miércoles, 19 de enero de 2011

Madrastras, Dorian Grey y el mérito de la belleza.



La literatura está llena de personajes bellos por fuera y podridos por dentro. Los paradigmas quizás sean la madrastra de Blancanieves, cuya obsesión por ser la más guapa la lleva a la transformación de un ser abyecto, la bruja, que le permita matar a la dulce niña con la archiconocida manzana y que la lleva a la muerte (cómo aplaudiamos cuando se despeñaba); el otro personaje, este masculino, es Dorian Grey y su famoso retrato que reflejaba lo perverso de su corazón, mientras el permanecía joven y lozano .En ambos casos la moraleja determina lo inútil de la búsqueda de la perfección física si no está acompañada de la belleza interior. Al final te lleva a la desgracia.

Dentro de esta reflexión hablábamos ayer un amigo y yo en el sentido de lo meritorio que es ser guapo o guapa. Yo defendía que la belleza, resultado de una combinación aleatoria de cromosomas, no debería tener un peso tan específico como tiene en la actualidad. No es que reniege de ir "apañada",bien lo sabe quien me conoce, pero creo que además una persona debe esforzarse por aportar otros valores que un buen culo o unos abdominales para rallar queso. Mi amigo me hizo ver que eso estaba fenomenal como teoría, pero que la "comida" entra por los ojos, sobre todo en los hombres. Vale- le contesté- pero también es importante valorar otra capacidades como...
Mira, Elena-me cortó- te concedo que uno no debe obsesionarse con su aspecto físico pero si haces una encuesta el 99,9% de las personas prefieren a una persona guapa que una fea en la mayoría de las ocasiones.
Aunque me pese reconocerlo es verdad. Quizás no debería ser así pero lo es. Actualmente no tomamos pociones ni pactamos con el Diablo para ser más perfectos físicamente, pero nos arrancamos el vello, nos absorbemos la grasa, nos estiramos la piel, nos machacamos en los gimnasios y nos matamos de hambre, con tal de que el espejo nos diga que somos los más bell@s.
Sed felices

1 comentario: