domingo, 1 de septiembre de 2013

Regreso

Uno de septiembre.
A pesar de que el verano no ha acabado, todos tenemos la sensación de que ha sido así, cuando, haciendo caso de la prorrata estacional, todavía nos quedan tres semanas de estío.
Y yo, cumpliendo mi promesa, regreso a mi costumbre de asomarme encima de mis tacones al mundo, a los sentimientos, para luego contarlo a quienes tienen la generosidad de leerlo en este blog.

Todavía con el color del mar en mi retina y ese sol mediterráneo transformado en bronceado, que en pocos días se irá amortiguando, vuelvo a esta vida cotidiana que abre septiembre, y que promete ser francamente interesante.

Tengo ante mi actividades de todo tipo: laborales, literarias que me motivan e impulsan a no sentir ninguna nostalgia por las vacaciones, alejando de mi ese fantasma, que volverá a ser noticia, llamado síndrome postvacacional y que en palabras de un buen amigo mío, mejor psicólogo y excelente poeta, Emilio González Martínez, no deja de ser un cabreo normal porque se han acabado las vacaciones. Tal vez lo sufran aquellos cuyo trabajo no es interesante o no les llena. Puede ser, tal vez,  que quienes muestran ese hastío  necesiten un poco de sal y pimienta en sus vidas, lo que no es mi caso.

Pues lo dicho: aquí me tenéis, otra vez, cargada de ilusiones y, sobre todo, de ganas por vivir esta vida mía en tacones que para bien o para mal, es la mía, y compartirla con vosotros.

Sed felices.

1 comentario:

  1. El regreso siempre nos ha hecho un poco la puñeta, pero hablar de "estrés postvacacional" no es más que una prueba más de que vivimos en la era de la sobreprotección y la hiperdelicadeza.

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