(Continuación del relato. Entrada anterior el 17 de agosto 2018).
Habiendo
resuelto la logística, abordó el paso siguiente: llamar al escritor e invitarle
a cenar a su casa. No fue tarea fácil convencerlo. Había pasado mucho tiempo
desde su encontronazo en televisión, durante el cual solo se habían cruzado
cuatro palabras para insultarse.
Una vez tomada
la decisión se sintió mucho más tranquilo. Como si un gran peso que hasta ese
momento le aplastaba el pecho se hubiera desvanecido y el sol, que asomaba tímidamente
entre unas gruesas y oscuras nubes, brillara en todo su esplendor.
El paso
siguiente fue proyectar el cómo, de tal manera que no quedara ni la mínima
sospecha de que se hubiera cometido un crimen ni, por supuesto, ser él el
criminal. ¿Contratar un sicario?
¿Provocar un accidente?
Pasó toda la
mañana en internet buscando maneras de asesinar. Sí, porque la Red era un pozo
sin fondo a la hora de inspirar sobre cualquier cosa, incluso sobre la mejor
forma de deshacerse de alguien sin despertar sospecha. Cuando ya desesperaba
por no hallar algo factible encontró la solución.

El anzuelo fue
un supuesto retrato que el pintor de desnudos quería llevar a cabo como
homenaje al escritor y como regalo de bodas también. Después de la cena tomaría
unos apuntes para llevarlo a cabo.
A pesar del
desprecio que el escritor sentía por el pintor de desnudos, tener un retrato
salido de su pincel era una gran tentación. Máxime cuando un cuadro con
semejante firma se cotizaba a miles de euros en el mercado. Aceptó.
La tarde se
pasó volando mientras el pintor de desnudos preparaba el plato favorito para el
escritor—al fin y al cabo eso se hacía con los condenados a muerte—, y perfilaba
todo lo necesario para el asesinato.
A las nueve en
punto el timbre de la puerta anunció la llegada del invitado. Los primeros
saludos fueron muy tensos por ambas partes, aunque varias copas de jérez
hicieron el milagro de soltar la lengua y la confianza.
—La verdad es
que todavía no entiendo muy bien a qué se debe esta invitación. Pero la curiosidad,
he de reconocerlo, es uno de mis pocos defectos— apuntó el escritor, cómodamente
sentado frente a la chimenea, mientras que el pintor de desnudos daba los últimos
toques a la mesa.
—Bueno, creo
que hemos dejado pasar mucho tiempo y que nuestra enemistad tenía que llegar a
su fin. Al fin y al cabo, tú eres el mejor escritor del país en la actualidad,
y yo, dicho con toda la humildad, soy un artista reconocido mundialmente. Creo
que debemos enterrar el hacha de guerra. Como testimonio de nuestra paz, me
gustaría pintarte.
El escritor se
levantó del sillón y sonrío irónicamente.
—Soy el mejor
escritor y el que más vende, además. Bueno, veamos qué tal va la cena, y
hablamos después.
El pintor de
desnudos desplegó todas sus habilidades y rodeó a su invitado de todo aquello
que sabía era de su agrado: fiambres, ensaladas, carnes, vinos… Al finalizar la
cena, la cara de satisfacción del escritor indicaba que todo iba según lo
planeado.
—Me gustaría
pasar a mi estudio y llevar a cabo esos apuntes de los que te hablé, para
realizar tu retrato.
El escritor
pareció dudar unos instantes, pero luego se puso en pie, algo vacilante por el
alcohol ingerido, y soltando una carcajada, asintió con la cabeza.
Al vino
servido en la cena le siguieron varios vasos de wisky escocés de la marca
favorita del escritor, que no dejaba de hablar mientras el pintor de desnudos
abocetaba en carboncillo su rostro sobre un papel en blanco. Como fondo musical
los Nocturnos de Chopin ayudaban a relajar la atmósfera.
Poco a poco,
según avanzaba el dibujo, la voz del escritor fue bajando de tono hasta quedar
en silencio. El pintor de desnudos se acercó y puso la mano al pecho para
comprobar los latidos del corazón, si es que lo tuviera y no hubiera sido sustituido
por una piedra carente de sentimientos.
(CONTINUARÁ)
El ego y la soberbia van a matar al escritor.De momento el pintor ha demostrado ser mas inteligente, atacando por los puntos flacos de los egocentricos y superficiales.
ResponderEliminarLa vanidad siempre es un arma de doble filo. Gracias por tu comentario.
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