lunes, 1 de abril de 2019

Escribir en España es llorar



Ésta es la frase tan conocida (para algunos la única) de Mariano José de Larra, periodista y escritor romántico que se pegó un tiro por amor (detalle que también hace que sea conocido como su frase). Quizá para algunos sea una exageración o simplemente el fruto de unas circunstancias espacio temporales propias de la España del siglo XIX, en la que la mayoría de la ciudadanía era analfabeta. Años después (bastantes) el poeta  Luis Cernuda apostilló, ampliando el continente y el contenido: «En España escribir no es llorar, es morir»

Vaya por delante que el talante de estos escritores no se podía tildar de muy positivo, pero no cabe duda de que ambos tuvieran su parte de razón. Porque, y esto siempre me produce un gran asombro, somos un país que presume de sus escritores ya muertos y ensalzados al Parnaso de las Letras, mientras que los que producen su obra en la actualidad, talentos a veces que acaban perdiéndose, sudan tinta china (o de tonner por aquello de la impresora) para ver sus obras no solo publicadas ( la autoedición es una opción tan buena como otras), sino tenidas en cuenta por críticos y públicos.

Empieza abril, mes por antonomasia del libro, y en el que se inician muchas Ferias del Libro, en las que veremos expuestos cientos y cientos de ejemplares. Muchos personajes mediáticos aprovecharán el tirón (bueno, ellos no, sus editoriales) para personarse y dedicar sus obras. Otros escritores, más humildes, estaremos esperando el interés de los lectores y en muchas ocasiones (lo que es una experiencia maravillosa) charlando sobre nuestra literatura.

La realidad es tozuda y no se pueden poner puertas al monte. Que personajes mediáticos para quien "manos fantasmas" escriban libros que luego son best seller aparte de ser una triste anécdota, no deja de ser, también, un reflejo de las circunstancias en el que el oficio de escritor se valora. Por que una cosa es escribir y otra ser escritor.

Hay mucho esfuerzo, conocimientos, aprendizaje, sensibilidad e imaginación tras un buen libro. Las historias no nacen en las cunetas, ni en los sembrados, sino dentro de la cabeza de hombres y mujeres que han hecho de sus palabras instrumentos para que quienes las aman puedan ser un poco más felices.

Por eso, mis queridos lectores, no debemos consentir que esas frases lapidarias de Larra y Cernuda se enquisten en el almario común. Escribir debe hacer «llorar», sí, pero de emoción, o sentirse «morir», pero de placer. Ese ha sido y será el objetivo de la buena literatura.
 Feliz mes del Libro.


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