Hoy hemos entrado en Madrid en la "nueva normalidad".
Mi región ha sido una de las más golpeadas por la pandemia. Asumimos casi la mitad de fallecimientos y, todavía damos el mayor número de contagios. Escucho, leo el miedo, la aprensión, a retomar lo que podría ser aquel día a día que nos cambió de una manera abrupta el 14 de marzo pasado. Los medios de comunicación nos dicen que nada ya será igual, y a mí, que queréis que os diga, mis queridos lectores, me suena más como amenaza que como esperanza. No debe ser así.
Soy nieta de aquellos que sufrieron la Guerra Civil, soy hija de niños que pasaron la posguerra, con todas las carencias que ello supuso. Unos y otros lo superaron y continuaron caminando, dejando un legado de superación y dignidad. Me imagino ese 1 de abril de 1939 cuando tantos, tantos, tuvieron que salir de un país asolado, o tuvieron que agachar la cabeza y tirar para delante, porque eran los vencidos. Eso sí que debió ser "una nueva normalidad"...
Ahora nos piden que respetemos las normas que nos llegan desde las autoridades, para que no demos pasos atrás. Solo eso... ¿A que no es difícil?
Tres meses y medio trabajando codo a codo, aunque fuera desde nuestra casa, para llegar a este día: ¿no lo vamos a estropear ahora, verdad? Hagamos caso omiso a esos iluminados, por no llamarlos orates que nos hablan de conspiraciones, de chips y de conjuras de Bill Gates y de Soros. Imbéciles ha habido siempre. La vacuna llegará, como han llegado tantas: la viruela, la polio, la famosa trivalente, la gripe estacional... Pero mientras tanto, la responsabilidad es nuestra.
Yo no puedo tomar decisiones por nadie, ni convencer a nadie de lo que ha de hacer. Lo que si está en mi mano es intentar, desde los medios que están a mi alcance, advertir que lo que hemos pasado, y aún no ha acabado, no es un juego, ni un invento del gobierno para controlarnos, sino de algo que es capaz, lo hemos visto, de matar.
Hace un día espléndido en Madrid en este verano recién estrenado. Ójala sea el presagio de un tiempo luminoso que nos espera de aquí en adelante. Lo deseo con todas mis fuerzas.
Sed felices.
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