Nada más angustioso que las pesadillas. A veces una imagen, una palabra o un recuerdo las desencadena, escarbando en nuestras fobias más ocultas.
Os dejo un microrrelato, en este mes fúnebre y misterioso de noviembre, sobre estas jugarretas del inconsciente que se difuminan al despertar... ¿O no?
PESADILLA
Ya sé que no te gusta el circo y mucho menos los clowns. Que te dan grima, como sueles
comentar. Te preguntas, también, quién
es la que, aparentemente, sostiene el hilo como si yo fuera una marioneta.
No te engañes: soy el dueño de la situación.
¿Todavía no te has dado cuenta? Esa
figura de porcelana- otra de tus fobias- que aparece a mi lado eres tú, sola y
petrificada por el miedo.
Por el rictus de pánico de tu
cara, percibo que empiezas a entender. Es lo que tienen las pesadillas, que son
absurdas y repelentes. Oscuros sueños que nos sumergen en una angustia
incomprensible. Al fin y al cabo, no soy más que un inocente muñeco.
¿Aún sigues mirando?
Tal vez sea mejor que intentes despertar
antes de que sea tarde y ya no puedas…
Sed felices.
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