Hemos de encontrar una solución de una vez por todas.
Por todas las cosas importantes que ha habido en nuestra vida en común.
Una vida en común que iniciamos con toda la ilusión.
Una ilusión nacida de la inocencia de la inexperiencia.
Inexperiencia que juntos hemos ido moldeando y adaptando a nuestra familia, que fue creciendo.
Creciendo no solo en número sino en responsabilidades.
Responsabilidades que ahora hemos ido descargando.
Descargando no en el suelo, ni en un recodo, sino en la espalda de uno y el otro.
Uno y otro que ahora somos incapaces de compartir sin reproches.
Reproches que se pierden entre voces y lágrimas.
Lágrimas ya no de tristeza sino de rabia.
Rabia incapaz de ser contenida porque nace de tantas palabras dichas y calladas.
Dichas y calladas porque ninguno de los entiende dónde está esa solución,
que, de una vez por todas, hemos de encontrar.
Por todas las cosas importantes que ha habido en nuestra vida en común.
Una vida en común que iniciamos con toda la ilusión.
Una ilusión nacida de la inocencia de la inexperiencia.
Inexperiencia que juntos hemos ido moldeando y adaptando a nuestra familia, que fue creciendo.
Creciendo no solo en número sino en responsabilidades.
Responsabilidades que ahora hemos ido descargando.
Descargando no en el suelo, ni en un recodo, sino en la espalda de uno y el otro.
Uno y otro que ahora somos incapaces de compartir sin reproches.
Reproches que se pierden entre voces y lágrimas.
Lágrimas ya no de tristeza sino de rabia.
Rabia incapaz de ser contenida porque nace de tantas palabras dichas y calladas.
Dichas y calladas porque ninguno de los entiende dónde está esa solución,
que, de una vez por todas, hemos de encontrar.
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