jueves, 18 de abril de 2019

Políticas y no donativos

Que el suceso del incendio de Notre Dame de París ha conmocionado  al mundo es indiscutible, y por algo será. La capital francesa, no cabe duda, tiene como símbolo la torre Eiffel, pero está fue construida hace apenas un siglo, este año cumplirá su 130 aniversario. Hasta entonces el elemento constructivo que se elevaba hacia el cielo era la aguja de la catedral, que los franceses llaman "le fleche", la flecha, y que como campanario logró albergar hasta cinco campanas.

Los monumentos, la Historia, no  forman parte solo de un país, sino de la memoria de la Humanidad. Y es absurdo pensar que por reparar el daño ocasionado con el fuego se olvida uno de las penurias de otras gentes y otros países. Los seres humanos necesitamos símbolos, hitos en nuestras vidas que nos hacen remorar momentos felices e importantes, y también recordárselo a los demás. Y el Arte cumple esa función.

Notre Dame de París no es solo el símbolo del esplendor de la Iglesia, aún siéndolo, pero no más que el Partenon lo es de la preeminecia de Atenas, o las pirámides del monopolio y el poder del Faraón. Estos edificios son también la muestra del esfuerzo por superarse del ser humano, por saber, por conocer. Los maestros masones que trabajaron en la construcción de estos emblemáticos edificios contribuyeron a que la arquitectura avanzara y se expandiera por los confines del mundo conocido.

Las necesidades de los paises pobres, o  la pobreza, se soluciona con políticas que lo palíen, no con donativos. Son muchos los que contribuímos a través de ONGs para poder aliviar de alguna manera las necesidades, pero eso no basta. Hay que cambiar la redistribución de la riqueza, y eso es tarea de quienes gobiernan y legislan.

No caigamos en la trampa de pensar que porque Vuiton de un montón de dinero para la reconstrucción de Notre Dame ese dinero se lo está quitando  al cuerno de Africa, porque también lo hará, simple y llanamente, porque desgrava. Lo que hay que aplicar son impuestos progresivos, el que más gana, más paga, para que luego, a través de la cooperación y el desarrollo se invierta en los países más necesitados. Vamos, lo que viene siendo enseñar a pescar y no dar peces.

No comparemos la tristeza del incendio de Notre Dame con la deuda colectiva que tenemos con el mundo menos desarrollado. Si lo hacemos perderemos  la perspectiva  para poder encontrar soluciones viables para la pobreza, la desigualdad y la injusticia.

Sed felices.

(Foto. La Razón)

No hay comentarios:

Publicar un comentario