
Hoy tocaba visita a los padres, que ya ancianos, encuentran en estos rituales de fin de semana las fuerzas para seguir adelante.
Al salir del metro, me ha envuelto una intensa fragancia a lilas, que me ha llevado a los recuerdos de mi niñez. Ese era el mismo recorrido que hacía de regreso del colegio, y al llegar la primavera, siempre me detenía en el mismo sitio, para oler las flores del mismo lilo, que aún permanece, más de treinta años después. Me he vuelto a ver con mis calcetines azules y mi falda gris, que remangaba por debajo del jersey, también azul, para hacerla más corta. Risas de adolescentes, provocadas por cualquier tontería, carpetas rellenas de traducciones de latin y ecuaciones de segundo grado. Adios, hasta mañana.... Allí nos despedíamos, envueltas en esa fragancia que me devuelve a un tiempo de nostalgia, de sueños en un futuro que hoy ya se ha despejado en muchas de sus incógnitas.
He rozado con mis dedos una de las flores, a la que alcanzo sin dificultad subida en mis tacones, y no he podido evitar que un suspiro inundara mi garganta. Enredados en las ramas de ese viejo lilo están las voces de otros tiempos.
Sed felices
"¿Era la música? ¿Era lo inusitado? Ambas sensaciones, la de la música y la de lo inusitado, se unían dejando en mí una huella que el tiempo no ha podido borrar".
ResponderEliminarEste retorno tuyo a la infancia a través de lo sensorial me ha recordado este pasaje de Ocnos. Es tan intensa tu evocación a través del perfume que éste te ha trasladado a un mundo de imágenes casi corpóreas, tangibles aún, en ese instante mismo en el que las lilas de antaño te han hecho volver a ser una niña.