A diario nos enfrentamos con este reto, que no deja de sorprenderme cada vez que me sale. No porque no entienda lo que es, que una lleva muchas ampollas en los deditos de teclear, sino porque no acabo de entender que sea tan complicado el acertar. Son las pruebas captchas, siglas en inglés de Completely
Automated Public Turing test to tell Computers and Humans Apart ( prueba de
Turing pública y automática para diferenciar a máquinas y humanos), que brotan ante nuestros ojos cuando queremos llevar a cabo alguna operación en Internet.
La verdad es que los programadores podían ser un poco más originales y menos enrevesados o quizá con mayor sensibilidad, porque si la demostración de mi humanidad es dejarme los ojos en una serie de cadenas de caracteres bastante ilegible, no me extraña que el mundo ande como ande....
No sería más coherente que la demostración fuera contestar a una serie de preguntas:
- ¿Cuándo se ha emocionado la última vez?
- ¿Es capaz de sentir la belleza de una sinfonía?
- Diga el título del último libro leído.
Bueno, más o menos.... Pero no, nos colocan ante la vista un revoltillo de signos y símbolos, además de la guasa de esa especie de chulería: demuestra que no eres un robot... ¡No me da la gana, no te..!
Aunque, ahora que lo pienso, a lo mejor se puede reciclar esta acción en los botones de votación de las Cortes, sede de nuestro Congreso y Senado, o en las asambleas autonómicas, o en aquellos sitios haya votaciones por parte de cargos público, para cuando sea pulsado por el político/a de turno para promulgar una ley o aprobar un presupuesto, salga un mensaje que diga: demuestra que no eres un chorizo....
Sed felices.
La verdad es que los programadores podían ser un poco más originales y menos enrevesados o quizá con mayor sensibilidad, porque si la demostración de mi humanidad es dejarme los ojos en una serie de cadenas de caracteres bastante ilegible, no me extraña que el mundo ande como ande....
No sería más coherente que la demostración fuera contestar a una serie de preguntas:
- ¿Cuándo se ha emocionado la última vez?
- ¿Es capaz de sentir la belleza de una sinfonía?
- Diga el título del último libro leído.
Bueno, más o menos.... Pero no, nos colocan ante la vista un revoltillo de signos y símbolos, además de la guasa de esa especie de chulería: demuestra que no eres un robot... ¡No me da la gana, no te..!
Aunque, ahora que lo pienso, a lo mejor se puede reciclar esta acción en los botones de votación de las Cortes, sede de nuestro Congreso y Senado, o en las asambleas autonómicas, o en aquellos sitios haya votaciones por parte de cargos público, para cuando sea pulsado por el político/a de turno para promulgar una ley o aprobar un presupuesto, salga un mensaje que diga: demuestra que no eres un chorizo....
Sed felices.
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