La primera vez que escuche hablar de esta sustancia, me quedé perpleja. Se trataba de inyectarse una bacteria, la botulinum tipo A, fármaco que actúa paralizando temporalmente los músculo, siendo la toxina más potente de las siete que se derivan de la bacteria clostridium botulinum. Comenzó a utilizarse en Estados Unidos en los años 60 como agente terapéutico para el tratamiento de enfermedades relacionadas con desórdenes neurológicos, caracterizados por una involuntaria contracción muscular, pero que en este caso, se utilizaba para tratar las arrugas de expresión del rostro. Esta bacteria también es la causante del botulismo, una intoxicación de graves consecuencias.
Pues bien, en el afán de luchar contra el envejecimiento, preferimos la parálisis en nuestras facciones, que causa una gran inexpresión , a las arruguitas que nos surcan los ojos o las comisuras de los labios.
Una amiga me comentó hace poco su intención de inyectarse un "poquito", casi nada, aquí, allá.... La miré y no pude por menos que decir.
- La goma te la regalo yo.
-¿Qué goma?
- La de la careta que se te va a quedar.
Sed felices.
Me quedo con las arrugas ¡botox a brios!
ResponderEliminar¡Yo también!
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