lunes, 21 de enero de 2013

Bolsillos de cristal y sobres opacos

El título de esta entrada hace clara referencia a una frase de nuestro "viejo profesor", Enrique Tierno Galván, y señala una de los ineludibles aspectos que ha de tener la tarea política: la transparencia.
Porque sin ella la confianza se rompe, y eso es exactamente lo que ha venido pasando todo este tiempo entre el pueblo español y su clase política, pero que con el caso Bárcenas ha llegado, en mi opinión, hasta sus últimas consecuencias.
Cuando el PP gana las elecciones en 2011, después de una legislatura en la que su única tarea fue esperar a que la crisis sacudiera el árbol para  recoger las nueces de los votos, se presentaron como la panacea universal, cosa, que para extrañeza de muchos entre los que me encuentro, fue aceptado por una gran cantidad de votantes, tantos que consiguieron la segunda más amplia mayoría absoluta de la democracia.
Poco tardaron los que depositaron en ellos su confianza en ver que no eran más que promesas huecas, cortinas de humo, tras las que se encontraba el desmantelamiento de lo que había sido el estado de Bienestar. Pero, como ya tenían la lección bien aprendida (siete años de holganza dan para mucho), su mantra de la herencia recibida les fue sirviendo para capear de mala manera el temporal de la prima de riesgo, de la ley  laboral, de los recortes.....
Pero ahora la crisis es interna y ¡horror!, aquí no se puede echar la culpa al Psoe y Rajoy no va a tener más remedio que empezar a tragar sapos, uno tras de otro, envueltos en sobres.
Sobres opacos que pululaban como sobresueldos en la calle Génova para pagar  a quién, el qué, cuándo, por qué....
Mientras tanto, para qué queremos "amigos",  con el PP de Madrid y la ex-lideresa en la sombra, echando gasolina al fuego de la corrupción de su partido, esperando con el hacha en alto a Gallardón y la caída de su archienemigo Mariano.
Lo que me extraña que nadie todavía haya sacado de las hemerotecas el caso Roldán o Filesa, en esa defensa tan habitual de "y tú más", pero me parece que esta vez  la cosa es tan gorda que van a rodar cabezas, muchas, tras esa amenaza de "tirar de la manta" del repudiado tesorero.
Y es que es  lo que tienen los pactos entre sinvergüenzas, que la única lealtad y el único respeto son pagados, nunca ganados ni merecidos.

Sed felices.


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