martes, 9 de octubre de 2012

Leyes y mujer, la misma cosa es...

Parece que algunos, no contentos con la situación en que nos encontramos a diario, prefieren ir echando un poco más de leña al fuego, para que así nos vayamos socarrando un poquito más cada día. Mira que pretendo mantenerme a veces en la suficiente distancia mental para que no me traspasen ciertas cuestiones, pero las declaraciones de ese....impresentable, a quien no me da la gana nombrar, pero que seguro todo el mundo sabe quien es, respecto a las leyes y las mujeres, me enciende el pelo.

Podríamos decir que es un imbécil, pero me quedaría corta. No sé en que cabeza cabe tamaña comparación y deducción, a no ser que uno esté afectado por el mal de las vacas locas o por un machismo cavernícola- me decanto por esto último- que hace que semejante estulticia salga de la boca del presidente de un Consejo de ámbito estatal, en este momento dimitido, pero que llega a tan fugaz cargo recomendado por la ministra de Trabajo, que supongo habría recibido la inspiración de la Virgen del Rocío, a la que se encomienda para solucionar el problema del paro, con escaso éxito hasta ahora, lo que nos hace deducir en que lado se coloca semejante individuo, al que felicito, pues ha conseguido superar el ¡que se jodan! de la Fabrita.

Claro que, si rascamos por debajo de esta casposa e intolerable frase emitida por la boca de ese neardenthal, "las mujeres y las leyes están para violarlas", encontramos toda una filosofía que sustenta todavía  la ideología de una parte de este país  y que, como una mancha de aceite refrito y con regusto a quemadillo de sacristía, se va extendiendo bajo nuestros pies, pringando los más elementales derechos. Eso sí, con el asentimiento de una parte de la ciudadanía que siguen, como borregos, votando a estos impresentables, en ese afán  de mantener el !Santiago, y cierra España!

En fin, que manteniendo mi principio, termino esta entrada, para intentar que la moral no se me hunda, aunque a la pobre cada día la cuesta más mantenerse a flote, a pesar de la inyecciones de optimismo que la quiero inculcar.

Sed felices.



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