Cuando era pequeña me llamaban abogada de pleitos pobres. Me dolían tanto las injusticias.... Hoy rompo mi costumbre y escribo esta entrada fuera de fecha, para deciros que hoy me duele la Justicia. Sé que mi voz no llegará mucho más lejos que al corazón de aquellas personas que, como yo, ven con asombro que los cimientos sobre los que ha construido sus derechos y libertades se van desmoronando socavados por una especie de carcoma retrógada y temerosa.
Tengo el corazón en un puño y el pensamiento triste y desconcertado. Porque no entiendo lo que está pasando. Quien se mofa de las leyes es protegido, ensalzado, reivindicado, mientras que aquel cuyo pecado ha sido devolver la dignidad a aquellos que yacen olvidados en zanjas y cunetas, castigar a aquellos que con el dinero nuestro se pagaban lujos asiáticos, mientras se codeaban y alardeaban de la amistad con políticos corruptos -que a su vez son absueltos sin sonrojo- es castigado de una manera atroz e incomprensible para cualquier persona que haya conocido la carrera de Garzón.
Sé que esto que escribo no es más que un desahogo, fruto de mi propia frustración, pero sentía que por dignidad, por humanidad y por compromiso personal tenía que gritar que hoy me duele la Justicia y que por desgracia también hoy me siento menos libre.
Hoy mi voz se llama Baltasar Garzón.
Tengo el corazón en un puño y el pensamiento triste y desconcertado. Porque no entiendo lo que está pasando. Quien se mofa de las leyes es protegido, ensalzado, reivindicado, mientras que aquel cuyo pecado ha sido devolver la dignidad a aquellos que yacen olvidados en zanjas y cunetas, castigar a aquellos que con el dinero nuestro se pagaban lujos asiáticos, mientras se codeaban y alardeaban de la amistad con políticos corruptos -que a su vez son absueltos sin sonrojo- es castigado de una manera atroz e incomprensible para cualquier persona que haya conocido la carrera de Garzón.
Sé que esto que escribo no es más que un desahogo, fruto de mi propia frustración, pero sentía que por dignidad, por humanidad y por compromiso personal tenía que gritar que hoy me duele la Justicia y que por desgracia también hoy me siento menos libre.
Hoy mi voz se llama Baltasar Garzón.
Querida Elena, hay días en que la toga sólo parece un disfraz que da más importancia a asuntos formales que a una trayectoria de reivindicaciones y riesgos.
ResponderEliminarNo entiendo la sentencia, no comparto el procedimiento y no creo en una justicia que absuelve a delincuentes y castiga a los que pretenden perseguir a los que se burlan de todos nosotros. Un abrazo.
Otro abrazo para ti, José Luis. Gracias por compartir este momento triste....
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