miércoles, 16 de mayo de 2018

Ku Kux Katalán

Como si de una maldita Ley de Murphy se tratara, lo que parecía no poder ir peor, va y empeora.
Imbuida como he estado en el románico palentino y en el encuentro con buenos amigos, así como las Fiestas patronales de mi ciudad,  he tenido poco tiempo de reflexionar, ni desde el sofá verde ni desde otro lugar, sobre la nueva y a la vez reterativa solución del Procés catalán.

"Por sus frutos los conocereis", dice Mateo (7:15-20).· Efectivamente, este árbol que cada vez crece más torcido no está dando más que malos frutos, podridos desde su nacimiento por la insensatez, la falsedad y unos objetivos torticeros.

El remate es la elección del nuevo presidente de la Generalitat Quim Torra. Un personaje que parece sacado de esa  parte de la historia oscura y tétrica, supremacista y racista, más cercana al Ku Kux Klan que de cualquier otra ideología.

Cuando yo estudiaba en la facultad los fascismos y totalitarismos europeos de tan infausto recuerdo me asombraba de que hubieran sido apoyados por personas en teoría de bien. Pero visto lo visto en Cataluña se me han despejado muchas cuestiones. ¿Os imagináis, mis queridos lectores, si Hitler, Mussolini, o Benjamín Franklin Butler, redactor del acta del Ku Kux  Klan, hubieran contado con medios como la televisión, la educación pública e internet para expandir su ideología?

Estamos ante el peor caso de adoctrinamiento ideológico de los últimos tiempos en España que ha generado una masa  crítica que apoya un proyecto fascista, sí fascista, dictador y excluyente  . Torra es el último clavo del ataúd de la libertad  de quienes no piensan como estos fanáticos del lazo amarillo, lazo que, junto con las esteladas de todos los tamaños, siembran la región catalana como si las famosas cruces del Klan se tratara.

La megalomanía de Puigdemont, absolutamente fuera de de todo límite, abducido, no me cabe duda, por la patología de la omnipotencia de las ideas (la misma que afectó a Napoleón o Hitler) ha encontrado en este hombre de paja el reflejo de la mayor de las intolerancias. pero que son la base de su delirio y de todos los que le siguen.

Y todo habiendo perdido las elecciones.

No sé que solución podrá tener esto, que ya nos tiene más que agotados, sobre todo porque los que somos demócratas de verdad no podemos exigir otras medidas que las surgidas del estado de derecho.

Sed felices.

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