Yo creo en los fantasmas. Los he visto.
Y, creedme, son algunos aterradores....
Pero, al contrario de lo que muchos piensan, no suelen frecuentar los castillos en ruinas, o los caserones vacíos o abandonados. Ni siquiera los cementerios, a pesar de las creencias populares.
Sus lugares de aparición son, habitualmente, los consejos de administración, las juntas directivas o las reuniones de negocios y también alrededor de los cargos públicos.
No llevan sábanas ni vestimentas astrosas. Todo lo contrario. Suelen vestir trajes, con aparatosos complementos, aunque en algunos casos sean imitaciones.
Como suele suceder, los hay de varios tipos y de carácter diferente. Está el fantasma con cadenas, que suele hacer un ruido tremendo y gusta de aparecer cuando hay más público. Se hincha y alardea e incluso amenaza a diestro y siniestro. Contra él, lo mejor es quedarse quieto, hasta que, falto de energía se desinfla y acaba por desaparecer.
Otro sería el fantasma de resquicio, que se cuela allá por donde puede, sobre todo donde percibe puede chupar algo de energía de la que alimentarse, en forma de ideas de los demás.
Y por último, el tipo Casper, en apariencia inofensivo, que bajo la máscara de colaborador intentará afanar los logros de los demás, para luego alardear y montar bulla en apariciones públicas,adjudicándose los éxitos.
Durante estos últimos años raro era el día que no me encontraba con uno o varios. En ocasiones, casi me he sentido rodeada y con miedo de transformarme en uno de ellos.
No es difícil convocarles. Ni mesa camilla, ni círculo de energía, ni tablero ouija. Basta con que haya una comida, un acto con prensa o un negociete de dinero fácil para que acudan como moscas a la miel.
Tengo que reconocer que últimamente han bajado mucho esas apariciones y las que hay son menos estruendosas . Ya no asustan como antes y, normalmente, al rato de materializarse en vez de miedo producen aburrimiento.
La crisis ha sido el mejor de los exorcismos.
Sed felices
Y, creedme, son algunos aterradores....
Pero, al contrario de lo que muchos piensan, no suelen frecuentar los castillos en ruinas, o los caserones vacíos o abandonados. Ni siquiera los cementerios, a pesar de las creencias populares.
Sus lugares de aparición son, habitualmente, los consejos de administración, las juntas directivas o las reuniones de negocios y también alrededor de los cargos públicos.
No llevan sábanas ni vestimentas astrosas. Todo lo contrario. Suelen vestir trajes, con aparatosos complementos, aunque en algunos casos sean imitaciones.
Como suele suceder, los hay de varios tipos y de carácter diferente. Está el fantasma con cadenas, que suele hacer un ruido tremendo y gusta de aparecer cuando hay más público. Se hincha y alardea e incluso amenaza a diestro y siniestro. Contra él, lo mejor es quedarse quieto, hasta que, falto de energía se desinfla y acaba por desaparecer.
Otro sería el fantasma de resquicio, que se cuela allá por donde puede, sobre todo donde percibe puede chupar algo de energía de la que alimentarse, en forma de ideas de los demás.
Y por último, el tipo Casper, en apariencia inofensivo, que bajo la máscara de colaborador intentará afanar los logros de los demás, para luego alardear y montar bulla en apariciones públicas,adjudicándose los éxitos.
Durante estos últimos años raro era el día que no me encontraba con uno o varios. En ocasiones, casi me he sentido rodeada y con miedo de transformarme en uno de ellos.
No es difícil convocarles. Ni mesa camilla, ni círculo de energía, ni tablero ouija. Basta con que haya una comida, un acto con prensa o un negociete de dinero fácil para que acudan como moscas a la miel.
Tengo que reconocer que últimamente han bajado mucho esas apariciones y las que hay son menos estruendosas . Ya no asustan como antes y, normalmente, al rato de materializarse en vez de miedo producen aburrimiento.
La crisis ha sido el mejor de los exorcismos.
Sed felices
Parece ser que esta semana todos hablamos de los fantasmas, amiga:
ResponderEliminarhttp://buenasnochesnuevaorleans.blogspot.com/2012/02/fantasmas-del-fracaso.html
El inconsciente colectivo de todos los escritores debe estar removido con este tema fantasmal.
Debe de ser eso, compañero....
ResponderEliminargracias por leerme.
Un beso