jueves, 10 de marzo de 2011

Te sigo, Maestro... o qué más dá el mensaje.


Hay un chiste muy popular que habla de una ocasión en que Jesús se dirige a sus discípulos y les dice "Soy el que soy y vengo de donde vengo...", a lo cual un discípulo le contesta: "Si te sigo Maestro, es por lo bien que te explicas".
Con esto quiero ilustrar como en estos tiempos, en ciertos grupos , ha dejado de tener importancia el contenido del mensaje, para simplemente seguirlo por que lo dice fulano o zutano, tal periódico o tal televisión poniendo en evidencia la absoluta incapacidad de crítica a la que estamos llegando. Que se defienda por parte de ciertos medios o de ciertas personas la práctica inexistencia de las leyes en aras de no sé que tipo de libertad es el colmo de los disparates. Veáse el tema del tabaco o en su momento el de la penalización de infracciones cometidas por conducir bebido, o elaborar Planes Energéticos por emanación divina.
En Europa hablamos del fanatismo islámico, por ejemplo, y nos sentimos horrorizados. Pero existe fanatismo en muchas más manifestaciones. Por que el fanatismo es eso, seguir a ojos cerrados, sin pensar, sin cuestionar, aunque lo que sigamos sea el mayor de los disparates, como borregos. Fanatismo existe cuando creemos a pies juntillas que los homosexuales no pueden ser buenos padres, que la culpa del paro la tienen los emigrantes, o que peligra la integridad del Estado.
No nos damos cuenta que cuanto menos pensamos, menos libres somos.
Sed felices.

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