Rituales.....
Las uvas peladas en los platos, abiertas, con los pipos quitados, por aquello de no atragantarse.
Los restos de la cena retirados, dejando la mesa, vestida con un mantel de muérdago y flores de pascua, solamente con dos bandejas de dulces navideños.
La televisión encendida en La 1, como manda la tradición, a pesar de que las campanadas siempre son desde el mismo lugar, desde esa torre del reloj de la Puerta del Sol madrileña, bajo el que se pasa tantas veces al año, sin fijarnos apenas, y que esta noche es el protagonista absoluto.
Las palabras de rigor: " ¡cuidado, que lo primero que suenan son los cuartos!".
Las botellas de cava y sidra esperando ser descorchadas, en ese brindis primigenio de un año que se estrena.
Primera campanada..... Como autómatas, se van introduciendo con mayor o menor pericia, intentando llevar el compás, las uvas de la suerte....
Y doce....
Se sueltan los cucuruchos encima de la mesa, y se lleva a cabo el penúltimo ritual de besos y abrazos y feliz año, mientras algunos no pueden evitar que se escape alguna lágrima recordando las ausencias.
Las copas chocan, y se desea que este año, del que apenas han transcurrido unos minutos, venga con más dicha que el anterior.
Se han cumplido todos los rituales, como así ha de ser, en un afán de conjurar a la Suerte.
Y el día primero de enero amanecerá , contemplando los restos de esa ceremonia, transformada en serpentinas y confetis pisados por el suelo, en restos de turrón y polvorones, y, para algunos, en una fenomenal resaca.
¡¡Feliz Año Nuevo!!
Las uvas peladas en los platos, abiertas, con los pipos quitados, por aquello de no atragantarse.
Los restos de la cena retirados, dejando la mesa, vestida con un mantel de muérdago y flores de pascua, solamente con dos bandejas de dulces navideños.
La televisión encendida en La 1, como manda la tradición, a pesar de que las campanadas siempre son desde el mismo lugar, desde esa torre del reloj de la Puerta del Sol madrileña, bajo el que se pasa tantas veces al año, sin fijarnos apenas, y que esta noche es el protagonista absoluto.
Las palabras de rigor: " ¡cuidado, que lo primero que suenan son los cuartos!".
Las botellas de cava y sidra esperando ser descorchadas, en ese brindis primigenio de un año que se estrena.
Primera campanada..... Como autómatas, se van introduciendo con mayor o menor pericia, intentando llevar el compás, las uvas de la suerte....
Y doce....
Se sueltan los cucuruchos encima de la mesa, y se lleva a cabo el penúltimo ritual de besos y abrazos y feliz año, mientras algunos no pueden evitar que se escape alguna lágrima recordando las ausencias.
Las copas chocan, y se desea que este año, del que apenas han transcurrido unos minutos, venga con más dicha que el anterior.
Se han cumplido todos los rituales, como así ha de ser, en un afán de conjurar a la Suerte.
Y el día primero de enero amanecerá , contemplando los restos de esa ceremonia, transformada en serpentinas y confetis pisados por el suelo, en restos de turrón y polvorones, y, para algunos, en una fenomenal resaca.
¡¡Feliz Año Nuevo!!
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