Imposible sustraerse al influjo del estado de la Nación y del "impresionante" discurso de nuestro presidente del gobierno, a través del cual la conclusión que pude sacar fue que esto era ajo y agua.
No sé que me enerva más de Rajoy, si esa actitud de "todo me la refanfinfla", ese desdén con el que trata al resto de los portavoces- a Rubalcaba: "yo no pido su dimisión, porque no me interesa"-, o ese ceceo tan molesto, que me distrae, mientras intento concentrarme en un discurso lleno de palabras, sí, no es una perugrullada, de palabras, dichas para no ser cumplidas, como su programa electoral, que le supuso 11 millones de votos y una mayoría absoluta que manejan como patente de corso para todos sus desmanes.
Claro que para ponerme todavía más de los nervios me basta con fijarme en la bancada popular, en esos diputados que les da igual que les digan que les ha tocado la lotería o que se ha muerto su madre, ellos venga a aplaudir y reír- ¿de qué, señor Wert-, que para eso les pagan, no para promover medidas que palíen una situación absolutamente límite, sino para hacer los coros de la mala tragedia griega que supone este gobierno. Porque mientras Mariano desgranaba un discurso de autocomplacencia, fuera se le manifestaba el poder judicial, supongo que también por culpa de los socialistas.
Y es que el que ha sido mala oposición también es mal gobierno. Pero todavía más: podría haberse presentado ayer Rajoy con Cristo al lado y prometer hacer milagros con semejante aliado que su credibilidad hubiera sido nula. ¿O es que no nos damos cuenta que quien reconocía que los españoles seguíamos con el agua al cuello, está bajo sospecha de haber trincado más de cincuenta millones de las antiguas pesetas de manera ilegal? A partir de este hecho, apaga y vete.
Eso sí, hoy un montón de medios de comunicación pesebristas hablan de la gran actuación del presidente, del gran discurso. Qué falta de rigor y qué manera de manipular. Si esto fuera un partido de fútbol- al que nuestro presidente de gobierno es tan aficionado de ver mientras se fuma un puro-, España habría perdido por goleada, además con el arbitro comprado.
En fin, que si no viviéramos un drama, hasta tendría su gracia oir decir a Mariano que España ahora tiene un futuro, aunque del color del mismo no dijo nada porque, me temo, sea negro, muy, muy negro, mientras el siga al frente....
Sed felices
(*) Imagen Cadena Ser.
No sé que me enerva más de Rajoy, si esa actitud de "todo me la refanfinfla", ese desdén con el que trata al resto de los portavoces- a Rubalcaba: "yo no pido su dimisión, porque no me interesa"-, o ese ceceo tan molesto, que me distrae, mientras intento concentrarme en un discurso lleno de palabras, sí, no es una perugrullada, de palabras, dichas para no ser cumplidas, como su programa electoral, que le supuso 11 millones de votos y una mayoría absoluta que manejan como patente de corso para todos sus desmanes.
Claro que para ponerme todavía más de los nervios me basta con fijarme en la bancada popular, en esos diputados que les da igual que les digan que les ha tocado la lotería o que se ha muerto su madre, ellos venga a aplaudir y reír- ¿de qué, señor Wert-, que para eso les pagan, no para promover medidas que palíen una situación absolutamente límite, sino para hacer los coros de la mala tragedia griega que supone este gobierno. Porque mientras Mariano desgranaba un discurso de autocomplacencia, fuera se le manifestaba el poder judicial, supongo que también por culpa de los socialistas.
Y es que el que ha sido mala oposición también es mal gobierno. Pero todavía más: podría haberse presentado ayer Rajoy con Cristo al lado y prometer hacer milagros con semejante aliado que su credibilidad hubiera sido nula. ¿O es que no nos damos cuenta que quien reconocía que los españoles seguíamos con el agua al cuello, está bajo sospecha de haber trincado más de cincuenta millones de las antiguas pesetas de manera ilegal? A partir de este hecho, apaga y vete.
Eso sí, hoy un montón de medios de comunicación pesebristas hablan de la gran actuación del presidente, del gran discurso. Qué falta de rigor y qué manera de manipular. Si esto fuera un partido de fútbol- al que nuestro presidente de gobierno es tan aficionado de ver mientras se fuma un puro-, España habría perdido por goleada, además con el arbitro comprado.
En fin, que si no viviéramos un drama, hasta tendría su gracia oir decir a Mariano que España ahora tiene un futuro, aunque del color del mismo no dijo nada porque, me temo, sea negro, muy, muy negro, mientras el siga al frente....
Sed felices
(*) Imagen Cadena Ser.
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