martes, 5 de abril de 2011
¿Y él lo sabe?
Me cuenta una amiga, una mujer muy sensata y coherente en sus decisiones, y que además siempre ha presumido de estar segura de lo que quiere, que se encuentra en un gran conflicto.
Hace unos meses conoció a un hombre, en un evento social de esos a los que acude bastante a menudo por su profesión en ocasiones o por afición en otras. Era uno de los ponentes y, me cuenta mi amiga, sin saber por qué, cuando él empezó a dictar su conferencia notó como se quedó enganchada. Era fascinante-me dijo- no sé si era su voz tan suave, como movía las manos o sus ojos tan inteligentes tras los cristales de las gafas, el caso es que me cautivó . Sus palabras se quedaron flotando a mi alrededor, y antes de que me diera cuenta, me había acercado a hablarle.
Mi amiga ha vuelto a coincidir con él en varias ocasiones y han tenido oportunidad de charlar más detenidamente. Incluso, gracias a las redes sociales, mantener un contacto más contínuo. La primera impresión se ha ido convirtiendo en unos sentimientos intensos y confusos al mismo tiempo que tienen a mi amiga desconcertada, ya que jamás pensó, a éstas alturas, encontrarse en una situación parecida.
Tomándonos una cerveza, hace unos días, volvió a salir el mismo tema. Le pregunté:
-¿Y él lo sabe?. Mi amiga mirándome un tanto sonrojada, contestó:
- ¿Saber, el qué?
- Lo que sientes por él.
- Si ni siquiera lo sé yo- me contestó- Sabes que siempre he dicho que hay puertas que no quería abrir, y me temo que ésta puede ser una de ellas. Y al mismo tiempo pienso que quizás merezca la pena...
Miré a mi amiga, la cogi la mano y le dije en un susurro:
- Recuerda, amiga mía, la atracción fatal de la polilla..... (*) Quizás, como dices, merezca la pena arriesgarse a abrir la puerta. La llave la tienes tú.
Mi amiga apuró su copa y sonrió.
Sed felices.
(*) La atracción fatal de la polilla es un post en este mismo blog con fecha 22 de marzo de 2011
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