Ya he comentado en otras ocasiones que no siempre una está ligera de ideas todos los dias como para imaginar los contenidos de este blog. Muchas veces surgen de frases que escucho o leo en diversos medios, y que me traen la inspiración.
Esto es lo que ha ocurrido hoy, cuando, la verdad, es que estaba un poco despistada acerca de que tema tratar. Bueno, pues la musa ha aparecido en forma de post en Facebook. No voy a repetir el contenido, que hablaba de que la vida era muy corta como para perderla con personas no atractivas, a lo que se respondía que era mucho mejor ser guapo por dentro que por fuera.
Que la belleza está en el interior es un tópico típico que hemos aprendido todos, muchos reforzados con películas o cuentos como la Bella y la Bestia o Cyrano de Bergerac, sin ir más lejos. Pero seamos realistas, también todos queremos ser guapos en nuestra parte visible, y, en su mayoría, hacemos lo que podemos para conseguirlo. Por ello no voy a caer en la fácil conclusión de que fomentemos nuestra personalidad que el aspecto no importa. Tendría que empezar por vaciar mi tocador de todos los cosméticos, tirar la depiladora y abandonar todo cuidado externo, a lo que, por supuesto, no estoy dispuesta.
No, no van por ahí los tiros. El atractivo sexual está muy bien, mola, como dirían mis hijos, pero se queda corto sino va acompañado de una personalidad interesante, que ocupe las otras veintidós horas del día- si consideramos que dedicar dos a nuestra actividad pasional como media es asequible. Estamos llenos de ejemplos que nos muestran como personas no muy bellas consiguen enamorar con su palabra, con su intelecto, con su arte, con su sentido del humor, con su imaginación. Si no, ¿alguien se explicaría el atractivo sexual de Woody Allen?
Naturalmente, no se trata de establecer un coloquio sobre el Discurso del método de Descartes después de echar un polvo, pero si de encontrar en el compañero de cama algo más que un buen culo y que no confunda el Guggeheim con el último fichaje de fútbol.
Si prescindimos de la cirugía estética,- con ella, vaya mérito- el físico depende de una aleatoria combinación de genes. La personalidad, en cambio, de un conjunto de capacidades conseguidas a lo largo de la vida y en la que la voluntad por adquirirlas y desarrollarlas juega un importante papel.
Lo que mata la pasión no son los michelines, sino el aburrimiento, y me temo que el David de Miguel Ángel por muy bello que sea, tiene poca conversación.
Sed felices.
Esto es lo que ha ocurrido hoy, cuando, la verdad, es que estaba un poco despistada acerca de que tema tratar. Bueno, pues la musa ha aparecido en forma de post en Facebook. No voy a repetir el contenido, que hablaba de que la vida era muy corta como para perderla con personas no atractivas, a lo que se respondía que era mucho mejor ser guapo por dentro que por fuera.
Que la belleza está en el interior es un tópico típico que hemos aprendido todos, muchos reforzados con películas o cuentos como la Bella y la Bestia o Cyrano de Bergerac, sin ir más lejos. Pero seamos realistas, también todos queremos ser guapos en nuestra parte visible, y, en su mayoría, hacemos lo que podemos para conseguirlo. Por ello no voy a caer en la fácil conclusión de que fomentemos nuestra personalidad que el aspecto no importa. Tendría que empezar por vaciar mi tocador de todos los cosméticos, tirar la depiladora y abandonar todo cuidado externo, a lo que, por supuesto, no estoy dispuesta.
No, no van por ahí los tiros. El atractivo sexual está muy bien, mola, como dirían mis hijos, pero se queda corto sino va acompañado de una personalidad interesante, que ocupe las otras veintidós horas del día- si consideramos que dedicar dos a nuestra actividad pasional como media es asequible. Estamos llenos de ejemplos que nos muestran como personas no muy bellas consiguen enamorar con su palabra, con su intelecto, con su arte, con su sentido del humor, con su imaginación. Si no, ¿alguien se explicaría el atractivo sexual de Woody Allen?
Naturalmente, no se trata de establecer un coloquio sobre el Discurso del método de Descartes después de echar un polvo, pero si de encontrar en el compañero de cama algo más que un buen culo y que no confunda el Guggeheim con el último fichaje de fútbol.
Si prescindimos de la cirugía estética,- con ella, vaya mérito- el físico depende de una aleatoria combinación de genes. La personalidad, en cambio, de un conjunto de capacidades conseguidas a lo largo de la vida y en la que la voluntad por adquirirlas y desarrollarlas juega un importante papel.
Lo que mata la pasión no son los michelines, sino el aburrimiento, y me temo que el David de Miguel Ángel por muy bello que sea, tiene poca conversación.
Sed felices.
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