lunes, 1 de noviembre de 2021

Noviembre ya...

Poco le queda ya este año 2021, sesenta y un día, descontando lo que llevamos de este. Cada vez pasa el tiempo más deprisa, pensamos


Recuerdo cuando era niña y adolescente las ganas de que llegaran los veinte años, esa barrera que me parecía era el paso a ser una mujer adulta.  Entonces la mayoría de edad era a los veintiuno, anunque yo tuve la suerte de que la Constitución me la concedió antes.

De los veinte a los cuarenta mi vida fue trabajar y criar a mis hijos. El tiempo empezó a volar. Hasta los cincuenta fueron años difíciles, pero el tiempo inexorable pasaba sin importar cual fuera su influencia en mi vida.Entonces llegué a los cincuenta y pensé que ese tiempo era mi tiempo. 

No voy a decir que no me ocupe y a veces preocupe el paso del tiempo, y que hoy , 1 de noviembre, no haga esta reflexión con vosotros, mis queridos lectores,  me asombre estar casi finalizando el año, pero hace ya años que me preocupa más la vida que el tiempo. Tal  vez la haga hoy porque es un día para la añoranza de aquellos que ya no están.

Los días, tras el cambio de hora, se acortan, la noche llega antes, el frío comenzará a empujarnos a los lugares cubiertos y se quedarán vacías las calles muy temprano. Pero la vida tiene su espacio, porque ella no entiende de calendarios, más allá del recorrido que cada uno quiera darle.

Hoy, como ya he dicho, que recordamos a las personas que se fueron sé que un día seré yo una de ellas, es casi la única certeza que tengo, pero no me asusta. Llegaré preparada a esa meta, aunque no sepa cuándo. Mientras, seguiré hacia adelante, cada día un poquito más despacio, pero dejándome guiar por la ilusión de vivir más allá de la arena de un reloj que, impenitente, sigue cayendo.

domingo, 24 de octubre de 2021

TIEMPO Y ESCRITURA

Me doy cuenta de que cada vez distancio más el tiempo con que me relaciono con la literatura.

Una novela medias, una obra de teatro a medias, un libro de poemas por corregir me esperan todos los días, pacientemente,  a que vuelva a esa tarea que otrora era mi vida.

Escribir fue durante mucho tiempo mi salvación., y ahora lo echo mucho de menos también. Hay días que lo siento como ese miembro fantasma que cuentan, que aún amputado sigue percibiéndose a veces con dolor.

Pero tengo que reconocer que mi cabeza no da para tanto. Este tiempo político, del que por supuesto no me quejo, sino, por el contrario, me siento orgullosa, me tiene abducido el pensamiento y del él surgen pocas ideas literarias. No obstante me obligo a escribir, como el atleta entrena todos los días.

Quisiera, mis queridos lectores, ser capaz de expresaros este "quiero y no puedo" que me invade cuando, ante la pantalla del ordenador, me exijo escribir aunque sea una línea. Y no, no es cuestión de inspiración, sino, más bien de expiración, de sacar hacia fuera lo que se esconde en mi interior.  Pero a pesar de todo, de estas dificultades que os comento, de mí surgen poemas, relatos, artículos, o post como este que hoy os escribo. Algunos se abren como una flor y exhalan ese perfume literario, otros en cambio, responden más a la técnica adquirida, pero les falta alma. Quizá la pandemia me ha desgastado más de lo que yo creo.

Este fin de semana he recuperado, de alguna manera, ese  latido literario a través de la presencia de Ondina Ediciones en la Feria del Libro de Rivas. De alguna manera, sí, he vuelto a sentirme escritora, y arropada por quienes se acercaron a la firma de mis libros. Verme rodeada de mis novelas, de mi poesía me recordó todas esas sensaciones que, cuando los escribía, me invadían; esa emoción de llegar al último capítulo, esa sensación de cerrar un poema.

Volveré a esos tiempos, seguro. La literatura, la escritura y yo somos inseparables, porque está en mí, aunque algo dormida, como esas semillas que esperan la primavera para germinar. En este caso será el otoño, o quizá el invierno, con su recogimiento los que provoquen que tiempo y escritura vuelvan a coincidir.


Sed felices.



domingo, 3 de octubre de 2021

Como los árboles

 Se avecinan cambios. Los habituales cuando pasamos de estaciones: cambiamos el armario, cambia la climatología, se acortan los días... Son esos cambios a los que, más o menos, estamos acostumbrados. pero también se pueden dar mutaciones de otros tipos. 

Tengo que confesaros, mis queridos lectores, que soy una  mujer cambiante, pero como un árbol. Adoro las sorpresas, los retos, aquello que mata el aburriimiento de lo seguro, de lo que sabemos que, día tras día nos ocurrirá. Pero, también, necesito saber que mis raíces están firmemente arraigadas, que mi tronco es resistente. Así afronto no solo con valentía, sino con ilusión, los numerosos  cambios que en mi vida se han ido sucediendo.

Porque mis raíces son mi familia, aquella en la que me crié con mis padres, rodeada de hermanos, abuelos, primos... Festividades celebradas de casas en casa en la que se cantaba, se reía, se comía, eso siempre. Momentos duros en los que hacíamos piña y sabíamos que no estábamos solos. Raíces en las que aprendí valores y recibí cariño.

Mi tronco creció firme, flexible a los avatares, nutrido por el conocimiento, el amor y la solidaridad, que ha podido expandirse a través de mis hijos y mis nietos. Sobre él, mis ramas, que se abren, con hojas que van del verde al amarillo, pero que siempre tienen la esperanza de la siguiente primavera en donde volverán a brotar.

Sí, como un árbol me siento, quizá por ello me reconforte verlos desde  mi ventana, certezas mutables que me saludan como a una igual. Ambos sabemos que los cambios solo son hitos en el devenir de la vida, aquello que nos permite ser distintos para seguir siendo  los mismos.


Sed felices.

domingo, 26 de septiembre de 2021

De obviedades, otoño y Puigdemont

 La vida está llena de obviedades, a pesar de que en estos tiempos que corren intentamos darles carta de sorprendentes. 

Ya estamos en otoño, obviamente, porque es la estación que sigue al verano. Las hojas empezarán a caer de los árboles, obviamente. Y obviamente, de nuevo, en el panorama político aparece la figura de Puigdemont para intentar dinamitar la mesa de diálogo con Cataluña.

Porque, mis querido lectores, la maniobra de ex president, a la par que burda, se ve venir de lejos. Casualmente aparece cuando las partes intentan, como así necesita España, incluida Cataluña, una solución a un conflicto que lleva enquistado tiempo y tiempo, fundamentalmente por la incapacidad del gobierno de Mariano Rajoy de abordar una solución. Y ahora, cuando por fin parece que se empieza la vía del diálogo y no la de la confrontación pura y dura, aquel que huyó cobardemente por patas para no asumir responsabilidades, sigue siendo un palo en las ruedas para sus propios paisanos.

Puigdemont es el ejemplo del mal político, del peor politico, de aquel que antepone sus propios intereses a los de la mayoría, estén o no de acuerdo con él, forzando que no dialogando, intentando ven cer por las bravas, que no convencer. Pero me creo, que esta vez, ha pinchado en hueso.

Todos y todas estamos cansados de conflictos. Bastante ya hemos luchado contra este maldito virus y queremos empezar a construir y no a destruir. Como ha dicho Gabriel Rufían no hay alternativa a la mesa de diálogo.

Cataluña necesita a España, España necesita a Cataluña. Esto también es una obviedad, como la de que en otoño se caen las hojas y  Carles Puigdemont cada vez más me recuerda al Coyote, en un intento de atrapar al Correcaminos, para acabar cayendo en su propia trampa.

Hoy es domingo y mañana será lunes, obviamente. Y quienes creemos que merece la pena sentarse a solucionar los problemas seguiremos apostando por ello, porque pensamos, obviamente, que España, que Cataluña se lo merecen.

¡Feliz otoño!


sábado, 18 de septiembre de 2021

"TEMPUS FUGIT" NO, "CARPE DIEM"

 Hace un mes que no entro en este sitio, mi lugar de refugio para tantas penas y alegrías, pero los diferentes acontecimientos me han llevado y traído como esas hojas que ya veo revolotear al anunciar el próximo otoño.

 

Junto con mis compañeros de Unicornio participé en el Festival de Teatro Aficionado de Girona (FITAG) con nuestra obra UNICORNIOS. Cuatro días agotadores pero llenos de la ilusión que siempre nos invade cuando pisamos el escenario.En Talavera de la Reina recogí el Premio del Público por nuestro montaje AMORES, DESAMORES Y OTRAS ZARANDAJAS, que nos concedieron por nuestra participación en su Festival internacional.


 

Un respiro para volver al mar con mis queridas amigas Encar y Gloria me cargaron de nuevo las pilas. Las Fiestas de mi municipio me abdujeron, como responsable de la caseta de Fiestas de Psoe de Rivas, durante otros cuatro días, con sus noches. Mientras la gestión en el Desarrollo económico y en el empleo como concejala han ido marcando mi día a día.

 


 

Todo ello intentando sobrellevar esta pandemia que, aunqueya percibimos su final, sigue pesando mucho.

Así ha transcurrido ese tiempo que se escurre entre las manos, a pesar de querer retener los momentos felices. 

Decían los clásicos "tempus fugit", aunque, para compensar, también exclamaban "carpe diem"... Pues eso, ante lo irremediable trufarlo de la ilusión de que mientras pasan los días, los meses y los años cada vez más deprisa, podemos detenernos para hacer aquello que nos llena de alegría. Porque las penas vienen solas...


Sed felices.

martes, 17 de agosto de 2021

Intransigencia

 

Me duele un poco esta confesión, pero cada día que pasa la intransigencia hacia ciertas cuestiones y actitudes van situándose en mí en primer plano. Cada vez aguanto menos a quienes pudiendo renuncian a sacar partido de sus fortalezas, o a quienes alientan, hipócritamente, los valores inexistentes en otros, simplemente por intereses espúreos. Qué decir de los que "discursean" incoherentemente entre lo que dicen y lo que hacen.

Se me hace muy cuesta arriba la mediocridad alentada por más mediocridad en una sociedad a la que día a día se le hurta la capacidad de pensar, de decidir por sí misma, mientras se le muestra como imprescindible lo que no es otra cosa que alpiste intelectual. Baste un barrido por las cadenas de TV, salvo raras circunstancias, para entender el ejemplo.

Pensábamos que esta crisis sanitaria nos haría mejores personas, y, en mi opinión, no ha sido así, salvo, y vuelvo otra vez a la salvedad, excepciones individuales. Hace tiempo que digo que me encantan las personas, pero que la "gente", como grupo, me resulta cada vez más incomprensible. 

Tal vez la cuestión, en mi caso, se reduce a ser intransigente con la propia intransigencia o la propia intolerancia. Quiero pensar que es es así, que sigo defendiéndome como gato panza arriba del discurso fácil del cortoplacismo y de la autocomplacencia.

Creo, que como todos vosotros, mis queridos lectores, hombres y mujeres de bien, lo sucedido en Afganistán estos días ha vuelto a ponernos delante de los ojos el horror y, al mismo tiempo, la decadencia de una sociedad occidental incapaz de ayudar de una manera real y práctica más allá de acciones puntuales. El fracaso de la vuelta de los talibanes nos lo demuestra. Veinte años convertidos en cenizas y lágrimas, abriendo de nuevo un tiempo de sufrimiento, sobre todo para las mujeres.

A veces, últimamente, me siento cansada, muy cansada, con la sensación de tirar de carros que apenas se mueven, encenagados en un barro de insolidaridad e inmadurez, donde importa más tomarse una cerveza que los fallecidos en las residencias de mayores; donde se vota a incompetentes simplemente porque dicen lo que queremos escuchar.

Tal vez sea el "síndrome post vacacional" o, y es lo más seguro, la constatación de que los seres humanos somos la única especie capaz de poner, un día y otro, las piedras en el camino para tropezar, y, luego, echar la culpa a las piedras.

Y eso, realmente, cada vez lo aguanto menos.

lunes, 9 de agosto de 2021

Poema dedicado junto al mar

 

Todo el que me conoce sabe de mi pasión por el mar. Él y yo nos encontramos por primera ve z cuando apenas había cumplido los cinco años. En la orilla de la playa de la Barceloneta, contaba mi madre, me qudé extasiada contemplando esa inmensidad viva, ronroneante, cuya espuma acariciaba mis pies. Fué un amor a primera vista.

Después siempre he vuelto a él, y ha sido mi inspiración para muchos poemas que ahora pueblan mis tres libros de poesía. El que ahora os dejo es del primero, Momentos de arena y hielo (2015) , en el que el mar es testigo del amor.

 

 


 

 

 

Poema dedicado 

Quiero hacerte un poema. 

Un poema que hable de ti, de mí. 

Y de ese mar que nos observa,

que nos mide a veces pacífico,

a veces bronco,

que lame nuestros paseos

cuando vamos cogidos de la mano

 por su orilla, y viste de plata y poesía

nuestros besos en el atardecer.

Quiero hacer un poema

 y leerlo contigo junto al mar. 

 

 

 

 

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