Todo el mundo conocemos los mensajes encerrados en botellas. Lo que no es tan habitual es encontrarlo en sobrecitos de azúcar y que además sean tan provocativos como el que me encontré hace unos días en un restaurante de carretera.
Al pedir dos cafés , uno para mi y otro para mi acompañante, nos pusieron como es habitual el plato con la cucharilla y el sobrecito de azúcar. Como soy consumidora de edulcorante, cogí el paquetito con la intención de devolvérselo a la camarera y que me trajera la sacarina. Pero al ver unas palabras escritas, me detuve a leerlas y quedé sorprendida. Ahí, azul sobre fondo blanco, encima de la dirección de la fábrica empaquetadora, aparecía el siguiente mensaje anónimo:
"La libertad de amar no es menos sagrada que la libertad de pensar. Lo que hoy se llama adulterio, antaño se llamó herejía".
Toda una declaración de intenciones a favor del amor libre, propagada a través de algo tan inocente como el azúcar de un café de carretera...
Sed felices.
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