
Ya he tenido ocasión de expresar mi atracción por mundos mágicos que parecen cotidianos, pero en los que el absurdo cobra protagonismo, como sucede en el mundo a través del espejo que aparece en el de Alicia, por ejemplo.
El mundo escheriano está lleno de escaleras que suben bajando, de aguas que recorren espacios imposibles, de perspectivas profundas que nos abren un mundo en una bola de cristal. Cada lámina es un cuento en si misma que el espectador interpreta. Por ello me encanta, porque me permite recorrer mundos tan lejanos y distintos de esta realidad a veces gris y opaca. Me presenta juegos, guiños y retos que me divierten y a la vez me sorprenden.
Os invito a entrar en el mundo de Escher, a recorrer unos paisajes que no tienen principio ni fin, a contemplar unas manos que se dibujan a si mismas o unos lagartos que cobran vida en un papel y escapan de él. Contemplad, mirad, meditad.... Y volved a observar y encontraréis siempre algo que se os había escapado.
Fuera la noche me llega fría, heladora. Me arropo con mi manta y concluyo esta entrada para seguir disfrutando del arte...
Sed felices.
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