La dualidad que reina en mi vida y me transforma, como si fuera un camaleón, pasando casi sin transición a preparar una Jornada de polígonos industriales inteligentes a otra sobre la Semana del libro hace que haya desarrollado una gran capacidad de adaptación y de nadar entre dos aguas.
Pero no quisiera que se sacara la conclusión de que me instalo en una especie de esquizofrenia o de doble personalidad, no. Simplemente que mis conocimientos los aplico a llevar a cabo proyectos en los que tienen cabida un montón de facetas. Y soy feliz, porque hago lo que me gusta, y no hay nada mejor que sentirse realizada en aquello que llevamos a cabo.
Por eso, cuando escucho el último dislate del ministro Wert de educación acerca de que los jóvenes tienen que estudiar lo que da dinero y no lo que les gusta, la indignación me invade. Esas declaraciones son la quinta esencia de la ignorancia sobre motivación, autoestima, empoderamiento y realización personal y de como evitar una sociedad en la que reine la frustración. Una muesca más a la colección de este ministro impresentable.
Yo pude estudiar lo que quise y en una universidad pública. Y he intentado, después, inculcar a los jóvenes, empezando por mis hijos que buscaran siempre en su interior qué eran. ¡Claro! me dirá alguno, con la que cae, sin empleo, vamos a contar cuentos de lechera... Ante lo que yo contesto que ese mercantilismo, ese trabajar solo por dinero nos ha llevado hasta donde estamos: miles de desempleados de sectores como la construcción- siete de cada diez- que abandonaron los estudios siguiendo la flauta de la burbuja inmobiliaria y que se ven ahora sin oficio ni beneficio, buscándose el sustento en los límites de la supervivencia.
España siempre ha adolecido de una muy mala política educativa, porque las inversiones presupuestarias nunca han sido suficiente y porque cada gobierno ha ido modificando la ley, sin que, prácticamente, se consolidara un trayecto coherente en el tiempo.
Estudiar lo que tiene salida, mientras recortamos los presupuestos educativos públicos... Una vez más- y van...- este gobierno vuelve a dar muestras de su incapacidad y Wert es la prueba encarnada de ello además de señalar que en el PP cualquiera puede llegar a ministro.
Sed felices.
(*) Imagen: BCN Travel guide.
Pero no quisiera que se sacara la conclusión de que me instalo en una especie de esquizofrenia o de doble personalidad, no. Simplemente que mis conocimientos los aplico a llevar a cabo proyectos en los que tienen cabida un montón de facetas. Y soy feliz, porque hago lo que me gusta, y no hay nada mejor que sentirse realizada en aquello que llevamos a cabo.
Por eso, cuando escucho el último dislate del ministro Wert de educación acerca de que los jóvenes tienen que estudiar lo que da dinero y no lo que les gusta, la indignación me invade. Esas declaraciones son la quinta esencia de la ignorancia sobre motivación, autoestima, empoderamiento y realización personal y de como evitar una sociedad en la que reine la frustración. Una muesca más a la colección de este ministro impresentable.
Yo pude estudiar lo que quise y en una universidad pública. Y he intentado, después, inculcar a los jóvenes, empezando por mis hijos que buscaran siempre en su interior qué eran. ¡Claro! me dirá alguno, con la que cae, sin empleo, vamos a contar cuentos de lechera... Ante lo que yo contesto que ese mercantilismo, ese trabajar solo por dinero nos ha llevado hasta donde estamos: miles de desempleados de sectores como la construcción- siete de cada diez- que abandonaron los estudios siguiendo la flauta de la burbuja inmobiliaria y que se ven ahora sin oficio ni beneficio, buscándose el sustento en los límites de la supervivencia.
España siempre ha adolecido de una muy mala política educativa, porque las inversiones presupuestarias nunca han sido suficiente y porque cada gobierno ha ido modificando la ley, sin que, prácticamente, se consolidara un trayecto coherente en el tiempo.
Estudiar lo que tiene salida, mientras recortamos los presupuestos educativos públicos... Una vez más- y van...- este gobierno vuelve a dar muestras de su incapacidad y Wert es la prueba encarnada de ello además de señalar que en el PP cualquiera puede llegar a ministro.
Sed felices.
(*) Imagen: BCN Travel guide.
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