beberla a grandes tragos, a veces sin degustar y sin respirar.

Luego el paso del tiempo me ha ido señalando que nada es verdad o mentira que "todo es según el color del cristal con que se mira". Y no es que me de todo igual, por supuesto, sino que ya va habiendo menos cosas en las que poner alma y vida, aunque como las meigas, hailas.

Por eso, y me reitero en la afirmación primera, he aprendido a poner mi esfuerzo solo en aquello que considero merecedor de ello y que de alguna manera está a mi alcance. Sobredimensionar las capacidades solo lleva a la frustración.

¡Ah! No quiero que de mis palabras se desprenda, mis queridos lectores, que me he vuelto comodona, no, simplemente que ahora sé, casi con seguridad, cuál es mi posición en el tablero del la vida y así juego.

Cotidianamente vemos como nos estrujan el alma a través de los medios con atrocidades ante las cuales poca capacidad de actuación directa tenemos, pero que nos sumerjen en un mar de miedo y angustia. Yo hace tiempo que me he pertrechado con el flotador del sentido común y aplico mi esfuerzo en aquello que pienso puede ser útil. Por lo demás vivo y procuro ser feliz.

El paso del tiempo me ha mostrado una maravillosa paleta de color, del rojo al violeta con la que pintar la existencia.


Sed felices.

domingo, 12 de febrero de 2017

El amor es eterno mientras dura

El próximo martes se celebra San Valentín, día por antonomasia dedicado al amor y a los enamorados.

Si eres, lector o lectora, de los que gustas regalar en este día, pues harás muy bien. Si, por el contrario, consideras esa conmemoración como un invento, al igual que otros, de la sociedad de consumo con el fin de aumentar las ventas de rosas rojas, cajas de bombones y reservas en restaurantes, pues también me parece perfecto. No seré yo la que critique ni una cosa ni la otra.

Mi reflexión de hoy no va en la línea de aprobar o no que haya un día dedicado a los enamorados, sino que con esa excusa comentar sobre la propia mitificación del amor. Ya, ya sé que muchos de vosotros habréis enarcado las cejas con cierto asombro. El amor, me refiero al de las parejas, es uno de los paradigmas de esta sociedad en la que, curiosamente, se consume con tanta rapidez como la llama de un fósforo.En nuestro país por cada diez matrimonios hay siete rupturas, llegando casi a los cien mil divorcios anuales.Sin embargo seguimos creyendo en la eternidad del amor, en el "felices para siempre".

Tal vez eso hubiera sido posible en el paraíso terrenal antes de la manzana, pero en la actualidad, rodeado el fuerte del amor romántico por los factores externos de los hijos, las hipotecas, la precariedad laboral o la familia- sí, que también a veces tiene lo suyo-,  es muy, pero muy complicado sobrevivir.

Pero, y yo creo que son los más importantes, también están los factores internos, aquellos propios de cada  miembro de la pareja y que por cuestiones de su propia historia vital, de su crecimiento hace  que poco a poco ese amor vaya mutando.En el mejor de los casos puede quedar una maravillosa amistad, una complicidad que no rompa la convivencia. En el peor de los escenarios llegará  la ruptura.

No quiero, mis queridos lectores, que penséis que soy una escéptica del amor, no. Es más, soy una enamorada de ese sentimiento que, además, alimenta muchos de mis poemas. Creo en el amor y cuando lo he sentido he sido la mujer más dichosa. Pero también soy consciente de que el amor es eterno mientras dura, una verdad de Perogrullo, que en su propia simpleza encierra la verdad más absoluta.

Sed felices!





domingo, 25 de diciembre de 2016

El sentido de la Navidad

Domingo y, además, Navidad.

Sé que muchos de vosotros, queridos lectores no celebráis estas Fiestas, ya sea porque no creéis en ellas o, simplemente, porque no están en vuestra cultura.
 
He de confesaros, por mi parte, que el conmemorar la noche pasada y el día de hoy no es tanto por considerarme cristiana, que lo soy (¡ojo!, no católica), como para encontrar una fecha en la que parecemos coincidir espiritualmente muchos de nosotros.


Ya he tenido la ocasión de contaros que en mi familia la tradición navideña está muy arraigada y siempre relacionada con momentos felices. Incluso la primera en la que no estuvo mi padre, que adoraba la Nochebuena, todos los hermanos la celebramos con más fuerza y en honor a él, como lo hizo él en honor de su madre.

Es cierto que van quedando huecos, pero también es verdad que se van supliendo por aquellos que llegan. En esta ocasión  mi nueva nieta, que hoy cumple su primera semana de vida, ocupó su lugar en brazos de sus padres. Y ha sido una felicidad inmensa.

Quiero y deseo creer que Martina, junto con Leyre, se sentarán  siendo dos mujeres también un día de Nochebuena y recordarán a su abuela Elena y lo que disfrutaba con los villancicos, con
cocinar ricos platos y amar con todas sus fuerzas la vida.

Para mí ese relevo en la felicidad es el verdadero sentido de la Navidad.

Sed felices.

domingo, 27 de noviembre de 2016

Pensando, pensando X


  Mientras empieza el día pienso y, entonces, saludo a mis amigos de Facebook con estas reflexiones.

Entre el deseo y el logro hay un instante en que el que tiempo parece detenerse y el mundo se para.

Espero nunca llegar a ser lo que anhelo, porque si lo consiguiera y fuera ya no me quedaría más camino que recorrer.

Afirmar que el amor es solo química es tanto como creer que en una gran novela hay solo palabras.

 Llega un momento en el que todo deja de ser verdad excepto en los libros.

 Cambiar las reflexiones por las flexiones diseña bellos cuerpos y acciones vanas.

Enamorarse de la belleza de alguien es como desear vivir en una casa por su fachada sin saber si el interior es cálido y acogedor, o frío y desapacible.

 Enamorarse de la belleza de alguien es como desear vivir en una casa por su fachada sin saber si el interior es cálido y acogedor, o frío y desapacible.
 
 La tristeza es como un niño glotón e insaciable que se alimenta de sopa de lágrimas con restos de sueños rotos.
 
 La suma de dos mentiras jamás podrá dar como resultado un verdad, sino que creará otra mentira que necesitará otra más para seguir sosteniéndose. Y así hasta...

Miramos al mundo una sola vez con los ojos limpios de prejuicios: en la infancia.
Después sólo son recuerdos.

sábado, 24 de septiembre de 2016

Carta abierta a una persona infeliz

Mi querida persona infeliz:

Permíteme que este último domingo de septiembre, en las puertas del veranillo del membrillo (o de San Miguel para los creyentes) te dedique esta entrada de mi blog desde el cariño y la amistad.



Hoy te quiero dirigir unas palabras, no para insuflar alegría ni felicidad a tu vida, sino simplemente para preguntarte si te merece la pena estar lamiéndote persistentemente las heridas en público, encogida ante el día a día y llenando de preocupación a los que te rodean. No solo lo digo por mí, que también- convendrás conmigo que no es agradable estar escuchando frases demoledoras y que te ponen el ombligo en la garganta-, sino fundamentalmente por ti.

Ya, ya sé que me dirás que tu vida es el rigor de las desdichas, que no ves sentido a tu existencia y que tienes todo el derecho a quejarte, y, puedes rematar,  que si a mí no me gusta que le ponga un lazo. De acuerdo. Pero a fuer de ser sinceros hay quien lo tiene bastante peor que tú y no se dedica a rasgarse persistentemente las vestiduras y cubrirse la cabeza con ceniza, tal vez porque el tiempo que tiene lo ha de dedicar a sobrevivir y porque sus carencias son básicas.

Déjame que te cuente una historia:  hace siglos una persona fue encerrada por la Inquisición en una jaula en la que no podía estar ni sentado, ni de pie, ni tumbado. Las perspectivas no podrían ser menos halagüeñas pero... Vivió dieciséis años contra todo pronóstico. La conclusión: sus ganas de vivir vencieron al tremendo suplicio.

Vivir no es fácil, desde luego. Por el contrario es el mayor reto al que se enfrenta el ser humano. Es un logro diario sorteando enfermedades, frustraciones, pérdidas de los seres queridos, desamores, etc. Pero también hay momentos, a veces pequeños, en los que poder recrearnos en el placer de una conversación, de un paseo, de una felicitación por algo bien hecho, con una caricia, con un beso. Clavos ardiendo a los que nos agarramos para no caer en el abismo del tedio y la cotidianeidad.

Mi querida persona infeliz: no creas que los que parecemos a tus ojos vivir en un anuncio de mi pequeño pony no tenemos nuestros momentos oscuros. Lo que ocurre es que no solemos mostrar las llagas y preferimos ver la botella medio llena, por aquello de no amargarnos la vida. También porque hace tiempo que hemos entendido que nadie va a alfombrarnos el suelo con rosas y a invitarnos a desayunar con diamantes.

La felicidad no es tener salud, ni amor, ni dinero, ni siquiera las tres cosas juntas, aunque estas alturas de mi vida sigo sin saber, exactamente, qué es la felicidad. Lo que sí se es lo que no es: ahondar un día tras otro en el sufrimiento, propio o ajeno -como si echar sal en la herida fuera la única manera de que los demás nos quieran- quejarnos, lamentarnos y, sobre todo, creer que somos únicos en nuestro penar.

En fin, mi querida persona infeliz, no sé si mis palabras te calarán más allá de esa coraza de persona desdichada que has decidido ser, pero hoy sentía la necesidad de dedicarte esta carta.


Tuya afectísima...

sábado, 10 de septiembre de 2016

Pensando, pensando IX




 Mientras empieza el día pienso y, entonces, saludo a mis amigos de Facebook con estas pildorillas.

 
Cada vez me alejo más de quienes pudiendo ver no miran, pudiendo oír no escuchan, y pudiendo saber prefieren la engañosa comodidad de la ignorancia.

Escucho una conversación entre mis perros: "a veces es muy difícil encontrar justificación a las actuaciones de los seres humanos. Luego dicen que nosotros somos los irracionales".

Las alabanzas inmerecidas hacen más daño que la peor de las críticas:crean falsas espectativas e impiden mejorar.

Dedicamos toda nuestra vida en buscar la felicidad sin saber ni siquiera qué es lo que nos hace felices. Como empezar la casa por el tejado.

El amor es capaz de navegar en las aguas turbulentas de las discrepancias, pero se hunde como el plomo en las aguas mansas del aburrimiento.

Todo amor significa ganar y todo amor significa perder. Cuanto mayor sea el equilibrio más se alargará en el tiempo.

No hay cumbre ni abismo profundo que produzca más vértigo que el instante previo a alcanzar lo deseado.

El que todo lo quiere acabará por no tener nada porque nada de lo que tenga le será suficiente.

Tan culpable como el que lo causa es quien pudiendo evitar un mal, con su acción o su palabra, no lo evita.

Amo la pintura y por eso escribo poesía. Quiero que mis poemas sean cuadros que se puedan disfrutar con los ojos cerrados.

Sed felices.

sábado, 30 de julio de 2016

Amistad enredada

Tras una noche de mucho calor, nada extraño en un Madrid y en el mes de julio, me siento una vez más a escribir una nueva entrada en este blog.

He de reconocer que no lo hago con el entusiasmo de otras veces, quizá porque el poco descansar y el mucho sudar- rezumo lo mismo que un botijo- me hayan deshidratado un tanto las neuronas y, es cierto, me cuesta pensar. Pero no puedo faltar a esta cita con vosotros.

En dos días me marcharé a la playa, al mar que, como siempre digo, me espera año tras año. Allí disfrutaré con mi familia de unos días de asueto e ilusión, corregida y aumentada por la llegada de Martina, mi nueva nieta. Allí espero retomar fuerza e intentar una normalidad que estoy muy, muy lejos de sentir, arrastrada a mi pesar por esta convulsión diaria que me sumerge en la injusticia, en la incoherencia y en el agotamiento.

No son buenos tiempos, lo sé, para quienes intentamos mantenernos a flote junto con nuestros principios e ideales pero, por suerte, nos tenemos los unos a los otros. Vosotros me tenéis a mí y yo os tengo a vosotros en este mundo que construimos a diario donde la palabra, el poema, el arte, la música y los valores intentan sobrevivir a tanta mezquindad y tanta mentira.

Pero, como he dicho muchas veces, ser feliz cuando hay quienes persiguen que no lo seamos, es la mejor forma de rebeldía. Por eso deseo toda la felicidad del mundo, esa que se cose a puntadas nacidas de valorar aquello que tenemos y no lo que creemos que nos falta. Hay mucho de lo que disfrutar con solo mirar y no solo ver, con solo escuchar y no solo oír. Y sobre todo alegrarnos de tener el bien más preciado: la amistad, que nace de aquello que nos une y no de lo que nos separa y que mantenemos a través del teclado en este curioso mundo de las redes sociales.

Por eso deseo con todo mi corazón encontraros a todos a mi vuelta para volver a enredarnos. Os abrazo.