Hemos iniciado el mes de marzo, mes dedicado a nosotras, a las mujeres, y en el que desde muchos organismos públicos se dedican actividades al ámbito femenino, cuyo momento culminante es el día 8. Hoy he acudido a la Inauguración de este ciclo en mi municipio. Al entrar en el salón de actos he visto un grupo de mujeres con unas pancartas que protestaban en contra de unas medidas tomadas por la concejalía organizadora. Cada palabra que hacían los intervinientes ellas interrumpían, con pitadas, carcajadas u otras expresiones que no dejaban dudas de su intención.
Poco a poco nos han ido irritando al resto del auditorio, sobre todo porque eramos muchas las mujeres que asistíamos con respeto al acto y no concebíamos dicha conducta. El malestar ha ido dando lugar a la protesta, para terminar consiguiendo que se marcharan llegando en algún momento a enfrentarnos verbalmente. Gritaban ser las representantes de las mujeres de mi municipio..¿De todas...? No, por supuesto. Eran apenas media docena de personas que han perdido la perspectiva de cómo y cuando deja de ser legítimo reivindicar.
Las mujeres, sin lugar a dudas, hemos conseguido logros, pero todavía nos queda camino por recorrer. Pero ese camino no se andará si seguimos dejando que anide el rencor, el odio a veces, por aquellas frustraciones que no han sido superadas. Pensemos en las generaciones que nos suceden, en las jóvenes y en las niñas que tomarán nuestro relevo. Flaco favor se las hace cuando en un acto institucional que reivindica la figura de la Mujer, así en mayúsculas, sólo se les ocurre montar un circo.
Sed felices.
(El color morado es simbólico...)
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