He leído en un artículo que en 1911 un trabajador del Louvre robó la Mona Lisa. La sacó de su marco y se la llevó debajo del brazo.
Como puede imaginarse el hecho conmocionó a París y al mundo entero. Tanto fue que se hicieron colas enormes para ver simplemente el hueco dejado por el cuadro.Es decir, que lo importante no era ver el cuadro de Leonardo sino el "no cuadro". Muchas personas jamás habían pisado el museo antes.
Para tranquilidad de los amantes del arte, entre los que me cuento, el cuadro apareció dos años después, cuando el ladrón quiso venderlo a un marchante.
Anécdota a parte, lo que me llama la atención es que para muchos despertó el interés ver donde había estado el Gioconda, tanto o más que el mismo cuadro.
El hecho de poder decir:"Yo estaba allí", hace que el ser humano determine muchas de sus acciones, e incluso se sacrifique haciendo aquello que no haría jamás. ¿Es muchas veces el morbo nuestro mejor aliciente?.
Sed felices
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