
Vaya, que este blog se me ha rebelado y revelado. Rebelado, porque la trayectoria que ha seguido es absolutamente introspectiva, y he tenido la sensación de que me ha provocado en muchas ocasiones, obligándome a seguir el camino que la diferente aceptación de los artículos me ha ido marcando.
Por otra parte, ha sido para una revelación, pues como si de una herramienta terapéutica se tratara, he colocado pensamientos propios y ajenos que han llegado a tanta y tanta gente que a veces me parece imposible.
Por eso no tengo más remedio que seguir el camino que los lectores me marcan y he decidido crear otro blog, éste profesional, para dejar a mis tacones que vayan marcando el paso que parece que tiene que ser.
No obstante, no sé de que me extraño. Es normal que tenga un blog algo rebelde: todo se pega menos la hermosura. Una siempre ha tenido esa fama, de poco convencional, y es lógico que al final esa característica haya fluido desde mis dedos hasta el teclado e impregne mis artículos.
Más de setenta mil visitas me dicen que algo debo de estar haciendo bien. Que hablar de la vida, de los sentimientos, de lo que nos preocupa y de lo que nos hace feliz es común a todos y que a todos llega.
En fin, que sigo con mis zapatos de tacón, que a veces rozan un poco, pero que son, al fin y al cabo mi elección para caminar por esta vida.
Y mientras....
Sed felices.
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