La frase "Para que triunfe el mal basta que los hombres de bien no hagan nada" es una adaptación de una cita de Edmund Burke. Se refiere a la idea de que la inacción de las personas buenas permite que el mal prospere. En esencia, la falta de acción por parte de aquellos que podrían oponerse al mal facilita su avance y triunfo.
Nunca como ahora esta cita tiene sentido. El mal, en cualquiera de sus acepciones, campa a sus anchas, estampando en la cara de la sociedad la insolidaridad, el egoísmo, la falta de empatía... Pero sobre todo de humanidad.
Tengo que confesaros, mis queridos lectores, que cada vez más me cuesta enfrentarme a la realidad de Gaza. Las terribles imágenes de la hambruna, de la muerte por desnutrición me lleva, literalmente a cerrar los ojos antes de que se me llenen de lágrimas, y mi corazón de madre y abuela se me rompa una vez y otra de impotencia.
Como cargo público que soy he apoyado en los foros en donde ha sido pertinente mociones e iniciativas para acabar con este genocidio, y me encontrado enfrente la impiedad y la justificación atroz a los crímenes de un gobierno (**), el israelita, loco de odio y ambición, apoyado por otros tan locos de ambición y odio como ellos. Como escritora uso las palabras para denunciar.
Os confieso que se me agotan las palabras, estranguladas por la pena que llevo dentro. Pero lo que más me duele es el silencio de esa gente, de esas personas que bajo el paraguas de "yo no entiendo", "yo no en esas cosas no entro", " sé que es terrible, pero no se puede hacer nada"... Esas personas que se pretenden buenas, pero que no hacen nada.
¿Por qué no intentan aquellos que miran para otro lado ponerse en el lugar de aquellos que sufren? De esas madres a las que se les mueren los hijos de desnutrición porque no pueden amamantarlos, ya que están ellas también desnutridas; o de aquellos que han sido expulsados vergonzosamente de su territorio y no tienen agua ni comida. Que miren a sus hijos mientras juegan y ríen, y piensen en todos los niños y niñas enterrados entre escombros. Cuando estén en la iglesia, en misa, piensen si el cristianismo tiene algo que ver con apoyar esa masacre.
No, ser bueno no es hacer nada. Ser bueno es luchar con uñas y dientes contra la maldad, impidiendo ese triunfo que nos señala Burke en su cita. Se lucha desde lo próximo denunciando, apoyando iniciativas. Se lucha votando a aquellos que pelean a otro nivel por la justicia.
Es tiempo de descanso, de playa, de viajar y disfrutar de la vida, así que disculpad que me entrometa con este artículo tan crudo, pero os pido que dediquéis solo un momento a pensar, a reflexionar sobre en qué podéis colaborar para que la bondad, como en los finales felices, triunfe.
Buen domingo.
*Imagen VIENTO SUR
** La autora condena cualquier acto de violencia de HAMAS, y en ningún momento responsabiliza al pueblo judío de lo que solo es responsable Benjamin Netanyahu, su gobierno y quienes no condenan el genocidio de Gaza.
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