jueves, 3 de mayo de 2012

Regreso

Pues tenía mono de blog. No es fácil aguantar, como he estado yo, una semana sin este contacto casi diario con vosotros, mis lectores, algunos anónimos y otros conocidos, a los que cuento mis andanzas y reflexiones, o simplemente hago cómplices de mis historias.
Bueno, pues aquí estoy de nuevo, con el azul del mar todavía impreso en mi mente y afrontando el día "después", que sigue su invariable curso de bucle, de día de la marmota, sólo trufado con el contacto siempre agradable de los distintos amigos que nos hemos encontrado en la Red o en persona.
Los regresos siempre tienen ese regusto agridulce que conlleva abandonar aquello que te agrada, en este caso mi remanso de Denia, en donde leo, paseo y contemplo los atardeceres sobre el Montgó,  y tener que volver a lo cotidiano, con sus servidumbres, sus rutinas, pero salvada por el encuentro de personas que hacen la vida mucho más atractiva.
Creo que es importante, muy importante, tener a donde ir y tener a donde regresar, y en ambos lugares encontrarte igual de a gusto. Y tengo también la certeza de que esa capacidad está en una misma. Hay una canción maravillosa, llamada  "Isle of  hope, isle of  tears", cuya versión cantada por Seane Keane recomiendo, que dice en una de sus estrofas: "tu hogar siempre estará en tu mente".
Nada más cierto. Solo nosotros seremos capaces de construir nuestro sitio en donde sea posible y rodearlo de calidez, de amistad, de amor....
Por esto ayer mi hogar se trasladó de la orilla de ese Mediterráneo que relucía bajo el sol de mayo, a la meseta, a este Rivas  que todos los días me permite que ocurra algo en mi vida y poder contarlo.

Sed felices.

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