Vuelvo a la rutina del día a día tras un fin de semana que ha sido una fiesta del Amor, con mayúsculas. Celebramos la boda de una sobrina y, como es de suponer la palabra Felicidad flotaba en el aire sin solución de continuidad.
No me gustan en exceso las bodas. Bueno, en general ninguna celebración eclesiástica, aunque cuando es de tu sangre, la cosa cambia. La ceremonia, contra lo previsto, no se hizo demasiado tediosa. Tal vez el acento malagueño del cura, que le daba una impronta un tanto a los Morancos, le quitó carga litúrgica al sermón y resultó hasta divertida.
Lo que no cambió fue el fondo. Palabras como abengación, entrega, y sobre todo que uno tiene que procurar la felicidad del otro se siguen manteniendo. Y , en eso, no estoy de acuerdo en absluto.
Uno debe buscar la manera de ser feliz, y desde su felicidad, igual que una bombilla irradia el calor, ser capaz de propagar la dicha hacia quienes le rodean. Pretender que lo que le hace feliz al ser que amamos también nos hará a nosotros es más de lo mismo: uno quiere y otro se deja querer... O viceversa. Porque, seamos sinceros, no hay nada máss agoísta que el amor. Verbos como tener, poseer, querer, amar se conjugan como sinónimos.
Ser feliz- estado siempre en progreso- es una decisión propia que no debe de depender de nadie ni de nada, y que tiene mucho que ver con perder el miedo a no tener.
Eso sí. Cuando se consigue llegar a ser dichoso, no seamos egoistas. Gritémoslo a los cuatro vientos e intentemos que se contagie como un ébola de optimismo y risas.
Pues eso...
Sed felices.
No me gustan en exceso las bodas. Bueno, en general ninguna celebración eclesiástica, aunque cuando es de tu sangre, la cosa cambia. La ceremonia, contra lo previsto, no se hizo demasiado tediosa. Tal vez el acento malagueño del cura, que le daba una impronta un tanto a los Morancos, le quitó carga litúrgica al sermón y resultó hasta divertida.
Lo que no cambió fue el fondo. Palabras como abengación, entrega, y sobre todo que uno tiene que procurar la felicidad del otro se siguen manteniendo. Y , en eso, no estoy de acuerdo en absluto.
Uno debe buscar la manera de ser feliz, y desde su felicidad, igual que una bombilla irradia el calor, ser capaz de propagar la dicha hacia quienes le rodean. Pretender que lo que le hace feliz al ser que amamos también nos hará a nosotros es más de lo mismo: uno quiere y otro se deja querer... O viceversa. Porque, seamos sinceros, no hay nada máss agoísta que el amor. Verbos como tener, poseer, querer, amar se conjugan como sinónimos.
Ser feliz- estado siempre en progreso- es una decisión propia que no debe de depender de nadie ni de nada, y que tiene mucho que ver con perder el miedo a no tener.
Eso sí. Cuando se consigue llegar a ser dichoso, no seamos egoistas. Gritémoslo a los cuatro vientos e intentemos que se contagie como un ébola de optimismo y risas.
Pues eso...
Sed felices.
Muchos verbos aparecen en la entrada:
ResponderEliminartener, poseer, querer, amar, irradiar, propagar, conjugar...
Me quedo con uno de los últimos que aparece en el último párrafo (gritar).
Dejo un grito de felicidad:
¡VIVAN LOS NOVIOS!
Opino lo mismo, no podemos buscar ser felices a costa de nuestra alegría, porqué así solo conseguimos guatdar amarguras y rencores, y eso no creo que pueda llamarse amor.
ResponderEliminarUn saludo y feliz inicio de semana.
Gracias, amigos, por vuestros comentarios. Abrazos.
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