Hay un chiste, de vascos, que cuenta como dos paisanos salen a coger setas, y uno de ellos encuentra un reloj rolex, de oro, y se lo señala al compañero, quien, algo enfadado le dice: si venimos a setas, venimos a setas, si venimos a rolex, a rolex.
Independientemente de la gracia del chiste, lo que refleja es una actitud que, con menos salero, encuentro a veces en mi vida profesional, que es la de aquellas personas inflexibles que se niegan a modificar lo que ha sido su empresa o su trabajo y que, con los tiempos que corren, no está funcionando y temen echar un paso adelante y reinventarse, eso sí, sin abandonar la queja ni un instante.
En estos tiempos tan complicados no queda otra que ser flexibles y aprovechar las oportunidades. Me espantan aquellas personas que, tan arraigadas en lo suyo, no son capaces de ver las ocasiones que se presentan, perdiendo a veces la posibilidad de mejorar y hacer de su vida algo más positivo, en aras de conocer siempre la ruta, incluso cuando no nos lleva a ninguna parte y de no arriesgar a cambiar el paso, o coger una bifurcación que nos conduzca a algo nuevo, que puede ser inquietante, pero también gratificante,
Hay que perder ese ansia de seguridad, de ir siempre por el mismo camino, de yo soy yo y no puedo cambiar, de si se ha salido a setas, solo buscar setas. Porque si se te cruza un rolex ¿No lo cogerías?
Sed felices.
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