Abrir con un tópico este primer día de enero no sólo es fruto de la pequeña maraña neuronal producida por la fiesta de Nochevieja, sino también reflexionar sobre el hecho de que algunos conocidos me han transmitido sus propósitos de cambiar. Dejar de fumar, adelgazar unos kilos, sacar el carnet de conducir... No sé por qué, pero el paso de un año a otro siempre trae la intención de modificar hábitos que nos llevan acompañando mucho tiempo.
Hablo con conocimiento de causa. Hace diez años, tal día como hoy, decidí dejar de fumar. Y lo conseguí. Por eso no echo en saco roto este acto de propósito de enmienda que acompaña a las doce uvas. Será que todos necesitamos un pistoletazo de salida, un hito que nos empuje para llevar a cabo nuestras metas.
Desde aquí, por tanto animo a todos y todas las que tal día como hoy han tirado el paquete de tabaco a la basura, o han salido a pasear como ejercicio.
Tenemos trescientos sesenta y cinco días por delante para amar, reir, trabajar y cumplir nuestros objetivos. ¿Nos lo queremos perder?
Feliz Año Nuevo.
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