domingo, 3 de julio de 2011

Cáscaras de pipas


La escena es reiterativa hasta la saciedad. Varias personas sentadas en un banco de un parque, de una calle, charlando y comiendo pipas. Tienen todo su derecho y es más, ¿Qué hay de destacar? Pues que también repitiéndose una y otra vez vemos a su alrededor montones de cáscaras que, como una nevada, rodean el banco en cuestión. Se puede constatar que a no más de uno o dos metros hay papeleras en las que depositar los restos de las sabrosas semillas del girasol. Pero no, para qué molestarse, es más cómodo tirarlas al suelo y que sean los operarios de la limpieza los que las barran, que para eso les pagamos.
Podríamos pensar que este hecho descrito no deja de ser más que una mala conducta ciudadana. Pero en mi opinión es como la punta del iceberg de esta sociedad poco acostumbrada a tomarse molestias, y a asumir responsabilidades y en donde todos son derechos y pocas las obligaciones.
Quizá si tuviéramos como antaño que salir a la puerta de nuestra casa y barrer la parte de calle correspondiente, apreciaríamos más lo importante de las conductas cívicas, algo que, como el deficit de los Ayuntamientos siga creciendo, no descarto.
Sed felices.

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